Visiones pesimistas de la ciencia y la tecnolog¨ªa al final del milenio
Se acerca el fin de siglo y la ciencia y la tecnolog¨ªa no lo van a tener f¨¢cil. Ya ha habido pol¨¦micas contra la b¨²squeda del conocimiento cient¨ªfico y los avances tecnol¨®gicos y tambi¨¦n fantas¨ªas ut¨®picas sobre los poderes de la ciencia y la tecnolog¨ªa, como la que afirma que la mente humana est¨¢ punto de ser transformada porque Internet permite a los ordenadores conectarse unos a otros o que la vida como la conocemos ser¨¢ alterada por avances en inteligencia artificial o en biotecnolog¨ªa.En el medio de esta fiebre del milenio, dos nuevos libros escritos en Estados Unidos presentan una visi¨®n sobria de las promesas tecnol¨®gicas y la exploraci¨®n cient¨ªfica. No son ni hostiles ni aduladores, sino que parecen imbuidos por un realismo tr¨¢gico. Nos quedamos sin cielo ni infierno, pero con un paisaje terrestre lleno de defectos.
En su nuevo y provocador libro The End of Science (El final de la ciencia, Addison Wesley Publishing), John Horgan, escritor de la revista Scientific American, entrev¨¦ que la ciencia se acerca a su fin, en medio de grandes dosis de depresi¨®n.Camino infinito
La ciencia es normalmente pintada como un camino infinito hacia el conocimiento absoluto en el que se efect¨²a continuamente un trabajo importante. Pero en una serie de entrevistas con algunos de los cient¨ªficos m¨¢s brillantes del momento, Horgan encuentra una atm¨®sfera de ansiedad y melancol¨ªa, y una tendencia a dedicarse a especulaciones fant¨¢sticas, sin querer enterarse de que la "gran era del descubrimiento cient¨ªfico ha terminado". Todo lo que queda son algunos ejercicios de terminaci¨®n, de rellenar los huecos que quedan en las teor¨ªas establecidas.
"Lo mismo que los amantes empiezan a hablar de sus relaciones ¨²nicamente cuando ya van mal", escribe Horgan, "as¨ª los cient¨ªficos se har¨¢n cada vez m¨¢s conscientes y dubitativos a medida que sus esfuerzos den menos frutos". Y ese esp¨ªritu ha llegado al p¨²blico estadounidense. La ciencia es a menudo atacada por ser irrelevante, especulativa y cara, lo que seg¨²n Horgan, a menudo es.
"Se pueden encontrar, discusiones sobre el viaje, por el tiempo, el teletransporte y los universos paralelos en revistas serias", se?ala Horgan en plan cr¨ªtico, como diciendo que los cient¨ªficos se lo est¨¢n buscando.
Mientras tanto, Edward Tenner, historiador de tecnolog¨ªa y antiguo editor, argumenta en "y things bite back:, Technology and the - Revenge of Unintended Consequences (algo as¨ª como Por qu¨¦ las cosas s¨¦ revuelven: la tecnolog¨ªa y la venganza de consecuencias no queridas, de Alfred Knopf) que finalmente hemos llegado a comprender tambi¨¦n los l¨ªmites de la tecnolog¨ªa. No es diab¨®lica pero tampoco promete un progreso sin l¨ªmites.
Seg¨²n Tenner, la tecnolog¨ªa dise?ada para resolver un problema termina creando otro o deshaciendo su propia soluci¨®n.Se puede decir que por cada acci¨®n tecnol¨®gica existe una reacci¨®n igual y opuesta: la venganza de la tecnolog¨ªa.
Los ingenieros no se han mostrado excesivamente molestos por el an¨¢lisis cauteloso de Tenner, e incluso algunos piensan que este factor de venganza puede ser simplemente un ejemplo del funcionamiento de sistemas complejos, pero muchos cient¨ªficos s¨ª se han molestado grandemente por las afirmaciones de Horgan. Las discusiones han saltado a la web de Internet y una semana entera ha durado un debate en Hotwire entre Horgan y el bi¨®logo Stuart Kaufmann.
Horgan sugiere que gran parte de la ciencia que se hace se parece m¨¢s a la cr¨ªtica literaria y la especulaci¨®n de ficci¨®n cient¨ªfica que a la b¨²squeda de la verdad, mientras que Kaufmann asegura que se est¨¢ haciendo trabajo muy importante y que Horgan est¨¢ dispuesto a decir cualquier cosa con tal de vender el libro.
Horgan toma nota de las cr¨ªticas a su posici¨®n: hace un siglo tambi¨¦n se dec¨ªa que la ciencia estaba llegando a su fin, que la investigaci¨®n actual muestra que queda mucho por hacer y que cualquier descubrimiento singular, como la vida extraterrestre, transformar¨ªa el escenario cient¨ªfico. Sin embargo, insiste en la peculiar naturaleza del actual trabajo- cient¨ªfico despu¨¦s de tantos descubrimientos.Tanto Horgan como Tenner ponen en cuesti¨®n en realidad la noci¨®n de progreso. La ciencia contempor¨¢nea, seg¨²n ellos, parece atrapada en un mundo que no puede aspirar a alcanzar la gloria del pasado y es incierta respecto al futuro, en el que los avances tecnol¨®gicos crean problemas a medida que los resuelven. Es un mundo de l¨ªmites y limitaciones. Y aunque sea m¨¢s dif¨ªcil vivir en ¨¦l, puede que a largo plazo sea m¨¢s interesante que los apocalipsis y las utop¨ªas que emiten los milenaristas.(o The New York Times News Service.
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