El falso beso del sue?o americano
La c¨¦lebre imagen de Alfred Eisenstaedt en Times Square estaba trucada en fecha y personajes
Nada de instante m¨¢gico. Una de las fotograf¨ªas emblem¨¢ticas del sue?o americano, el beso de una pareja en Times Square de Nueva York el d¨ªa de la rendici¨®n japonesa en 1945, estaba trucada. Ni la pareja se conoc¨ªa ni la foto se tom¨® el d¨ªa de esa derrota sino meses antes. El marino retratado dio un falso beso que le cost¨® un disgusto con su verdadera pareja, y el fot¨®grafo Alfred Eisenstaedt, pionero del fotoperiodismo, dio un paso m¨¢s en lo que es una constante en la historia de la fotograf¨ªa: la manipulaci¨®n de la realidad mediante la instant¨¢nea.Cada vez que sale a la luz uno de estos casos en los que se quiebra el principio de veracidad a trav¨¦s de un objetivo se produce una suerte de alarma, posiblemente por la creencia general y err¨®nea de que una foto equivale a un certificado de presencia.
El ¨²ltimo esc¨¢ndalo va de besos y victorias b¨¦licas americanas.Las fotograf¨ªas de besos, tomadas en la calle entre los a?os cuarenta y sesenta de este siglo, junto a los pleitos de propiedad intelectual e intromisi¨®n en el derecho a la intimidad -de los que aqu¨¦llas son una variante-, han planteado a los fot¨®grafos el mayor n¨²mero de problemas deontol¨®gicos y jur¨ªdicos. Conflictos recurrentes en la especialidad, que ahora se reactivan a prop¨®sito de la carta publicada el pasado 15 de agosto en el Wall Street Journal en la que el sacerdote George B. Koch, director espiritual del ex marino de la Armada de Estados Unidos Jim Reynolds, por mandato expreso de ¨¦ste, pone en entredicho la obra de uno de los fot¨®grafos claves del siglo, Alfred Eisenstaedt (Dachau / Alemania, hoy Polonia, 1889-Estados Unidos, 1995).
Eisenstaedt -Pionero de la revista Life, retrat¨®, entre otros, a Hitler, Marlene Dietrich, Thomas Mann, Churchill, Bertrand Rusell, Hemingway o Mussolini- fue el autor de una de las instant¨¢neas reproducidas como arquetipo del sue?o americano: la del famoso beso, boca a boca, entre un marinero y una enfermera en Times Square. Imagen que sirvi¨® de portada del Life del 27 de agosto de 1945, difundida en infinidad de postales, carteles, anuncios e ilustraciones y que hasta la fecha se ha identificado -porque constantemente as¨ª se ha documentado- con la victoria americana en el Pac¨ªfico el 14 de agosto de 1945 y el esp¨ªritu y el talante del American way of life.
Lo cierto es que a partir de la carta del director espiritual del marinero Reynolds hay que empezar a borrar -incluso en m¨¢s de una enciclopedia- los pies de foto que acompa?an al arquet¨ªpico beso. Por un lado, la toma est¨¢ ama?ada. Reynolds no conoc¨ªa a la enfermera, tampoco ¨¦sta a aqu¨¦l. Ambos pasaban accidentalmente por all¨ª y Eisenstaedt les invit¨® a posar. Los someti¨® a una sesi¨®n durante la que hizo un buen n¨²mero de disparos, y hasta la pr¨®xima. Si la historia hubiera quedado s¨®lo aqu¨ª la cosa hubiera sido medianamente normal. Desde los or¨ªgenes de la fotograf¨ªa, en casos como ¨¦ste hay dos tipos de recetas: la pose con m¨¢s o menos ayuda (para el fot¨®grafo y/o los modelos) y el registro espont¨¢neo de casualidades o, si se prefiere, de instantes decisivos.
El tema m¨¢s grave, siempre seg¨²n la carta del marinero, est¨¢ en la falsedad de la fecha y la excusa del acontecimiento con la que se ha estado difundiendo esta archiconocida instant¨¢nea, tanto por parte de su autor como por los medios que la publicaron. No fue tomada el d¨ªa de la victoria sobre Jap¨®n (el 14 de agosto de 1945), sino el de la capitulaci¨®n alemana (el 8 de mayo de 1945), cuando Jim Reynolds desembarc¨® en Nueva York -"con un uniforme de invierno y no de verano como hubiera correspondido reglamentariamente durante aquel mes"-. Ahora, la opini¨®n p¨²blica, fundamentalmente la americana, se siente enga?ada.
?Por qu¨¦ el protagonista de la foto call¨® hasta la fecha? Porque el encontrarse con la c¨¢mara de Eisenstaedt y actuar para ¨¦l le supuso m¨¢s de un problema familiar. Tras su publicaci¨®n en Life, y pese a que no se dejaba ver su rostro, fue reconocido por su novia -con la que se casar¨ªa tres meses despu¨¦s de la edici¨®n de la portada- y por su suegra: la desincronizaci¨®n de fechas le sirvi¨® para evitar una ruptura definitiva. Fueron numerosos los marinos que hubieron de jurar ante su esposa que el 14 de agosto del 1945 Reynolds estaba en California y no en Nueva York, lo cual era cierto. Consecuentemente nada ten¨ªa en teor¨ªa que ver con el personaje que besaba a la enfermera, pues estaba datado en agosto y ubicado en Nueva York. Tras enviudar recientemente decidi¨® confesar lo que el fot¨®grafo manipul¨®.
Babelia
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