La hora de la verdad
EN SU primera reuni¨®n tras las vacaciones, el Gobierno sigui¨® ayer la discusi¨®n sobre los Presupuestos, de los que se sabe que crecer¨¢n apenas el 1,5%, es decir, menos que la inflaci¨®n, lo que supone una l¨ªnea de notable austeridad. El portavoz transmiti¨® la idea de que el Gobierno est¨¢ dispuesto a hacer lo que haya que hacer -es decir, a recortar el gasto en la medida necesaria-, incluso si ello resulta impopular. Ciertamente, tras tantas insinuaciones, globos sonda y amagos, al Ejecutivo le ha llegado su hora de la verdad: la de la elaboraci¨®n -y cumplimiento- de unos Presupuestos compatibles con el objetivo de participaci¨®n de Espa?a en la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria (UEM). El amplio consenso pol¨ªtico en tomo a ese objetivo no se extiende necesariamente al c¨®mo alcanzarlo. Ojal¨¢ que el debate parlamentario permita contrastar de manera no demag¨®gica las distintas opciones existentes al respecto.Los ¨²ltimos datos conocidos sobre la evoluci¨®n del d¨¦ficit del Estado constituyen una se?al muy favorable, pero no garantizan por s¨ª solos la satisfacci¨®n de esa exigencia de convergencia al t¨¦rmino del pr¨®ximo a?o. El super¨¢vit de caja registrado en julio -282.000 millones de pesetas, un 22% superior al de julio de 1995- ha permitido situar el d¨¦ficit acumulado casi un 20% por debajo del registrado en el mismo periodo de 1995. El objetivo de d¨¦ficit del Estado fijado para el conjunto del a?o en un 3,5% del PIB, est¨¢ hoy m¨¢s cerca. Pero en esa mejora han sido decisivos el aumento en los ingresos del impuesto sobre sociedades y la reducci¨®n en los pagos por intereses de la deuda, factores cuya continuidad en el futuro dista de estar asegurada. Tampoco lo est¨¢ la contenci¨®n del resto de los cap¨ªtulos de gasto p¨²blico que han experimentado un sensible crecimiento, especialmente los de personal y las transferencias comentes. Quiere ello decir que aun cuando se cumplan en 1997 las previsiones de crecimiento m¨¢s favorables, la reducci¨®n del gasto p¨²blico seguir¨¢ siendo necesaria. A ello parece esperar tambi¨¦n el Banco de Espa?a para incorporarse a la bajada de tipos de inter¨¦s que la mayor¨ªa de sus colegas europeos han decidido esta semana, siguiendo al Bundesbank.
El otro grupo de decisiones relevantes ser¨¢n las relativas a los ingresos. La actuaci¨®n sobre las figuras impositivas existentes -o la creaci¨®n de nuevas- pondr¨¢ de manifiesto hasta qu¨¦ punto el Gobierno y sus aliados se atienen al principio que asigna funciones redistributivas a los Presupuestos. Tambi¨¦n servir¨¢ para calibrar la coherencia entre los programas electorales y la gesti¨®n de Gobierno. Las decisiones adoptadas en este ¨¢mbito durante los primeros meses de gobierno -modificaci¨®n de la tributaci¨®n de algunas rentas del capital, regularizaci¨®n de balances- y otras insinuadas a modo de sondeo -establecimiento de tasas adicionales sobre el uso de las autov¨ªas, el consumo del agua, matr¨ªculas universitarias o productos farmac¨¦uticos- inducen a pensar que el Gobierno y sus socios catalanes se inclinan m¨¢s bien por limitar esa funci¨®n distributiva; y que se inclinan, como casi todos los Gobiernos de derecha, por aumentar los impuestos indirectos con preferencia a los directos.
Es una opci¨®n leg¨ªtima en la que subyacen planteamientos pol¨ªticos concretos, pero de cuestionable virtualidad pr¨¢ctica en relaci¨®n con los problemas que tiene planteados la Hacienda p¨²blica espa?ola. El aumento por diferentes v¨ªas de la imposici¨®n indirecta vendr¨ªa a compensar las reducciones ya decididas en la imposici¨®n sobre las rentas del capital y en los beneficios concedidos a las empresas que regularicen sus balances. En el caso de decidir aumentos de tasas, dado el car¨¢cter generalizado de su exacci¨®n e independencia de la capacidad econ¨®mica de los sujetos pasivos, ser¨ªan los ciudadanos de rentas m¨¢s modestas los que asumir¨ªan mayores costes relativos.
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