"Los empresarios espa?oles llegamos tarde a casi todo"
La Mondrag¨®n Corporaci¨®n Cooperativa (MCC), que aglutina a una multitud de empresas de los m¨¢s variados sectores y da empleo a 28.000 personas entre socios cooperativistas y asalariados por cuenta ajena, est¨¢ ahora lanzada a una ofensiva de expansi¨®n internacional. Su presidente, Antonio Cancelo, de 60 a?os, natural de Puebla de Sanabria (Zamora), sostiene, en tono autocr¨ªtico, que los empresarios espa?oles llegan tarde a casi todo. Reprocha a los agentes econ¨®micos y sociales que no se responsabilicen de la creaci¨®n de empleo y dice que el principal problema con que tropiezan en su progresiva internacionalizaci¨®n es la resistencia cultural a "aprender a vivir fuera".Pregunta. La Corporaci¨®n Mondrag¨®n tiene cada vez m¨¢s trabajadores por cuenta ajena. ?La distinta implicaci¨®n de uno y otro colectivo se refleja en una diferente actitud respecto a la empresa?
Respuesta. La relaci¨®n es bastante natural aunque para algunos de estos trabajadores la integraci¨®n del capital y el trabajo en el mundo cooperativo supone un choque cultural muy grande. De todas formas, vamos avanzando en ese terreno.
P. ?La filosof¨ªa cooperativista les da a ustedes una clara ventaja en la competencia con otros grupos?
R. El mundo y las empresas siguen movi¨¦ndose por las ideas. Hoy d¨ªa, pr¨¢cticamente todas las empresas punteras buscan justamente integrar al trabajador porque lo que la situaci¨®n exige no es s¨®lo ya ausencia de confrontaci¨®n interna sino colaboraci¨®n. El trabajador tiene que ser consciente de que su puesto de trabajo depende del ¨¦xito de su empresa y que la empresa no puede tener m¨¢s trabajadores que los que necesite.
P. ?El esp¨ªritu cooperativo es tambi¨¦n la receta para sacar adelante a Luzuriaga, otra de las empresas adquiridas por el grupo?
R. Nos hemos volcado en la tarea de recomponer su cuenta de resultados pero este esfuerzo s¨®lo se puede hacer de manera coyuntural porque, en ¨²ltima instancia, lo que estamos haciendo es trasladar recursos de los cooperativistas a los trabajadores asalariados. Las cosas van por buen camino y conf¨ªo en que el a?o que viene se alcance el equilibrio. Nuestro prop¨®sito es que los trabajadores de Luzuriaga se transformen en cooperativistas.
P. Los cooperativistas modifican sus vacaciones, trabajan los s¨¢bados y domingos si es preciso. ?El mundo del trabajo est¨¢ llamado a compartir esa actitud?
R. Estoy convencido de que en el futuro todo el mundo, salvo quiz¨¢s los empleados de las administraciones p¨²blicas, tendr¨¢ que adoptar esa actitud. La empresa est¨¢ en permanente dial¨¦ctica con el mercado y s¨®lo la respuesta favorable, del mercado permitir¨¢ mantener los empleos. Habr¨¢ que recurrir a f¨®rmulas flexibles con compensaciones para los trabajadores en los tiempos de bonanza.
P. Usted ha dicho que la primera responsabilidad del empresario debe ser la de crear empleo ?Qu¨¦ opina, en general, del empresariado espa?ol?
R. Lo que he dicho y sostengo es que en una sociedad en la que el paro constituye el primer motivo de preocupaci¨®n, no hay nadie, ni los agentes econ¨®micos, ni los sociales, ni las administraciones, que considere la creaci¨®n de empleo como un asunto de su incumbencia. El paso obligado para solucionar un problema es asumir la propia responsabilidad.
