Las 'peponas' van al m¨¦dico
Los Bol¨ªvar llevan 80 a?os vendiendo y reparando mu?ecas en el 'sanatorio' de la calle Preciados
En la primera planta del n¨²mero 21 de la madrile?a calle de Preciados se acumulan decenas de brazos, piernas, ojos vidriosos y cuerpos mutilados. El due?o de esta singular casquer¨ªa de cart¨®n piedra y pl¨¢stico, Juan Bol¨ªvar, un castizo nacido en la plaza del ?ngel hace 68 a?os, no es el protagonista de ninguna pel¨ªcula de terror. Es el propietario de una de las jugueter¨ªas m¨¢s antiguas de Madrid, el Sanatorio de Mu?ecos, fundado por su progenitor en 1916, hace ya 80 a?os, en el n¨²mero 19 de la c¨¦ntrica y comercial traves¨ªa.Cuenta el actual due?o que el patriarca de la saga era un manitas de los arreglos, y, a principios de siglo, los ni?os del barrio le llevaban sus juguetes para que los reparara. As¨ª inici¨® un negocio cuyo prestigio se ha extendido fuera y dentro de Espa?a. "Nos conocen muchos turistas de todo el mundo, que nos compran mu?ecos y, cuando se rompen, aprovechan un viaje a Madrid para que se los reparemos", asegura Juan Bol¨ªvar, quien era todav¨ªa un ni?o cuando comenz¨® a ayudar a su padre. Lo mismo ha ocurrido con sus dos hijos varones: Juan, de 41 a?os, y Javier, de 33, que han tomado el relevo. Tiene otras dos hijas que no han heredado la vocaci¨®n.
En su taller, en el que est¨¢ montado un singular quir¨®fano, se pueden encontrar mu?ecos de 140 a?os de antig¨¹edad y, por supuesto, la conocida Mariquita P¨¦rez, la mu?eca de posguerra que hizo furor entre las fam¨¦licas ni?as de los a?os cuarenta. "Era la reina indiscutible. Ten¨ªa un ajuar complet¨ªsimo, en el que no faltaba el ba¨²l y el abrigo de chinchilla. Las tiendas de ropa infantil fabricaban vestidos id¨¦nticos a los de la Mariquita para que la ni?a y la mu?eca fueran vestidas exactamente iguales". Su precio, recuerda, era de 58 pesetas y no todas las familias pod¨ªan permitirse el lujo de comprarla. "Era un dineral. En aquella ¨¦poca, con un duro te ibas a los toros, te tomabas un caf¨¦ y a¨²n te sobraba para tabaco".
Durante una d¨¦cada, Mariquita -que ten¨ªa tienda en la calle de Serrano, 8- no tuvo competencia. Pero en los a?os cincuenta y sesenta, Gisela y Cayetana le quitaron protagonismo."Los. herederos", comenta el veretano juguetero, "quieren volver a fabricarla. Pero hacerla exactamente igual, en cart¨®n piedra, exigir¨ªa un proceso artesanal muy costoso. Y si utilizan el pl¨¢stico inyectado, como pretenden, Mariquita perder¨¢ su personalidad. Nunca ser¨¢ la misma".
Los Bol¨ªvar quieren ahora relanzar el taller de reparaci¨®n para que las madres se animen a reparar las mu?ecas con las que m¨¢s se han encari?ado sus hijas o ahorrarse el importe de una nueva. "El aumento del nivel de vida permite tener una gran cantidad de juguetes y los ni?os ya no son tan cuidadosos. Cuando se estropea alguno, lo tiran sin m¨¢s. No les apena perderlo". Por eso han puesto en funcionamiento una especie de tarjeta de la seguridad social que ofrecen gratuitamente a sus clientes. As¨ª, cada monigote tendr¨¢ una ficha en la que se anotar¨¢n las reparaciones a las que se somete, y que incluye descuentos tanto en la reparaci¨®n como en la compra de juguetes nuevos.
En la actualidad les llegan, sobre todo, piezas antiguas, que requieren una minuciosa y artesanal labor de restauraci¨®n. El coste oscila entre las 500 y 5.000 pesetas. "Importamos la porcelana de Alemania. Con esto apenas se gana dinero, lo hacemos por tradici¨®n y por mantener el prestigio de nuestra tienda. Hay mu?ecas a las que hay que reconstruirles las manitas, la cara, onerles pesta?as, y el proceso nos puede llevar varios meses. Si tuvi¨¦ramos que cobrar por horas resultar¨ªa costos¨ªsirno",- advierte.
En Madrid hay muchos coleccionistas. Juan cuenta de una se?ora -la madre de un famoso cantautor madrile?o, que no desea revelar su identidad- que tiene 4.000 mu?ecas. "Es un trabajo de gran responsabilidad. Ponemos exquisito cuidado cuando las manipulamos porque tienen un gran valor sentimental para sus propietarias".
Relata el caso de una ni?a que lleg¨®, a la tienda porque se le hab¨ªa estropeado su mu?eco preferido. Al d¨ªa siguiente llam¨® su padre porque la peque?a no pod¨ªa dormir. "Para que no sufriera tanto, le llev¨¢bamos la mu?eca por la noche y por la ma?ana ¨ªbamos a buscarla y continu¨¢bamos con el arreglo. As¨ª estuvimos una semana. Casos de ¨¦stos hay muchos, incluso entre la gente mayor. Les cuesta separarse de ellas, como si fuera alg¨²n miembro de la familia". Juan Bol¨ªvar hijo recuerda lo sorprendido que se qued¨® cuando le lleg¨® al taller una pareja de novios con la mu?eca en brazos, como si fuera su hija. "Es que aunque no tienen alma ni coraz¨®n, a veces da la sensaci¨®n de que tienen vida", apunta el juguetero.
A su taller llegan tambi¨¦n mu?ecas modernas, que a ¨¦l personalmente no le gustan. "Llevan mecanismos muy pesados, son poco manejables para una ni?a y se ha comprobado que la automatizaci¨®n no potencia la creatividad. Adem¨¢s, cuando se estropean los sofisticados circuitos electr¨®nicos, hay que tirarlas. Se est¨¢ volviendo de nuevo a los juguetes m¨¢s sencillos, m¨¢s manejables, menos costosos y que a los cr¨ªos les gustan m¨¢s".
Aunque la mu?eca no ha sido desbancada como el juguete preferido de las ni?as madrile?as -la Nancy lleva 27 a?os en el mercado-, Juan Bol¨ªvar afirma que s¨ª dejan de jugar a las casitas mucho antes. "Ya no se ven en los parques a las ni?as paseando el cl¨¢sico cochecito. Recuerdo que la calle de Preciados y la Puerta del Sol estaban inundadas de ellos. Y tambi¨¦n la edad ha variado. Los 10 a?os es la edad l¨ªmite- para jugar con ellas. Antes hasta los 13 y 14 a?os se las ve¨ªa jugando. Ahora a esa edad ya piensan en ir a las discotecas con chicos". Este juguetero es uno de los tres m¨¢s antiguos de la zona. "Cuando ven¨ªa, en los a?os cincuenta, a ayudar a mi padre, el tranv¨ªa pasaba por la puerta de la tienda y yo me bajaba en marcha. De aquella ¨¦poca no queda casi nadie. En los ¨²ltimos ocho a?os han cerrado 65 jugueter¨ªas en Madrid. El descenso de la natalidad y, sobre todo, la competencia de las grandes superficies les ha obligado a cerrar".
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