En Francia; y aqu¨ª
LA ZANAHORIA y el bast¨®n. Pero m¨¢s de lo segundo que de lo primero. Un millar de efectivos de la polic¨ªa francesa desalojaron ayer con un generoso despliegue de fuerza a los 300 inmigrantes africanos que acampaban desde el 28 de junio en la iglesia parisiense de Saint-Bernard, y a los 10 que habr¨ªan cumplido el viernes 50 d¨ªas en huelga de hambre. Hasta aqu¨ª el bast¨®n.El d¨ªa anterior, el ministro del Interior, Jean-Louis Debr¨¦, hab¨ªa recibido a una delegaci¨®n de los inmigrantes ilegales y anunciado la adopci¨®n de nuevos criterios en la interpretaci¨®n del c¨®digo de la nacionalidad, revisado en 1993, con lo que cerca de un centenar de los refugiados en el templo podr¨¢n legalizar su presencia en Francia. La negativa de los negociadores africanos a desistir en su actitud es lo que habr¨ªa motivado la acci¨®n de las fuerzas del orden, que proceder¨¢n a expulsar a todos los que no puedan acogerse a la nueva interpretaci¨®n de la ley. Los huelguistas -evacuados en camilla- se hallan ahora hospitalizados a la espera de cu¨¢l pueda ser su suerte.
Cuatro son los nuevos criterios que suavizan la aplicaci¨®n de la ley: los padres de hijos nacidos en Francia, los enfermos, las mujeres embarazadas y los c¨®nyuges de extranjeros que gocen de una situaci¨®n regularizada obtendr¨¢n la residencia. Ello implica la revisi¨®n caso por caso de todos los que hasta ahora se hallaban en la ilegalidad, aunque de esos criterios, el de la enfermedad es lo bastante vago como para permitir todas las interpretaciones. De otro lado, estas nuevas facilidades s¨®lo rectifican algunos de los m¨¢s flagrantes endurecimientos de 1993, que hab¨ªa creado ilegales con car¨¢cter retroactivo, como era el caso de los padres de hijos nacidos en el pa¨ªs, a los que el Gobierno negaba la residencia.
Pero, con nuevas interpretaciones o no, las autoridades francesas tienen el firme prop¨®sito, que ser¨ªa dif¨ªcil no entender, de hacer cumplir la ley y de contener y reducir la afluencia de inmigrantes. Francia, tradicionalmente tierra de asilo tanto pol¨ªtico como econ¨®mico, considera, con fuerte apoyo de la opini¨®n, que no puede seguir siendo un recipiente sin fondo que se llene de los desheredados, sobre todo de sus ex colonias.
Ese problema no es, sin embargo, s¨®lo franc¨¦s. En Espa?a se cumpli¨® ayer la fecha l¨ªmite para la regularizaci¨®n de la situaci¨®n de todos los ilegales que hubieran entrado en el pa¨ªs antes del 1 de enero de este a?o y que hubieran gozado en alg¨²n momento de permiso de residencia. Los que no re¨²nan esas condiciones podr¨¢n ser inmediatamente expulsados de Espa?a. Y el problema de Saint-Bernard, aunque el volumen de inmigraci¨®n en nuestro pa¨ªs no sea comparable al franc¨¦s, muestra hasta qu¨¦ punto es urgente estabilizar el n¨²mero de inmigrantes y de legalizar su presencia entre nosotros con los criterios m¨¢s generosos que la situaci¨®n permita, pero sin convertir a Espa?a en una tierra de asilo universal, cuando no est¨¢ econ¨®micamente capacitada para ello.
La respuesta al problema, se ha dicho muchas veces, no es ¨²nicamente la acogida de los pa¨ªses desarrollados, aunque ¨¦sta ha de ejercerse lo m¨¢s liberalmente posible, sino un plan concertado de ayuda al Tercer Mundo, mucho m¨¢s vasto que todo lo conocido hasta la fecha, y en el caso de la Uni¨®n Europea, muy enfocado hacia el norte de ?frica, que haga innecesario el ¨¦xodo. La regulaci¨®n de la inmigraci¨®n al Primer Mundo, que no es posible ni humano cegar del todo, es un problema multilateral y no s¨®lo de los pa¨ªses miembros de la UE. La ayuda productiva, por otra parte, a los que, con eufemismo cruel, llamamos "no privilegiados", es una responsabilidad de todos los europeos en el propio inter¨¦s de los pa¨ªses desarrollados.
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