"He querido escribir la gran novela americana"
Con las palabra "Me llamo Frank Bascombe. Soy periodista deportivo" arrancaba en 1986 la novela de Richard Ford El periodista deportivo. Desde entonces, la voz de ese personaje persisti¨® en la imaginaci¨®n del autor. El d¨ªa de la Independencia, que en primavera recibi¨® el Premio Pulitzer y dentro de unos d¨ªas saldr¨¢ a la venta. en Espa?a editado por Anagrama, se centra en tres d¨ªas en la vida de Bascombe, convertido en agente inmobiliario divorciado e impregnado de desencanto y supervivencia. Un relato absorbente y profundamente existencial."Siempre me hab¨ªa sacado el Premio Pulitzer de la cabeza porque cre¨ªa que nunca iba a escribir un libro que lo ganara", explica Ford. "En realidad no sab¨ªa qu¨¦ tipo de libros ganaban el Pulitzer. Faulkner y Hemingway lo ganaron, pero tambi¨¦n un mont¨®n de escritores muy malos a lo largo de los a?os. Pensando en ello ahora, me imagino que fue porque mi libro trata sobre Am¨¦rica en un momento determinado, pol¨ªtico, econ¨®mico, sociol¨®gico y humano", dice Ford.
El momento es el fin de semana del 4 de julio (fiesta de la independencia americana) de 1988, al t¨¦rmino del segundo mandato de Ronald Reagan en la Casa Blanca. Frank Bascombe, en un dif¨ªcil equilibrio entre la normalidad y el derrumbe personal, se ha reciclado a s¨ª mismo como agente inmobiliario y est¨¢ vendiendo una casa a un matrimonio en crisis antes de cruzar el paisaje suburbano de Nueva Jersey que le separa de la casa de su ex mujer y sus hijos para pasar dos d¨ªas con uno de ellos y tratar de transmitirle alguna lecci¨®n sobre la independencia como concepto existencial.
La cuesti¨®n es hacer de todo esto un an¨¢lisis humano. penetrante y libre de t¨®picos, cosa que Ford consigue con una prosa envolvente. Bascombe piensa que la familia ideal americana "es un modo de vida imposible sin drogas que supriman los impulsos y la nostalgia", que su entorno es la arquitectura nativa de promesas perdidas y muerte temprana", y, en clave menos sombr¨ªa, que "nada merece la pena a menos que tenga el potencial de joderte la vida".
Ford acaba de publicar tambi¨¦n un ensayo en la revista The New Yorker elogiando la belleza de dar y recibir pu?etazos en la cara. "A veces revelo partes de m¨ª mismo que son un poco chocantes, pero es lo que llevo haciendo 25 a?os", dice.
"Cada vez que he escrito un libro he querido escribir la gran novela americana", admite Ford, que vive y trabaja en el remoto Estado de Montana junto a una reserva india colindante con la frontera canadiense. "Mis libros a lo largo del tiempo me han resultado cada vez m¨¢s dific¨ªles de escribir, porque con cada libro me he propuesto cosas m¨¢s dif¨ªciles.
Un an¨¢lisis precoz de D¨ªa de la Independencia puede llevar la idea de que se trata de un texto sobre lo deprimente que es la vida en la costa este de EE UU. Para Ford, esto es una simplificaci¨®n. "Mis personajes est¨¢n en medio de sus Vidas, con distintos grados de ¨¦xito o fracaso", dice. "Est¨¢n intentando. ser felices, y lo que de verdad hacen consistentemente es tomarse la vida en serio. Hay un t¨®pico que los americanos usan mucho contra s¨ª mismos, y es pensar que la felicidad s¨®lo se representa con caras sonrientes y montones de carcajadas. Si ¨¦se fuera el caso, no ser¨ªa necesaria una literatura imaginativa".
Pero ?es o no es EE UU un pa¨ªs de frustrados y separados? "Es un pa¨ªs que tiene mucho espacio para su poblaci¨®n", matiza Ford. "Aislarse a uno mismo con el objetivo de llevar una vida independiente es parte de la tradici¨®n americana. Pero con la necesidad de ejercitar la independiencia a veces surge un tipo de soledad que se convierte en tu adversario. Para soportar la soledad tienes que recordarte, que est¨¢s solitario para intentar ser mejor".
