El bolsillo
En tiempos de Franco se desarroll¨® en uno de los costados de la chaqueta com¨²n un bolsillo peque?o que funcionaba a modo de sobre¨¢tico del normal y en el que se guardaba el mechero o las cerillas. Aquel bolsillo era la prueba de que exist¨ªa un orden en el interior del caos, pues finalmente hab¨ªa un sitio para cada cosa y una cosa para cada sitio, al menos de medio cuerpo para arriba. El proceso evolutivo del corte dio al traste con aquel error biol¨®gico de la confecci¨®n, oblig¨¢ndolo a desaparecer del mapa hasta que empez¨® a hacerse familiar la imagen de Rodrigo Rato, en cuyas chaquetas ha vuelto a manifestarse como un ¨®rgano rudimentario o resto arqueol¨®gico empe?ado en se?alar nuestros or¨ªgenes.Estos saltos atr¨¢s son raros en la evoluci¨®n, incluso en la evoluci¨®n de las chaquetas, pero siempre tienen un sentido profundo. Quiz¨¢ a trav¨¦s de esa peque?a abertura respira, con las dificultades que todos conocemos, la econom¨ªa del pa¨ªs; en tal caso, m¨¢s que un bolsillo, ser¨ªa una traqueotom¨ªa destinada a aliviar el ahogo de los bolsillos normales, cosidos a impuestos e inh¨¢biles ya para captar hasta el ox¨ªgeno de la calderilla. Tampoco habr¨ªa que descartar, desde luego, la hip¨®tesis de que se tratara de un mero adorno biol¨®gico caracter¨ªstico de las especies protegidas (lo hemos visto tambi¨¦n en algunas chaquetas del duque de Lugo). Aunque no sabemos a qui¨¦n podr¨ªa excitar hoy un mu?¨®n prehist¨®rico que ya en su d¨ªa, y a pesar de venir disfrazado de tecnolog¨ªa punta, como la cremallera, de la que es coet¨¢neo, fracas¨®.
La cremallera contin¨²a excitando a los temperamentos s¨¢dicos: gracias a eso ha sobrevivido. Pero el bolsillo masoquista de Rato carece de sentido, a menos que el ministro sea capaz de utilizarlo para guardar el mechero o las cerillas. Lo que ser¨ªa para matarle, francamente.
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