Espa?a es el tercer pa¨ªs europeo en gasto para ayuda social, a la que dedica el 1% del PIB
Espa?a dedica a asistencia social de colectivos desprotegidos el 1% del producto interior bruto (PIB), lo que la sit¨²a como el tercer pa¨ªs de la Uni¨®n Europea -tras Holanda y Dinamarca- que mayor proporci¨®n de sus recursos dedica a servicios sociales, seg¨²n un estudio realizado por un equipo de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, bajo la direcci¨®n del profesor Jos¨¦ Barea, actual director de la Oficina Presupuestaria. En 1990 las administraciones p¨²blicas espa?olas destinaron a la protecci¨®n de sectores desamparados 515.903,6 millones de pesetas. Las familias contribuyeron con otros 2.523,9 millones. Minusv¨¢lidos, ancianos y menores son, por este orden, los m¨¢s beneficiados.
Seg¨²n las conclusiones del estudio, Gasto p¨²blico en servicios sociales en Espa?a: marco te¨®rico y metodolog¨ªa para su cuantificaci¨®n, culminado el pasado mes de marzo y que pr¨®ximamente ser¨¢ publicado por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, entre 1980 y 1990 Espa?a duplic¨® su esfuerzo en la atenci¨®n de los segmentos de poblaci¨®n m¨¢s desamparados y que carecen de la cobertura de la Seguridad Social. Seg¨²n Barea, el recorte presupuestario previsto para el a?o pr¨®ximo por el Gobierno del PP no afectar¨¢ a este tipo de gastos sociales."Entre 1980 y 1990, Espa?a ha hecho un gran esfuerzo en atender a los m¨¢s necesitados, situ¨¢ndose a la cabeza de los pa¨ªses europeos con mayor protecci¨®n social", se?al¨® en los Cursos de Verano de La Granda (Asturias), el profesor Jos¨¦ Barea, director de la Oficina Presupuestaria del Gobierno, al hacer p¨²blicas las conclusiones m¨¢s significativas del estudio que ¨¦l mismo ha dirigido, despu¨¦s de que en 1991 le fuera encargado por el Gobierno socialista. S¨®lo Holanda y Dinamarca, que destinan a estos fines entre el 1,7% y el 1,8% de su PIB, se sit¨²an por delante de Espa?a en la proporci¨®n de la riqueza nacional destinada a protecci¨®n de grupos sociales necesitados, mientras s¨®lo otros dos pa¨ªses de la Uni¨®n Europea alcanzan magnitudes relativas similares a las de nuestro pa¨ªs: en torno al 1% de su PIB.
El informe, que excluye las percepciones de la poblaci¨®n protegida por la Seguridad Social (servicios sanitarios, pensiones y prestaciones por desempleo), analiza y cuantifica exclusivamente el gasto en beneficencia de las administraciones p¨²blicas, organismos aut¨®nomos de la Administraci¨®n y todos aquellos agentes p¨²blicos implicados en la asistencia social, caso de la ONCE y de su fundaci¨®n, C¨¢ritas, Cruz Roja y otros.En 1970 el gasto p¨²blico en asistencia social representaba en Espa?a entre el 0,4% y el 0,7% del PIB. Veinte a?os despu¨¦s se dedicaba a ese fin el 1% de la riqueza nacional. Aunque los datos no son homog¨¦neos -s¨ª lo son los manejados para el periodo 1980-1990-, el estudio realizado ha permitido determinar una tasa media acumulativa en gastos de asistencia social del 26,06% en pesetas corrientes durante los 20 a?os analizados. "La tasa de crecimiento tambi¨¦n ha sido muy intensa incluso en pesetas constantes", se?al¨® el profesor Barea. En pesetas constantes de 1986, la tasa media acumulativa del gasto p¨²blico en asistencia social fue del 13,15% entre 1970 y 1990. Pero el gran impulso se verifica despu¨¦s de 1980. En el decenio anterior (1970-1979) la tasa media acumulativa fue del 7,47% para pasar al 10,24% entre 1980 y 1990. "El gasto corriente supone m¨¢s del 90% de estos recursos", sostiene Jos¨¦ Barea. "El gasto de sostenimiento es muy elevado respecto a la inversi¨®n".
Colectivos beneficiados
De los 518.427,5 millones de pesetas empleados en Espa?a en 1990 en servicios sociales, (513.202,3 millones de pesetas aportados por las administraciones p¨²blicas y 2.523,9 millones, por las familias), los minusv¨¢lidos recibieron el 37,4%; los ancianos -excluidas las pensiones-, el 18%; y los menores, el 9,8%. Otros colectivos (marginados, inmigrantes, drogadictos, pobres, refugiados y otras personas necesitadas) captaron el 10%. Las v¨ªctimas del s¨ªndrome t¨®xico -sin contabilizar los gastos sanitarios- se beneficiaron del 1,2%. La promoci¨®n de la juventud y de la mujer supuso el 3% y el 1%, respectivamente, aun cuando advierten los autores que ambas partidas no cabe conceptuarlas como asistencia social.El estudio, realizado por un equipo de 12 profesores durante los ¨²ltimos cuatro a?os, supera los 3.000 folios.
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