Ya est¨¢ bien

ROYOA diferencia de lo que ocurre con la responsabilidad civil o penal, que son responsabilidades regladas en condiciones de igualdad para todos los ciudadanos, la responsabilidad pol¨ªtica no conoce en general reglas escritas para nadie excepto para el presidente del Gobierno. En esto consiste la regla de juego de la democracia parlamentaria: en que la reponsabilidad pol¨ªtica del presidente del Gobierno, s¨ª est¨¢ reglada.

La Constituci¨®n espa?ola, siguiendo a todas las de las dem¨¢s democracias parlamentarias, establece que tal res ponsabilidad pol¨ªtica,s¨®lo es exigible por el Congreso de los Diputados y por el cuerpo, electoral. Se trata de la ¨²nica soluci¨®n admisible con base en el principio de legitimaci¨®n democr¨¢tica del poder (art 1,2 CE). En contra de lo que se viene afirmando reiteradamente desde los m¨¢s diversos frentes, la reponsabilidad, pol¨ªtica por el caso GAL ha sido exigida de manera real y efectiva. Es verdad que el Congreso de los Diputados, por motivos en los que no es del caso entrar en estos momentos, decidi¨® no exigir la responsab¨ªlidad pol¨ªtica del piti¨ªdente del Gobierno en la pasada legislatura. Pero el cuerpo el¨¦ctoral s¨ª la ha exigido en las, elecciones del pasado 3 de marzo.

Como se recordar¨¢, en d¨ªchas elecciones el tema GALno fue un tema secundario, sin¨® central. Fue la raz¨®n de la convocaroria anticioada de las elecciones. Y los ciudadanos tuvieron conocimiento pormenorizados de todos los datos relevantes: de la instrucci¨®n del caso Segundo Marey por el juez Baltasar Garz¨®n, de las declaraci¨®nes,de Jos¨¦ Amedo, Juli¨¢n Sancrist¨®bal, Ricardo Garc¨ªa, Damborenea y dem¨¢s imputados, del caso Lasa-Zabala,de los papeles del Cesid,

de las andanzas del coronel: Juan, Alberto Perotel, del chantaje de Mario Conde-Jes¨²s Santaella...No ha habido informaci¨®n relevante sobre los G.AL a la que no hayan tenido acceso los ciudadanos antes y durante la campa?a electoral.:Varios partidos, entre ellos el Partido Popular e Izquierda Unida, hicieron de los GAL uno de los ejes de sus respectivas campa?as. En consecuencia, cuando el cuerp¨® electoral se pr¨®nunci¨® el 3M exigi¨® la responsabilidad pol¨ªtica por el caso GAL. Y exigi¨® en los t¨¦rminos en que lo consider¨® oportuno. T¨¦rminos que pueden haber disgusta do a unos y satisfecho a otros, pero que son los que son y que s¨®lo son revisables por el propio cuerpo electoral en unas pr¨®ximas elecciones generales, si as¨ª considera que debe hacerlo. Desde el punto de vista de la responsabilidad pol¨ªtica, el tema GAL ha sido, pues, decidido por quien pod¨ªa hacerlo y tras un proceso p¨²blico y contradictorio con,todas las garant¨ªas de los procesos electorales.Unicamente desde la ignorancia o desde la mala fe se puede afirmar que todav¨ªa quedan por exigir responsabilidades pol¨ªticas por el caso GAL. Es importante que as¨ª se reconozca de manera expresa, pues, de lo contrario, la tentaci¨®n de utilizar cualquier instrumento para aniquilar a quien se considera que deber¨ªa haber asumido dicha responsabilidad pol¨ªtica puede resultar irresistible.

De ah¨ª al encanallamiento de la vida pol¨ªtica no hay m¨¢s que un paso, como hemos tenido ocasi¨®n de comprobar esta misma semana. No hay sistema democr¨¢tico que pueda sobrevivir sin el respeto mutuo entre los adversarios. Esto fue lo que los ciudadanos decidieron el 3-M. Y es lo que cabe exigir a todos los partidos leales con el juego democr¨¢tico regulado en la Constituci¨®n.