Ansias de torero

Luis Mariscal tiene madera de torero, y demuestra un af¨¢n desmedido por ser figura. No contento con ello, en la Maestranza evidenci¨®, adem¨¢s, unas extraordinarias ansias de triunfo. No es un artista exquisito, pero le sobran arrestos para emocionar con un toreo apasiona o, sentido y hermosamente valeroso. Su actuaci¨®n fue toda una manifestaci¨®n de torer¨ªa, de temperamento, arrojo y superaci¨®n constante de las dificultades, con un valor que raya en la temeridad. A los dos novillos los recibi¨® a porta gayola con sendas largas cambiadas, y a los dos los tore¨® primorosamente a la ver¨®nica.- Con la muleta, cit¨® de rodillas a su primero desde los medios, y consigui¨® torearlo con temple y largura por el lado derecho. Cuando lo intent¨® por la izquierda, sufri¨® una impresionante voltereta de la que sali¨® conmocionado, pero sin perder un ¨¢pice de sus deseos de triunfo.

Prueba de ello es que volvi¨® a tomar la zurda y fue capaz de trazar una buena tanda de naturales. A la hora de matar se volc¨® como un le¨®n sobre el morrillo y consigui¨® una estocada hasta la mano de efectos fulminantes.

Hab¨ªa olor en La Maestranza a, salida por la Puerta del Pr¨ªncipe, pero no fue posible. Volvi¨® el torero temperamental y arrollador, pero el novillo no le permiti¨® una faena ligada. Por el contrario, se sucedieron los enganchones y la labor final result¨® desigual.

No se desilusion¨®, sin embargo, ante las pocas posibilidades de su oponente, lo intent¨® por ambos lados y volvi¨® a matar como un valiente. Al final, fue paseado a hombros con todo merecimiento. M¨¢s, si cabe, en un momento en que no abundan los toreros que salen a la plaza con verdaderas ansias de triunfo.

Eso le falt¨®, quiz¨¢, a Domingo Triana en el quinto novillo, que result¨® deslucido. Se mostr¨® el torero inseguro, con pocos recursos y muchas prisas.

Mejor estuvo en el segundo, blando y de corta embestida, con el que realiz¨® un trabajo serio de torero experimentado y artista. Super¨® las pocas condiciones del novillo, y sac¨® un partido que no

,ten¨ªa en muletazos largos y lentos. No fue una faena de clamor, pero s¨ª de torero.

Manuel Amador pas¨® desapercibido. Desconfi¨® de sus condiciones, su moral pend¨ªa de alfileres y los novillos le ayudaron poco. Le sobraron tristeza e indecisi¨®n. Su labor transcurri¨® entre silencios;- como si no hubiera hecho el pase¨ªllo.