Grandes orquestas y directores como complemento de una programaci¨®n centrada en el teatro
ENVIADO ESPECIALNo ha descuidado la actual edici¨®n del Festival de Edimburgo la presencia de grandes orquestas y directores. Abbado con la orquesta de j¨®venes Gustav Mahler, Masur con la Filarm¨®nica de Nueva York, Sanderling con la Philharmonia inglesa o Jansons con la Filarm¨®nica de Oslo son algunas de las combinaciones que han precedido la excitante jornada orquestal de anteayer en el Usher Hall.
En sesi¨®n de tarde, Dohn¨¢nyi dirigi¨® a la Orquesta de Cleveland, una de las indiscutibles big five americanas. Tuvieron en Alfred Brendel un solista de lujo para el Primer concierto de Beethoven. El sonido y la realizaci¨®n fueron de leyenda. Pocos pianistas igualan a Brendel en este repertorio y pocas orquestas tienen un sonido tan virtuoso y claro, como si de un multiplicado grupo de c¨¢mara se tratase.
El toque americano lo pusieron los de Cleveland con Ives y The unanswered question, concluyendo su actuaci¨®n con una Primera de Brahms serena y hermosa.
Una hora despu¨¦s, Frans Br¨¹ggen cogi¨® el relevo al frente de la Orquesta del Siglo XVIII en un programa Rameau con la suite orquestal de la ¨®pera-ballet Les f¨ºtes d'H¨¦b¨¦, tambi¨¦n conocida como Les t¨¢lents lyriques.
Fue una delicia. El sonido de ¨¦poca de la orquesta y la precisi¨®n r¨ªtmica y constructiva del maestro holand¨¦s propiciaron una velada entra?able que se continu¨® con varias propinas, la ¨²ltima de las cuales fue una musette en rondeau para el recuerdo.
Ayer, Br¨¹ggen y la orquesta ofrecieron por la ma?ana un concierto para ni?os, y en d¨ªas anteriores han interpretado cuatro sinfon¨ªas de Haydn y un concierto para viol¨ªn de Beethoven. No est¨¢ mal la programaci¨®n musical para ser la m¨²sica en el Festival de Edimburgo un factor complementario del teatro.
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