Carne picada
Elgobierno castizo de ?lvarez del Manzano ha cedido a una multinacional norteamericana la gesti¨®n del cobro de las multas de tr¨¢fico impuestas en Madrid. Bien hecho: en un proceso de mundializaci¨®n econ¨®mica no puedes conformarte con pagar la Coca-Cola, el Kleenex o el Marlboro. Hay que ir m¨¢s all¨¢, y lo ¨²nico que quedaba m¨¢s all¨¢ del aut¨¦ntico sabor americano era el cobro de las multas, que ten¨ªa hasta ahora un acento demasiado local. En el impago de las sanciones se hab¨ªa refugiado el p¨ªcaro contribuyente madrile?o para devolver a la Administraci¨®n el "vuelva usted ma?ana": una sutil venganza, por medio de la cual el ciudadano utilizaba toda la fuerza burocr¨¢tica del contrario en su propio favor, como en el k¨¢rate, o quiz¨¢ en el yudo, no nos acordamos.El caso es que la administraci¨®n municipal, incapaz de resolver las trabas Creadas por ella misma para el desempe?o de sus propias funciones, ha privatizado el cobro de las multas de tr¨¢fico poniendo a disposici¨®n de una empresa norteamericana, adem¨¢s de 1.200 metros cuadrados en el Cuartel del Conde Duque, el archivo inform¨¢tico donde aparece, en ropas menores, su intimidad de usted y la m¨ªa (la informaci¨®n no especifica qui¨¦n pagar¨¢ la cama). De manera que si ma?ana, al tomarse una hamburguesa en un restaurante basura de la Gran V¨ªa, percibe usted, junto al aroma fecal de costumbre, un olor como de zonas privadas, es porque ha habido una fuga de datos, vaya por Dios, que han ido a parar al picadillo de tejido graso y material cartilaginoso caracter¨ªstico de la comida r¨¢pida controlada por las multinacionales norteamericanas.
Esto es lo que m¨¢s miedo le da a la oposici¨®n: el aprovechamiento de los datos confidenciales para cosas que no son. Pero se trata de un temor antiguo. Hoy la confidencialidad no sirve m¨¢s que para carne picada. Vean qu¨¦ hacemos nosotros mismos, sin ayuda de multinacionales, con las fotos del marido de Estefan¨ªa bes¨¢ndole el culo a un guardaespaldas, o quiz¨¢ a una prostituta; y con las de Lady Di saliendo de cobrar el impuesto revolucionario del divorcio; o con las instant¨¢neas del pobre Alvaro de Marichalar predicando la buena nueva gilipollas a bordo de un caballo n¨¢utico: carne picada. La realidad es una hamburguesa grande, y la realidad municipal, un desprendimiento de esa masa de carne con unas dioxinas de Valdeming¨®mez. Dejen a un lado sus prejuicios, pues, y s¨²banse al tren del aut¨¦ntico sabor americano, ahora en su versi¨®n recaudadora.
Resumiendo, que a partir de ma?ana se presentar¨¢n en su casa de usted unos se?ores con aspecto morm¨®n, s¨®lo que debajo del brazo, en lugar de la Biblia, llevar¨¢n la multa. Se les proveer¨¢, naturalmente, de una acreditaci¨®n municipal para evitar falsificaciones, aunque, seg¨²n Bujidos, concejal de Hacienda del PP, "el carn¨¦ les identifica como notificadores del Ayuntamiento, pero no asumimos la responsabilidad por las irregularidades que puedan cometer si llegan a una casa y pegan, por ejemplo, un mamporro o se llevan algo. No son empleados nuestros".
Esta frase la hemos o¨ªdo mucho en las pel¨ªculas de g¨¢nsteres, cuando el representante de la mafia entra en la lavander¨ªa del inmigrante amarillo para cobrar la protecci¨®n y le dice: "Mira, chino, si no quieres pagar no pagues, pero sabemos d¨®nde estudian tus hijos y a qu¨¦ hora salen del coleg¨ªo, as¨ª que a lo mejor tienen un accidente al atravesar la calle. No te digo que vayamos a hacerlo nosotros porque nuestra gente es incapaz de actuar de ese modo, pero ya sabes c¨®mo est¨¢ el patio. Adem¨¢s, nos han dicho que tienes en casa cosas muy bonitas que podr¨ªan romperse o desaparecer".
O sea, que si les dan un mamporro, o les roban algo, tienen ustedes que llamar, a una comisar¨ªa de Nueva York, porque aqu¨ª, pese a la acreditaci¨®n, nadie sabe nada. As¨ª que lo mejor es que paguen la multa ' al recaudador morm¨®n: de ese modo, adem¨¢s de librarse del mamporro, evitan tambi¨¦n que sus datos ¨ªntimos pasen al ordenador de una multinacional, que es la versi¨®n informatizada de la picadora de carne. Nada m¨¢s desagradable que su confidencialidad sirva para dar gusto a una hamburguesa. Aun que sea de aut¨¦ntico sabor americano. Vale.
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