De Capello a capullo
Por lo que hemos conseguido saber, Fabio Capello ha hecho ya tres aportaciones art¨ªsticas desde su nuevo banquillo: despu¨¦s de mandar a sus estrellas a la peluquer¨ªa, les ha pedido que proclamen el caos. A primera vista s¨®lo se atiene a los principios del f¨²tbol moderno cuando hay que conseguir el bal¨®n; a saber, defensa adelantada, l¨ªneas pr¨®ximas y presi¨®n en todo el campo. Nada que objetar: con ello, crea las condiciones para que, ya en la Fase B, los virtuosos del equipo, convenientemente escalonados, asombren a la concurrencia con sus habilidades.Ahora bien, recuperada la pelota, los chicos de oro de Lorenzo Sanz tienen la consigna de reventarla al grito de Viva Garibaldi, con la excusa de buscar un rebote afortunado. Si el bal¨®n le cae del cielo al errabundo Mijatovic o al evanescente Suker, estupendo; si, como indica el c¨¢lculo de probabilidades, cae en poder de alguno de los seis zagueros enemigos, vuelta a empezar. De esta manera, los malabaristas de Capello, metidos a destripaterrones, se pasan la vida en la Fas¨¦ A. O sea, buscando sat¨¦lites.
Hasta ahora, el final est¨¢ escrito: quienes suelencoger un buen rebote son los espectadores.
Seg¨²n los estudiosos, esta f¨®rmula macarr¨®nica, propia de segundones y desesperados, era un atavismo rural destinado a pudrirse en el Museo Brit¨¢nico. De hecho, nunca hab¨ªa vuelto a ser utilizada en un equipo de primera fila desde que Ad¨¢n invent¨® la zambomba. ?Nunca? Mentimos: en cierta noche deprimente, sin duda aquejado de un ataque de jindama, la evacu¨® el llamado John Benjamin Toshack sobre el c¨¦sped del mism¨ªsimo estadio Bernab¨¦u. Entonces dio a Buyo la consigna de bombear sistem¨¢ticamente el bal¨®n hacia los dominios de Hugo S¨¢nchez. Con ello don J. B. se saltaba en un solo viaje la l¨ªnea media formada por Michel, Schuster, Mart¨ªn V¨¢zquez y Rafael Gordillo. Probablemente, ning¨²n amigo de confianza se anim¨® a decirle que, por elevaci¨®n, tambi¨¦n suplantaba a Di St¨¦fano, Did¨ª, S¨®crates, Bobby Charlton, Rivelino, Beckenbauer, Gerson, Zico o Falcao; a todas las figuras intemporales que, toque a toque, bordaron el f¨²tbol con el pretexto de maniobrar hacia la porter¨ªa contraria.
Sus ¨®rdenes fueron escrupulosamente cumplidas. Tres horas de bochorno despu¨¦s, con la cara pintada de rojinegro, el Real Madrid hab¨ªa perdido la compostura y la eliminatoria.
Falta decir que estamos ante una epopeya circular. Resulta que en aquella ocasi¨®n el equipo ganador fue el Milan. El Milan gregoriano de Arrigo Sacchi, claro.
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