El riesgo de fracaso de la Union, a debate
Delors, Pujol, Lamers, De Charette y H¨¢nsch propugnan la urgencia de la construcci¨®n europea
Resurge el ca?¨®n Berta del miedo al precipicio: ?Qu¨¦ pasar¨¢ si no lo hacemos? ?Qu¨¦ ocurre en la Uni¨®n Europea (UE) si fracasa la uni¨®n monetaria? ?Y si no culmina su ampliaci¨®n al Este? Cuando se lanzan estas preguntas, es que se juega ya al todo o a la nada. Frente al vendaval esc¨¦ptico, un grupo de pol¨ªticos e intelectuales propugn¨® en Estrasburgo la "urgencia" de Europa.
La gran baza para el mercado ¨²nico de 1992 fue el lema El coste de la no-Europa. Un interrogante sobre la alternativa que resurgi¨® este fin de semana en el coloquio La urgencia europea, organizado por la fundaci¨®n Nuestra Europa, de Jacques Delors, y Le Nouvel Observateur, con los diarios The Guardian, La Stampa, S¨¹ddeutsche Zeitung y EL PAIS.
La construcci¨®n europea est¨¢ en el purgatorio", convertida en "el chivo expiatorio" de la opini¨®n, clam¨® el presidente del Parlamento Europeo, Klaus H¨¢nsch. Todos acordaban que no es Maastricht la fuente del rigor, sino el mercado, la competitividad mundial. Y se interrogaban sobre el coste laboral de la no-Europa monetaria. "Los 18 millones de parados han perdido su empleo en la Europa de las 14 monedas, no en la de la moneda ¨²nica", respond¨ªa H¨¢nsch. ?Qu¨¦ ocurre si no la logramos? ", inquir¨ªa el l¨ªder del Partido Socialdem¨®crata Alem¨¢n, Rudolph Sharping. "Que se desatar¨¢ una enorme especulaci¨®n sobre las monedas nacionales y el proyecto com¨²n estallar¨¢", aventuraba. Junto al miedo al vac¨ªo, el balance de lo ya obtenido. La transici¨®n monetaria "ha permitido a Francia restaurar la credibilidad del franco y erradicar la inflaci¨®n", constataba su ministro de Exteriores, Herv¨¦ de Charette. Y el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, a?ad¨ªa que muchas veces le preguntan: "?Por qu¨¦ quer¨¦is estar si necesit¨¢is hacer tanto sacrificio?". "Porque Espa?a", zanjaba, "quiere ser miembro del club- Europa, su gran garant¨ªa de estabilidad pol¨ªtica, econ¨®mica y de progreso social; el cambio de Espa?a ha sido formidable en 15 a?os".
Delors lament¨® la morosidad de la moneda ¨²nica porque "nos habr¨ªa hecho crecer medio punto m¨¢s cada a?o" y ante el vendaval cr¨ªtico propugn¨® aplicar el tratado "de forma inteligente" (flexible), e impulsar la uni¨®n pol¨ªtica y la dimensi¨®n social de la Uni¨®n. "No tendremos moneda ¨²nica durable si no viene con la uni¨®n pol¨ªtica", coincid¨ªa el representante de un banco central, el belga Guy Quaden. "Como banquero central quiero un Banco Central Europeo independiente, pero que no act¨²e en el vac¨ªo pol¨ªtico, pues ser¨ªa blanco de todos los descontentos". La eurodiputada Elisabeth Guigou se rebel¨® contra la "progresivamente restrictiva interpretaci¨®n de Maastricht" de Theo Waigel y compa?¨ªa. Y clam¨® contra Par¨ªs, Londres y Bonn, porque "rechazan" meter el empleo en el nuevo tratado.
El mismo miedo al vac¨ªo se emple¨® para defender la ampliaci¨®n. "O exportamos nuestra estabilidad o importaremos. la inestabilidad de los vecinos", clamaba H¨¢nsch. La reforma de Maastricht "no avanza", registr¨® Guigou. La alternativa es "aplazar la ampliaci¨®n, lo que ser¨ªa inaguantable, o ampliar sin haber profundizado, que ser¨ªa el fin de la construcci¨®n europea". En positivo, el polaco Bronislaw Geremek recordaba que "hoy desaparecen muchas ideolog¨ªas, pero no la de Europa, que sustituye en nuestros pa¨ªses a la ideolog¨ªa americana de los a?os de la lucha por la libertad" y se ofrec¨ªa para "aportar sue?os a esta ideolog¨ªa". Y volv¨ªa al hilo conductor: ",?Cu¨¢nto costar¨ªa la no ampliaci¨®n".
"Los costes son tambi¨¦n inversiones en un mejor futuro, el Este no es s¨®lo competencia, es un mercado", respondi¨® el ide¨®logo del canciller Kohl, Karl Lamers. Pero advirtiendo que, como las ayudas a Irlanda, Portugal y Espa?a han dado "¨¦xitos hist¨®ricos", deber¨¢n ser "reorientadas".
Le replic¨®, contundente, Pujol. "Fuimos olvidados mucho tiempo", record¨®. Ahora, no. Pero el apoyo al Sur de la UE "no debe pararse aqu¨ª", debe desbordarse hacia el norte de ?frica, porque el Mediterr¨¢neo acoge "la frontera m¨¢s inestable de Europa, por su subdesarrollo, la explosi¨®n demogr¨¢fica y el fundamentalismo", aunque "a veces fracasamos explicando esto a los de Hamburgo". Asent¨ªa Mario Soares, recordando que fuera "hay mucha demanda de Europa, conf¨ªan en nosotros y nos necesitan". Y apretaba tuercas Bichara Khader, profesor palestino en Lovaina. Europa no ha sido "el catalizador de la integraci¨®n regional mediterr¨¢nea", lamentaba.
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