El ONCE hace un festival de los Lagos
Z¨²lle y Jalabert reducen la carrera a un pulso personal
Retirado Indur¨¢in, la Vuelta como competici¨®n ha dejado de existir. No hay m¨¢s competencia. Espa?oles y dem¨¢s extranjeros -arrasados en la subida a los Lagos, la primera etapa dif¨ªcil de la, ronda espa?ola- s¨®lo juegan el papel de comparsas en una representaci¨®n reducida al puro espect¨¢culo teatral. Entre el director de escena, Manolo S¨¢iz, y la lucha- que mantengan los dos protagonistas -Z¨¹lle y Jalabert- por hacer con el papel principal est¨¢ toda la lucha. Esto es septiembre, el mes de las tormentas y el escarnio.Algunos, Rominger el despistado, sobre todos, quisieron decir algo, pero nada impide la repetici¨®n de una jugada ya hecha hace justamente un a?o, cuando el coraje de Olano impidi¨® que la ronda espa?ola se terminara tras la quinta etapa. S¨®lo la ONCE, e Indur¨¢in, el obligado, ten¨ªan verdadero inter¨¦s en pensar en la Vuelta como un objetivo importante y a su alcance. Los dem¨¢s participantes, incluidos los voluritariosos que estaban a la espera del fracaso total de la alternativa dominante, asumieron consecuenternente su papel de secundarios. Triunfos menores -una etapa, una larga escapada, una meta volante- eran sus objetivos. Y si no, que la Vuelta les sirviera de trampol¨ªn par otros objetivos m¨¢s a su mano.
Un aspirante al Mundial
Mauro Gianetti aspira a ganar el Mundial y ayer, subiendo los duros Lagos, vio que estaba en el camino de conseguirlo. Tony Rominger, ¨ªdem de ¨ªdem, y not¨® la falta de chispa, los a?os que no pasan en balde y la despreocupaci¨®n despu¨¦s de haber cubierto el expediente. El resto, incluido el bravo pero torpe Jim¨¦nez -c¨®mo se dej¨® arruinar por los hachazos de Gi¨¢netti en los Lagos -, son el t¨ªpico segundo pelot¨®n que en el Tour o Giro llegan normalmente a 10 minutos de los que se juegan el triunfo. A, eso queda reducida la Vuelta, y no es culpa ni de Manolo S¨¢iz -incre¨ªble el trabajo y el sentido de' la responsabilidad de la ONCE, inocente, por otra parte, de que Indur¨¢in dijera basta al ver que sus reservas no daban m¨¢s de s¨ª- ni de los dem¨¢s equipos que esto est¨¦ acabado, finito, finish, the end. Si el ciclismo espa?ol es incapaz de presentar una alternativa en septiembre, a alguien le corresponde cambiar algo.
La etapa reina de la Vuelta -y a¨²n, quedan unas cuantas llegadas en alto: Alto de la Demanda, Cerler- y d¨ªas decisivos a priori -?vila, Navacerrada, contrarreloj de Segov¨ªa-, qued¨® reducida a dos momentos: el teatral ataque de Rominger en el Fito que precipit¨® la retirada de Indur¨¢in y el v¨¢monos de la mano que se dijeron Jalabert y Z¨¹lle en el punto m¨¢s fuerte de los Lagos, en, la Huesera. Los dos l¨ªderes de la ONCE -entre ellos est¨¢ la Vuelta- dejaron tirados a sus rivales, ascendieron recogiendo cad¨¢veres de fugas anteriores y llegaron a la meta juntos. Jalabert se volvi¨® para decirle a Z¨¹lle que se adelantara y le diera la mano para cruzar los dos juntos. Z¨¹lle se neg¨® a la escena. Habr¨ªa sido demasiado. El dominio de la ONCE no necesita de r¨²bricas floridas. Y a¨²n quedan nueve etapas.
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