P. Pero usted no cree en el reparto del trabajo.
R. Creo, en la medida en que lo practicamos en las cooperativas. Si es preciso, nosotros reducimos las horas de trabajo y las retribuciones, capitalizamos una paga extraordinaria, o hacemos una aportaci¨®n nueva de capital y hasta posibilitamos traslados de personal de una cooperativa a otra. Dicho esto, me parece que plantear el reparto del trabajo como eje del debate del siglo XXI es dimitir colectivamente de la necesidad de crear empleo en una sociedad con un ¨ªndice de poblaci¨®n ocupada baj¨ªsimo. Si no incrementamos el n¨²mero de horas de trabajo el reparto conduce al absurdo. Tenemos muchas menos horas de trabajo que Corea y un paro mucho mayor. La creaci¨®n de empleo llegar¨¢ cuando todas las partes nos responsabilicemos de ese objetivo.
P. ?Los empresarios espa?oles est¨¢n, en general, a la altura de las circunstancias?
R. La respuesta la da la situaci¨®n misma de la econom¨ªa espa?ola, as¨ª que no deber¨ªamos sentimos precisamente orgullosos. Voy a responderle en plan autocr¨ªtico para que nadie piense que queremos marcar diferencias. Nosotros, generalmente, hemos llegado tarde a casi todo. El retraso es una posici¨®n muy generalizada en Espa?a. Cada vez que un empresario extranjero dice que Espa?a es un mercado con posibilidades est¨¢ diciendo que los empresarios espa?oles no responden a las necesidades de su propio mercado.
P. Ustedes son ya una peque?a multinacional con plantas en un buen n¨²mero de pa¨ªses. ?Qu¨¦ problemas les plantea la creciente internacionalizaci¨®n del grupo?.
R. Efectivamente, somos una multinacional peque?a porque para estar entre las 200 m¨¢s grandes deber¨ªamos vender cinco veces m¨¢s. ?Sabe c¨²al es nuestro principal problema? No es una cuesti¨®n de medios, ni de financiaci¨®n de los proyectos. Nuestro principal problema es la asunci¨®n del mundo como una realidad sin fronteras. Esa es la realidad, aunque pueda parecer una simpleza. Nos resistirnos a aplicar en la pr¨¢ctica lo que en teor¨ªa estamos dispuestos a aceptar. Nos cuesta una enormidad aventurarnos en mercados lejanos. Tambi¨¦n en eso, en lo de aprender a vivir fuera, llevamos un gran retraso.
P. ?Los problemas de Eroski que presenta cifras de rentabilidad inferiores a las de otras grandes superficies son por una expansi¨®n excesivamente r¨¢pida o por la competencia con los gigantes de la alimentaci¨®n?
R. El problema es que tambi¨¦n aqu¨ª hemos llegado tarde. Seguimos el ritmo que podemos, cuatro o cinco nuevos hipermercados por a?o y 40.000 millones de inversi¨®n. La rentabilidad ha ido aumentando a pesar de esa inversi¨®n tan enorme.
P. ?Los cooperativistas tienen aseguradas sus pensiones y su seguridad social?
R. Somos una isla en un panorama de incertidumbre y creo, modestamente, que nuestra experiencia en este terreno puede ser interesante. La cosa no tiene un m¨¦rito especial porque lo nuestro es un sistema cerrado, no es como la Seguridad Social en la que los pasivos viven de los activos. Se capitalizan los recursos que aportan los socios en inversiones que muchas veces superan, incluso, los objetivos de rentabilidad previstos. Donde s¨ª hay reparto es en las coberturas sanitarias. Ah¨ª, seguimos un sistema de autorresponsabilidad, con niveles de consumo de medicinas y asistencia asignados a los colectivos de mutualistas por cada ¨¢rea geogr¨¢fica. Si se consume menos de lo establecido, el sistema retribuye la parte no gastada y si se superan los topes asignados se contribuye para cubrir ese exceso de gasto.
P. ?C¨®mo caracteriza la situaci¨®n del grupo ahora?
R. Es un buen momento. Hemos llegado a un acuerdo de financiaci¨®n con la Sociedad de Garant¨ªa Rec¨ªproca Elkargi, y otro con el Gobierno vasco que financiar¨¢ hasta. con 8.000 millones los 3.000 puestos de trabajo que pretendemos crear en los pr¨®ximos cuatro a?os, de acuerdo con un programa que nos llevar¨¢ a invertir unos 83.000 millones en la industria.
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