Chupando como descosidas
Las mujeres de Morata de Taju?a compiten por la aguja de oro enhebrando a toda, velocidad
De ma?ana, en Morata de Taju?a (5.331 habitantes), no tocaba demostrar. la valent¨ªa conquites a un astado ni hacer gala de fervor a la patrona acompa?¨¢ndola en procesi¨®n. La atracci¨®n de la jornada, que congreg¨® junto a la plaza a un centenar de personas, casi todas mujeres, de este pueblo del sureste de la regi¨®n, es muy poco habitual en las fiestas patronales. Sendos concursos de abanicarse -de pie, brazo derecho en alto e izquierdo a la espalda-, hacer centros florales, coser botones y enhebrar agujas.
Y el galard¨®n m¨¢s codiciado, novedad de esta edici¨®n, fueron dos agujas de oro que se exhib¨ªan junto a Ros otros premios primorosamente colocadas sobre un coj¨ªn rojo con una filo de pasamaner¨ªa bordada.
El Grupo Social de Mujeres de Morata, que agrupa a medio centenar de f¨¦minas, decidi¨® hace un lustro hacer su propia aportaci¨®n a las fiestas y organiz¨® el primer concurso de enhebrar agujas. Desde entonces nadie ha batido a la enhebradora m¨¢s r¨¢pida- de ese lado del Taju?a, Isabel Mudarra, 25 de sus 36 a?os d¨¢ndole a la aguja y capaz de pasar la hebra por los ojos de todo un canutero en tres minutos, dos menos de los que marcan las normas del concurso. "El truco es mantener el carrete en la mano izquierda y cortar el hilo con los dientes; con las tijeras se pierde mucho tiempo", comenta, satisfecha, bajo las sombrillas que albergan las cabezas gachas de sus contrincantes, que a¨²n siguen enhebrando y clavando en los acericos las 20 agujas de sus respectivos paquetes.
"Me he puesto muy nerviosa", se excusa Mar? Carmen Leal, una extreme?a de 47 a?os, vieja conocida de esta herramienta que empez¨® a manejar de jovencita para ganarse unos duros cosiendo manteles de lagartera y que mantiene en forma sus dedos preparando el ajuar de su hija.
Lo mismo le ha pasado a Dolores Oreja, de 62, que ven¨ªa preparada con sus tijeras, el dedal en el dedo coraz¨®n y las gafas de ver de cerca colocadas a modo de diadema. "Hab¨ªa demasiado bullicio para concentrarse", se queja.
Mientras ellas enhebran como descosidas, la organizaci¨®n explica a una veintena de chavales c¨®mo tienen que coger los botones de unas cajitas chinas y coserlos con cuatro puntadas en un retal, alternando uno con asa y otro con agujeros.
Los tiempos cambian.
Mientras el ganador, ?ngel Luis Iturribe, de 14 a?os, recoge orgulloso su costurero de premio, una de las organizadoras discute con la madre de una ni?a. "?Pero c¨®mo que no la has ense?ado a coser? Poner un bot¨®n es una cosa necesaria en la vida". "Ahora vienen muy bien pegados y los bajos se cogen con grapadoras", contesta la progenitora.
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