La fortuna salva a un Madrid ca¨®tico
Una acci¨®n postrera de Roberto Carlos empata un partido que mereci¨® ganar el Deportivo
El Madrid de las estrellas, el Madrid estratosf¨¦rico y gal¨¢ctico, no pasa por ahora de ser un conjunto pobre y confuso, una presa f¨¢cil para cualquier rival un poco avezado. Los de Fabio Capello salieron indemnes de La Coru?a por una fulgurante acci¨®n de ¨²ltima hora de Roberto Carlos y un billete premiado en la loter¨ªa de los rebotes. Lo dem¨¢s borde¨® el desastre.El Deportivo, con mucho camino a¨²n por delante para soldar su buena colecci¨®n de futbolistas, gobern¨® el encuentro a su antojo, pero le falt¨® destreza en el ¨¢rea para resolver una noche que estaba llamada a proporcionarle un triunfo sin discusi¨®n. Aunque el resultado alivi¨® el calvario del Real Madrid, la imagen del equipo es para que se echen a temblar los que han tirado del talonario con tanta largueza.
Ni con bal¨®n ni sin bal¨®n: el Madrid se present¨® en la Liga con un aspecto desastroso en todos los principales detalles del juego. Por no poder ni siquiera pudo agarrarse a la presi¨®n, esa especie de madre de todas las cualidades futbol¨ªsticas, seg¨²n el particular manual italiano que se ha instalado en el conjunto blanco. Con un entrenador obsesionado por el trabajo colectivo, el Madrid s¨®lo fue capaz de levantar la cabeza cuando alguna individualidad se decidi¨® a entrar en juego. Es decir, Mijatovic, Ra¨²l o Suker, tipos que jugar¨ªan bien al f¨²tbol hasta con la abuela de Capello en el banquillo.
El experimento Sanchis
El experimento de Sanchis en el eje del centro del campo result¨® un fiasco gigantesco. El constante recurso a las faltas del capit¨¢n madridista y sus compa?eros de l¨ªnea no fue m¨¢s que la constataci¨®n de la impotencia madridista en la primera parte. Alguien del conjunto madridista deber¨ªa haber puesto una vela a la FIFA en agradecimiento a la ausencia de Mauro Silva, a quien Toshack, razonablemente, decidi¨® no colocar en un situaci¨®n comprometida, a pesar de que los socios hab¨ªan votado a favor de desafiar la prohibici¨®n de ser alineado decretada por la camarilla de Havelange.El Deportivo, irreconocible en la alineaci¨®n, fue, parad¨®jicamente, m¨¢s reconocible que nunca en su estilo. Cambiaron los nombres -siete nuevos en el equipo titular de ayer- pero los blanquiazules volvieron a ser ese equipo aguerrido, vigoroso y supers¨®nico, que prefiere replegarle en el centro del campo para lanzarse a tumba abierta tan pronto recupera el bal¨®n.
Les falta todav¨ªa a los coru?eses (en su alineaci¨®n s¨®lo aparecieron tres jugadores nacidos en Espa?a) la solidez y la cohesi¨®n que proporciona el tiempo, pero el Madrid de anoche fue tan poquita cosa que el conjunto de Toshack ni siquiera acus¨® esos defectos.
En Riazor se anuncia un centro del campo fant¨¢stico, probablemente el mejor de la Liga, en el que por muchos astros extranjeros que lleguen sigue brillando Fran como el gran arquitecto del juego. Eso s¨ª, el Deportivo seguir¨¢ echando de menos a Bebeto. O mucho enga?a o Madar da la impresi¨®n de ser poco m¨¢s que un guerrillero cabeceador; un franc¨¦s con toda la pinta de un tanque del ¨¢rea de la Liga inglesa. Con m¨¢s calidad en el ¨¢rea, el Madrid de ayer estaba listo para iniciar el campeonato con una tunda de cuidado.
Un c¨®rner mal resuelto
As¨ª y todo, a los coru?eses no les cost¨® demasiado esfuerzo abrir el partido. En tres minutos, Madar y Rivaldo anunciaron el gol. Luego, los blanquiazules se tomaron una tregua y fue el ¨²nico momento de la noche en que Mijatovic y Ra¨²l se encontraron con la pelota en zonas peligrosas. Pero en un c¨®rner mal resuelto por los centrales madridistas -el compendio de todos los desastres-, la pelota encontr¨® un improbable cabeceador, ante la asombrosa pasividad de Suker, en el diminuto Martins, que estaba agazapado en el segundo palo.La reanudaci¨®n comenz¨® con noticias todav¨ªa peores para el Madrid. En cinco minutos, Milla se carg¨® con dos tarjetas por sendas faltas en zonas inofensivas del campo Y acab¨® pagando, el recital de infracciones de todos sus compa?eros. Desde luego, el Madrid no estaba para heroicidades. La inferioridad num¨¦rica pareci¨® sellar la capitulaci¨®n definitiva de este Madrid de Capello. El Deportivo, con un Rivaldo cada vez m¨¢s inspirado -?qu¨¦ bueno es ¨¦ste zurdo brasile?o!-, se recre¨® en su suerte. Y lo pag¨® claro.
Si pod¨ªa aventurarse el empate era m¨¢s por el recuerdo de los nombres de los futbolistas del Madrid que por las sensaciones que ofrec¨ªa el partido. Pero un momento de inspiraci¨®n del incansable Roberto Carlos, que, se plant¨® en el ¨¢rea con decisi¨®n, y el infortunio de Naybet en un rebote lograron todo lo que no hab¨ªa merecido el Madrid. Para estar dando gracias al cielo durante una semana entera.
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