Ford asegura que vive en el relativo aislamiento de los bosques de Montana porque le gusta salir a cazar p¨¢jaros con perros adiestrados por ¨¦l mismo, se define admirador de Bill Clinton y no se considera en absoluto un intelectual. "Yo soy como la mayor¨ªa de los escritores, un respondedor. Respondo a la cultura. Los escritores no somos intelectuales, y de hecho no tenemos intelectuales en EE UU", reflexiona, para de inmediato corregirse: "Bueno, hay algunos pocos. La mayor¨ªa de los escritores en EE UU provienen de la clase media, no son particularmente eruditos. Y la mayor¨ªa de los intelectuales est¨¢n aislados en campus universitarios y anulados por completo, particularmente en el campo de las humanidades. En EE UU existe una desconfianza radical de la idea de la contemplaci¨®n, porque es un pa¨ªs joven que se fund¨® sobre la noci¨®n de acci¨®n m¨¢s que de contemplaci¨®n".
Aunque Ford cree que el legado de la era de Reagan, uno de los pilares de D¨ªa de la Independencia, est¨¢ viviendo sus ¨²ltimos d¨ªas, sus compatriotas han heredado de esa ¨¦poca "una especie de ansiedad flotante sobre lo felices que son y sobre su futuro. Reagan nos preguntaba: ?sois m¨¢s felices ahora que hace cuatro a?os?, y ¨¦sta es una pregunta que se siguen haciendo los americanos todo el tiempo: '?Estoy mejor que el a?o pasado? ?Estoy progresando? ?Estoy llegando a alg¨²n sitio?"", asegura Ford. "En D¨ªa de la Independencia trato de explicar c¨®mo el mercado inmobiliario es una de las formas en que los americanos medimos nuestro ¨¦xito y nuestras vidas, el valor del hogar donde vivimos y c¨®mo cambia de un a?o para otro. Las grandes corrientes de la vida americana, la econom¨ªa, la sociedad, el tema de la raza, todas circulan a trav¨¦s de los agentes inmobiliarios, que tratan con gente que est¨¢ buscando refugio para s¨ª mismos".
A favor de Clinton
"Soy dem¨®crata, y me gusta Clinton porque somos contempor¨¢neos y procedemos del sur de EE UU", explica Ford, que naci¨® en Jackson (Misisip¨ª). "Su inter¨¦s en la igualdad de razas y sexos es algo muy importante para m¨ª. Clinton tiene una visi¨®n muy compleja de c¨®mo Am¨¦rica debe existir en el teatro mundial, y sabe que la diplomacia no puede ser la, misma que cuando Rusia era la excusa constante para el sobrearmamento de nuestro pa¨ªs".Ford, que opina que los compromisos que ha tenido que aceptar Clinton en su primer mandato son inevitables en pol¨ªtica, recuerda que "los americanos quieren ver que sus l¨ªderes son mejores que el resto de la poblaci¨®n general, y Reagan fue un ejemplo perfecto de esto. Yo deseo que mis l¨ªderes sean como soy yo, no quiero tener que admirar a un hombre en cuyos instintos b¨¢sicos no conf¨ªo o desconozco. Sin embargo, creo que los americanos siguen careciendo de toda inspiraci¨®n acerca de sus l¨ªderes. Les importa verdaderamente poco qui¨¦n sea su presidente".Y sobre el conservadurismo de los ochenta, que es el trasfondo de D¨ªa de la Independencia, Ford est¨¢ seguro que no va a perdurar mucho en EE UU. "Para empezar, los republicanos van a perder miserablemente las pr¨®ximas elecciones", afirma. "Intentaron arroparse con el mant¨®n de Reagan en la convenci¨®n republicana y no creo que vayan a volver a hacerlo nunca. S¨ª va a pervivir el legado de Reagan, por ejemplo, en nuestra deuda nacional, que la sufriremos durante mucho tiempo. Pero el optimismo de John Wayne montado a caballo se habr¨¢ ca¨ªdo por la borda para el pr¨®ximo mes de febrero".
D¨ªa de la Independencia no tiene nada que ver con el producto cinematogr¨¢fico del mismo t¨ªtulo que se ha estrenado este a?o en todo el mundo, pero que parece haber sido urdido en los a?os en que Ronald Reagan se sentaba en el Despacho Oval.
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