Un nuevo mito
Una vez m¨¢s la vieja canci¨®n: cerrad los ojos, renunciad a saber. La novedad (contenida en la carta de F¨¦lix Garc¨ªa, EL PA?S del 22 de agosto) es que ahora la convocatoria al embrutecimiento no se hace en nombre de Dios, sino de un nuevo mito, el medio ambiente. Me ha apenado leerla, aunque s¨¦ que, esa llamada no funcionar¨¢: no podemos renunciar a averiguar qu¨¦ clase de vida hubo (o hay) en Marte porque llevamos la curiosidad en nuestros genes, los mismos que impulsaron a nuestros peludos antepasados (tambi¨¦n del se?or Garc¨ªa, aunque ¨¦l renuncie a la herencia) m¨¢s all¨¢ de ?frica.No nos enga?emos, el homo sapiens continuar¨ªa explotando est¨²pidamente el planeta aunque renunciase a la ciencia. Apuntemos a los mitos realmente peligrosos: a los gastos militares que supuestamente nos dar¨ªan la ansiada seguridad) o al crecimiento indefinido, ahora rebautizado desarrollo sostenible (sigamos creciendo alegremente, todo est¨¢ controlado). Pero, por favor, no abandonemos la ciencia: una de las cosas que a¨²n nos permite seguirnos llamando humanos.- Francisco Anguita.
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