?Viven!
Si hay vida en otros planetas y Darwin no err¨®, Oropesa tambi¨¦n all¨ª es posible
Mi natural pesimismo hace que sienta una profunda compasi¨®n hacia esos proyectos de ameba que, en las profundidades acuosas de Marte y Europa -luna de J¨²piter predestinada, con tal nombre, a sufrir, como m¨ªnimo, una guerra de los Cien A?os-, tratan de cumplir con el mandato darwiniano y evolucionar, evolucionar y evolucionar, hasta convertirse, en el mejor de los casos, en Chiquito de la Calzada, y en el peor, en el Tr¨ªo Lacoste Forever, es decir, el presidente Aznar flanqueado por ?lvarez Cascos y Mayor Oreja, tal como las ¨²ltimas cr¨®nicas han mostrado, en abundante surtido fotogr¨¢fico. Dir¨¢n que creo poco en la especie humana y acertar¨¢n: de hecho, mi ¨²nica fe al respecto se refiere a nuestra capacidad para extinguirnos sin dejar simiente, que s¨®lo unos pocos l¨²cidos practicamos. En fin.Las pavorosas im¨¢genes llegadas del Oropesado me hacen temer que, a nuestro presidente y sus cuates, les haya atacado una insolaci¨®n mediterr¨¢nea en su modalidad dalt¨®nica, tal es el brutal combinado de pisto con Mondrian que se observa en sus veraniegos atav¨ªos. No quisiera, sin embargo, mostrarme severa en exceso: es natural que ellos, tan sobrios en invierno, no acaben de pillarle el aire a la estival estaci¨®n, y anden como desparejos, poniendo al pa¨ªs al borde de la conjuntivitis, que creo que la van a quitar tambi¨¦n de la Seguridad Social, y m¨¢s si se convierte en plaga o azote.
En el ¨ªnterin -mientras las amebas de allende este planeta se desarrollan lo suficiente para convertirse en Un Hombre de Provecho-, y mientras yo me echo en los ojos suavizante Mimos¨ªn, insisto en que el mejor ant¨ªdoto para la mente es buscar un tr¨ªo relajante y compensador, y eso hice y¨¦ndome a la casa que, en Andratx, posee desde hace a?os el escritor Jos¨¦ Luis de Vilallonga, que sigue siendo un se?or muy bien combinado. Con ¨¦l se encontraban, de hu¨¦spedes, Carmen Rico-Godoy, todav¨ªa gozando de su ¨²ltimo ¨¦xito literario, La costilla asada de Ad¨¢n, y su costilla s¨®lo medio enrojecida, el productor Andr¨¦s Vicente G¨®mez, seguramente el ¨²nico hombre de cine que no pierde el tiempo mes¨¢ndose los pelitos por los nuevos planes de la condesa de Murillo y de Cultura para eliminar las subvenciones cinematogr¨¢ficas. Vicente G¨®mez ha sacado pel¨ªculas adelante en las peores circunstancias, buenas y taquilleras pel¨ªculas, cual si de aventajado disc¨ªpulo del se?or Metro, el se?or Goldwynn y el se?or Mayer se tratara. Mientras comemos -un pollo alimentado con grano de los que todav¨ªa se dan en Mallorca, Rico-Godoy se niega a hablar de los dos proyectos literarios que tiene entre manos, Vilallonga no tiene el menor inter¨¦s en hablar del libro que est¨¢ escribiendo, y al cineasta le produce una invencible pereza referirse a su ¨²ltima pel¨ªcula, M¨¢s all¨¢ del jard¨ªn, y a las seis o siete m¨¢s que tiene pendientes de estreno, de rodaje o de montaje. Una delicia.
Hablamos, m¨¢s que de ellos, del terrible destino de las pobres amebas que han sido halladas por el insistente colonizador blanco, y de Melanie Griffith y Antonio Banderas, tal felices a¨²n, y ella tan contenta por haber descubierto la calidez familiar que usamos por el Sur. La primera vendr¨¢ a Madrid a tiempo para tener a la hija de ambos, Stella Carmen, y el segundo podr¨¢ dedicarle atenci¨®n, por que el rodaje de El Zorro, la superproducci¨®n de Spielberg, se ha retrasado por problemas de casting. A ver si Melanie da a luz pronto y vuelve a trabajar, porque es una de mis actrices favoritas, una de esas mujeres reales que te acercan el personaje. Entre tanto, trato de convencer a Andr¨¦s Vicente G¨®mez para que contrate para cualquiera de sus pel¨ªculas a mis actores preferidos, como Bill Pullman, Ed Harris, Kevin Spacey, Michael Ferrer o Tommy Lee Jones, con la condici¨®n de que pasen un par de noches en mi casa, como parte del test para obtener el papel. No le convenzo, y deduzco que tendr¨¦ que seguir comunic¨¢ndome con ellos mediante navegaci¨®n por Internet, luchando a brazo partido con todas las locazas que les mandan poemas por el E-Mail.
Nosotras, tan modernas y tan sufridoras, y el Tr¨ªo Lacoste ri¨¦ndose como las hienas de El rey Le¨®n. Qui¨¦n pudiera retroceder a la charca primigenia. Y fumigalla.
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