La intervenci¨®n de Alberto II en la crisis de B¨¦Igica deja en evidencia a la clase pol¨ªtica
B¨¦lgica est¨¢ sumida en una profunda crisis de identidad. La intervenci¨®n directa del rey reclamando una reforma de la justicia ha sorprendido con el paso cambiado a la clase pol¨ªtica, incapaz de censurar a un monarca que ha preferido acercarse al pueblo que cumplir a rajatabla su papel constitucional. Pero las buenas intenciones de Alberto II pueden acabar poniendo en entredicho la neutralidad de la monarqu¨ªa en un momento en que la sacudida de esc¨¢ndalos en el sur del pa¨ªs, franc¨®fono, ha dado alas a los radicales flamencos del norte para elevar el tono de sus exigencias.
El reino se debate entre la necesidad o no de sumergirse en una catarsis colectiva a la italiana, un camino que para algunos puede ser la ¨²nica forma de que el ciudadano recupere la fe en las instituciones. La intervenci¨®n directa del rey Alberto II en la crisis, situ¨¢ndose por encima del bien y del mal, ha merecido la cr¨ªtica de algunos constitucionalistas y pol¨ªticos, pero ha sido recibida con una gran cautela general, dando m¨¢s importancia al fondo que a la forma. El Gobierno la hizo suya el mismo martes por la noche para evitar quedar en entredicho, pero para algunos esa declaraci¨®n no basta para justificar la iniciativa real. Ayer afirm¨® que el comunicado de Alberto II hab¨ªa sido pactado con el ministro de Justicia.Todos est¨¢n de acuerdo con lo que pide el rey: una justicia m¨¢s humana y m¨¢s eficaz, una investigaci¨®n a fondo y con todas las consecuencias, un combate internacional contra la pederastia... La popularidad de sus demandas ha acabado poni¨¦ndose por encima de la legalidad de su intervenci¨®n, aunque no han faltado reproches de gran calado.
Los medios de comunicaci¨®n, lo mismo en el norte flamenco como en el sur franc¨®fono, explican las dudas jur¨ªdicas que suscita la decisi¨®n de palacio, pero por encima de ello resaltan la bondad de su objetivo: calmar la crisis pol¨ªtico-judicial. Algunos, empero, son cr¨ªticos. Para el prestigioso De Standaart, "el rey ha infringido las reglas". El populista Het Laastste Nieuws va mucho m¨¢s all¨¢: "Se trata de un precedente peligroso. Su intervenci¨®n directa no hace m¨¢s que reforzar el sentimiento de la opini¨®n p¨²blica ' de que los pol¨ªticos no cumplen. con su trabajo. Eso mina la dernocracia". Le Soir, en cambio, resalta que es el Gobierno el que ha hablado a trav¨¦s del rey y que su actuaci¨®n ha sido "excepcional en la forma, pero conforme a las reglas".
La iniciativa de Alberto II ha sido un flaco favor para la clase pol¨ªtica, atenazada por la duda de si atacar al rey con la Constituci¨®n en la mano -a sabiendas de que sus palabras reflejan el sentir de los belgas- o callar. S¨®lo los liberales franc¨®fonos (en la oposici¨®n) se han atrevido a criticar abiertamente al rey. Su presidente, Louis Michel, comparte las buenas intenciones de palacio, pero advierte que esos debates corresponden al Parlamento: "No podemos desplazar el centro de gravedad de la democracia. Es al Parlamento a quien corresponde controlar al Gobierno y verificar el buen funcionamiento de nuestras instituciones respetando estrictamente lo! poderes de cada uno".
La crisis institucional del pa¨ªs ha reavivado el fuego del enfrentamiento hist¨®rico entre Flandes y Valonia. Los radicales flamencos no han querido dejar p asar una ocasi¨®n de oro para echar porquer¨ªa sobre los socialistas franc¨®fonos. El l¨ªder parlamentario de Volksunie ha pedido pura y simplemente "el desmantelamiento del Partido Socialista [PSI", franc¨®fono. Tambi¨¦n los moderados del CVP (partido del primer ministro Jean-Luc Dehaene) empiezan a lanzar torpedos, aunque de menor calibre: "No podr¨ªamos seguir siendo socios [de coalici¨®n en el Gobierno federal] si el PS intentara impedir la investigaci¨®n sobre la investigaci¨®n", dice su presidente, Marc van Peel.
Los jueces de Lieja confirmaron ayer la orden de prisi¨®n para cinco inculpados por el asesinato de Andr¨¦ Cools, entre ellos el ex ministro socialista Alain van der Biest. Un sexto inculpado, Pino di Mauro, se entreg¨® ayer a la polic¨ªa a la vuelta de sus vacaciones en Francia.
El relanzamiento de la investigaci¨®n de este crimen, cometido en 1991, se produjo gracias a una detallada declaraci¨®n an¨®nima el pasado 3 de septiembre. La declaraci¨®n es extraordinariamente precisa sobre c¨®mo se mat¨® a Cools, pero no precisa qui¨¦n orden¨® el crimen, ni c¨®mo se financi¨® ni cu¨¢l fue el m¨®vil. El abogado de Alain van der Biest afirm¨® ayer, tras conocer esta declaraci¨®n an¨®nima, que en la misma "se alude" tambi¨¦n a otros pol¨ªticos que no han sido citados a declarar por la juez.
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