S¨®lo 11 pa¨ªses persiguen el delito sexual contra ni?os cometido en el extranjero
Un mill¨®n de menores cae cada a?o en las redes de prostituci¨®n
El asesinato, tras siniestro cautiverio, de dos ni?as en B¨¦lgica ejemplifica la cima de un iceberg oculto. El horror, para un nuevo mill¨®n de ni?os cada a?o -dato manejado por la ONU-, no necesita casa de los horrores: son explotados sexualmente por maf¨ªas cuyo principal cliente es el turista que acude en busca de ese producto. El pr¨®ximo martes comienza en Estocolmo la I Conferencia Mundial sobre Explotaci¨®n Sexual de Menores, que entre otras metas pretende que esos delitos tipo puedan ser perseguidos extraterritorialmente, hasta en el pa¨ªs de residencia del delincuente: hoy s¨®lo 11 pa¨ªses legislan en ese sentido.
El submundo de los v¨ªdeos pornogr¨¢ficos de menores o de las redes de prostituci¨®n de ni?os aflora s¨®lo de vez en cuando en el mundo rico. Pero el abuso es cotidiano y sucede a plena luz en Asia o Latinoam¨¦rica. Basta con visitar Manila, Colombo o Bangkok, o contemplar a los ni?os de la calle en Brasil. En pa¨ªses m¨¢s ocultos, como Camboya, el 35% de las prostitutas tiene en tre 12 y 17 a?os. La Conferencia de Estocolmo quiere quebrar la impunidad de una industria internacional multimillonaria. La reina Silvia -de origen brasile?o-, presidenta de honor de la Conferencia, apoya un endurecimiento de las leyes contra la pedofilia: en una reciente entrevista por televisi¨®n censur¨® a los pol¨ªticos suecos por su falta de inter¨¦s y pidi¨® que el nombre y la foto de los culpables de abuso sexual infantil se publiquen a escala nacional.Pero s¨®lo 11 pa¨ªses -Noruega (pionera, desde 1902), Suecia, Finlandia, Alemania, Australia, Estados Unidos, B¨¦lgica, Francia, Taiwan, Nueva Zelanda y Sri Lanka- permiten la persecuci¨®n judicial de sus ciudadanos por delitos sexuales cometidos en otro. "Eso provoca des¨¢nimo entre abogados y polic¨ªas", dice Madeleine Leijonhuvud, criminalista y directiva de la Conferencia. Leijonhuvud critica el desequilibrio entre las leyes permisivas de pa¨ªses como Suecia -donde se permite la posesi¨®n de pornograf¨ªa protagonizada por ni?os- y las dificultades a que se enfrentan en origen quienes intentan fortalecer las leyes en el Tercer Mundo. "Si un pa¨ªs como Suecia no vive de acuerdo con los niveles internacionales", dice Leijonhuvud, "ello causa problemas en otros sitios que tratan de hacer algo". Sin embargo, un sueco fue sentenciado en 1995 a tres meses de libertad vigilada, tras ser condenado por abuso sexual a un menor en Tailandia. La reina Silvia dijo que, tras ver un v¨ªdeo de pornograf¨ªa infantil, se sinti¨® asqueada: "Era tortura de la peor clase". Irlanda y Canad¨¢ tienen en discusi¨®n proyectos de ley tendentes a la extraterritorialidad de los delitos. Espa?a, Islanda, Suiza, Dinamarca o Jap¨®n cuentan ya con legislaci¨®n que podr¨ªa aplicarse en casos de delito sexual en el extranjero contra menores. Para Terminar con la Prostituci¨®n Infantil en el Turismo Asi¨¢tico (siglas inglesas, ECPAT, un grupo con sede en Bangkok que habla de medio mill¨®n de ni?os explotados sexualmente en la India y de 400.000 en Tailandia), las penas para los turistas que abusan sexualmente de menores del Tercer Mundo son a¨²n muy blandas. "El sueco condenado a esos tres meses", dice Muireann O'Briain, "hubiese tenido m¨¢s castigo si la v¨ªctima llega a ser sueca". Voces similares se han alzado en el Reino Unido tras la denuncia, en algunos reportajes televisivos, de la implicaci¨®n de ciudadanos brit¨¢nicos en redes internacionales de abuso sexual infantil.
El modelo m¨¢s severo parece ser Australia, con penas previstas de hasta 17 a?os de c¨¢rcel. Un australiano de 44 a?os fue a prisi¨®n el pasado marzo por delitos sexuales contra ni?os en Filipinas. En 1995 dos alemanes fueron procesados en Colonia por delitos de este tipo en Sri Lanka -pa¨ªs considerado como "para¨ªso" en propaganda para clientela homosexual-, tras la reforma del C¨®digo Penal en 1993 que considera perseguibles en Alemania los hechos cometidos en el extranjero: unos 60.000 alemanes viajan al a?o a Tailandia y unos 8.000 a Brasil, seg¨²n estimaciones oficiales, en busca de sexo.
"La cooperaci¨®n entre Interpol y las asociaciones que quieren reforzar la ley es vital", dice Tom Tscherning, organizador de la Conferencia. La cumbre parte de que "se derruye el sentido de dignidad de los menores; su salud f¨ªsica y emocional corre peligro; los chicos son m¨¢s vulnerables al sida al tener menos capacidad de rechazar a clientes m¨²ltiples o insanos; a los menores se les roba su natural desarrollo sexual".
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