Heredero de un multicampe¨®n
El piloto de Olot Marc Colomer sucede a Jordi Tarr¨¦s como rey del trial
La se?ora Mari Carme recibir¨¢ hoy a su hijo de una manera bastante diferente. Ser¨¢ un a?o mayor, pero sobre todo regresar¨¢ a casa con un t¨ªtulo de campe¨®n del mundo bajo el brazo. Campe¨®n del mundo de trial. Heredero del heptacampe¨®n Jordi Tarr¨¦s, ni m¨¢s ni menos. Marc Colomer, el nuevo rey, no pudo participar ayer en la fiesta que sus padres tuvieron en la Cafeter¨ªa del Mig, el bar que regentan en pleno centro de Olot (Girona). Ni siquiera celebr¨® el s¨¢bado con la familia su 220 aniversario. Pero todo lo dio por bien empleado. "Ser campe¨®n del mundo es algo muy grande", reconoci¨®.El sucesor de Jordi Tarr¨¦s ha logrado por fin responder a su etiqueta. Desde que irrumpi¨® en la ¨¦lite del Mundial de trial, desde que se mezcl¨® funambulistas del planeta, Colomer hab¨ªa so?ado con vivir como n¨²mero 1. Tras el t¨ªtulo que certific¨® ayer en B¨¦lgica, el joven piloto catal¨¢n tiene un a?o entero para gozar de su primado. Casi ni le preocupa repetir. "Quiz¨¢ ahora me trazar¨¦ nuevas metas", dice al final de una temporada que ha dominado con claridad, pues nunca se ha bajado del podio (cinco victorias, dos segundos lugares y tres terceros en diez pruebas).
Colomer es un apasionado de cualquier cosa con ruedas. Ahora ha triunfado en el trial tras haber sido antes el mejor del mundo en una especialidad menos conocida, el bici-trial. Es decir, lo mismo, pero sin motor. En realidad, Marc bien pudiera haber tenido ¨¦xito en los rallies o en los circuitos, con una moto o con un coche. No desaproveha la oportunidad de probarlo todo, ya sea el b¨®lido de Sainz o la moto de Carlos Checa.
quiz¨¢ a¨²n est¨¦ a tiempo de abrir nuevos horizontes, lo suyo es la precocidad. A los seis a?os ya compet¨ªa en bici-trial (conquist¨® seis t¨ªtulos nacionales, uno europeo y tres mundiales), y despu¨¦s, a los 14, en 1988, se pas¨® al trial. Enseguida se vio que ten¨ªa madera, aunque tambi¨¦n descubri¨® pronto que ten¨ªa otra cosa: una pared delante llamada Jordi Tarr¨¦s, un monstruo inimitable, capaz de ganar siete veces el Campeonato del Mundo.Bajo la sombra de Tarr¨¦s, Colomer fue creciendo hasta convertirse en amenaza. En 1993 lleg¨® a subcampe¨®n mundial y en 1994 gan¨® el Trofeo FIM Indoor. Y en 1995, tras regresar a su marca de siempre -Montesa-, por fin se sacudi¨® el dominio de Tarr¨¦s y le bati¨® en el Campeonato de Espa?a, una premonici¨®n de lo que iba a ocurrir este a?o, aunque cedi¨® en el Mundial despu¨¦s de una lucha intensa.En 1996, desde el principio se convirti¨® en el candidato n¨²mero uno a la m¨¢xima corona. Colomer, un buen tipo, prudente, discreto y no muy expresivo, siempre concentrado, al estilo de muchos grandes campeones, venci¨® en la carrera inaugural, en Espa?a. Despu¨¦s, no le inquiet¨® que el brit¨¢nico Doug Lampkin, aprovechando las dos pruebas en terreno propio, en Gran Breta?a e Irlanda, se colocara provisionalmente al frente del campeonato.
Colomer, a quien le van los triales m¨¢s dif¨ªciles, las zonas m¨¢s exigentes, ni se inmut¨® y, adem¨¢s, sobrevivi¨® perfectamente a la presi¨®n de ser el favorito. Tres triunfos consecutivos, en Canad¨¢, Francia e Italia, le pusieron en el camino definitivo.
Ayer, en B¨¦lgica, confirm¨® lo que todo el mundo esperaba. Certific¨® un t¨ªtulo que estaba cantado. S¨®lo necesitaba cinco puntos, o lo que es lo mismo, terminar und¨¦cimo, y lo cumpli¨® de sobra. Ni Lampkin, ni Tarr¨¦s pod¨ªan impedir su coronaci¨®n. El siete veces campe¨®n del mundo no fue capaz, esta vez, de entrar en la lucha por el t¨ªtulo. Perdi¨® sus posibilidades durante la temporada, molestado por una dolencia en la espalda. Pero el duelo del a?o pr¨®ximo entre los dos pilotos espa?oles promete ser emocionante.
S¨®lo falta ver si Colomer, quien de la mano de Montesa perpet¨²a la hegemon¨ªa espa?ola en el Mundial de trial, tanto a escala individual como entre los fabricantes, mantiene la ambici¨®n, las ganas de entrenarse como un poseso por las monta?as de media Catalu?a, de pasarse horas y horas en el gimnasio del Metropolitan. Aunque, de momento, le toca disfrutar y hoy ser¨¢ recibido como un h¨¦roe en Olot.
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