Pepe Luis Mart¨ªn, fuera de peligro
Un palmo de profundo y cinco dedos de largo. El muslo derecho atravesado, en definitiva, esa es la cornada muy grave que ayer recibi¨® Pepe Luis Mart¨ªn de un toro de Palha ante sus mediopaisanos vascos. Pero ya est¨¢ fuera de peligro. "Ya sabes c¨®mo son los toreros; de otra pasta", dice el doctor Abrisqueta. Pese a todo, ¨¦l y el doctor Rabanal del Hospital de Basurto han decidido que, por favor, ya no m¨¢s llamadas ni visitas. Sus compa?eros de terna han estado al pie del ca?¨®n. Buena parte de la noche, se qued¨® Javier V¨¢zquez, y de la ma?ana Sergio S¨¢nchez. Han llamado de todo el pa¨ªs, cuarto y mitad de la torer¨ªa andante: Espartaco, Ponce, Pep¨ªn Liria... La prensa y radio de M¨¢laga, volcados. La empresa, los medios, la Junta, todos.El torero tiene para tres semanas, aunque vaya usted a saber porque no quiere perderse ni una. Y Olvera, M¨®stoles, Barquisimeto, Navalcamero y Madrid est¨¢n a la espera de que la voluntad, la medicina y la gen¨¦tica hagan milagros.
Su padre y su t¨ªo Jos¨¦ Antonio, todo el tiempo a su lado. Pilar, la madre, ha llegado de M¨¢laga de madrugada. "Supe desde el primer momento que era muy grave y mare¨¦ a todos los santos. Estaba en las nubes, rez¨¢ndole al Sagrado Coraz¨®n. Yo sab¨ªa que era una cornada parecida a la de Pepe Luis Vargas en Sevilla y mayor que las suyas de Utrera en el 91 y Sevilla en el 88. Cuando le he visto bien no le he dicho nada. Le he dado un beso muy fuerte, porque sobran las palabras. Este chico m¨ªo, siempre quiso ser torero. Al principio se lo quise quitar de la cabeza. Pero que va...".El torero quiere agradecer. Habla pausada y serenamente cansado. Ha dormido mal y poco. Pero est¨¢ encantado con la respuesta de la gente. "Sobre todo gracias a Carmelo S¨¢nchez Pando y a Luis Lezama, de mi pe?a y de la Junta, que han dado tanto la cara por mi. Pero tambi¨¦n a toda mi pena, mi gente y esta plaza".
?El torero se sinti¨® morir? "No lo s¨¦. No pens¨¦ en eso. Ni en los compa?eros desaparecidos. Me vi roto. Sangrando a borbotones. Y pens¨¦: a ver ¨¦stos c¨®mo me meten mano r¨¢pido. Luego, con la tristeza, la alegr¨ªa. No hay mal que por bien no venga. De salir sin tocar pelo, en d¨®nde y en Bilbao, prefiero una cornada as¨ª por dura que sea".
En el pabell¨®n Allende de Basurto, a buen recaudo, dos d¨ªas de estancia, una semana de cama y 15 d¨ªas m¨¢s de rehabilitaci¨®n, yace animoso un creador de belleza lleno de fortuna por lo mucho que se le quiere. Y un torero macho, que ha recibido en la femoral y en la safena, de frente, sus tres cornadas graves que le condecoran la piel.
Con un posoperatorio estable, una evoluci¨®n favorable, una gravedad contenida y un peligro disipado, Pepe Luis Mart¨ªn Gonz¨¢lez, malague?o, 26 a?os, con 400 socios api?ados en su pe?a de Bilbao, hace esfuerzos excesivos para atender a todos. Hasta que los m¨¦dicos dicen basta. Que lo primero es lo primero.
Y mientras se recupera, la sombra de la muerte de Rizo, y de las cornadas de Diego Puerta, Frascuelo, Ra¨²l Aranda, o El Formidable, planean en el recuerdo del aficionado, como los momentos m¨¢s graves de esta plaza que ayer asisti¨® al renacimiento de este torero.
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