No hay bromas con el amor
Curioso: en dos producciones recientes, la primera actriz hace una representaci¨®n de Marilyn Monroe interpretando la obra. Las dos, cl¨¢sicas: ]las dos, incluso, con un parecido de fondo, el del desd¨¦n amoroso: mas a¨²n que a la obra de Moreteo, esta Posadera, de Goldoni se debe a otra que es antecedente de las dos, La vengadorade las mujeres.Pobre Norma Jean, no veng¨® ninguna mujer: fue de las mujeres mas v¨ªctimas de los hombres en sus personajes y en la vida real. Pero el homenaje a Marilyn es admirable: treinta y cuatro a?os despu¨¦s de su muerte sigue inspirando, sigue entrando la manera de comprender a un personaje, a un tipo. Yo creo que tiene poco que ver con La Posadera, y es cierto que la joven y grata actriz, Laura Conejero, y el texto desbordan su propia personalidad y su raz¨®n. Digo posadera inconscientemente y no lo corrijo: hostalera, siendo una palabra correcta -due?ade un hostal- es un poco rebuscada y no se usa. La obra se llam¨® muchas veces La Posadera, -La locandiera, en italiano- y luego, como ha querido cada uno. Hace poco, en Madrid, Mirandolina, por el nombre de la protagonista. Disquisiciones in¨²tiles.
La hostalera, de Carlo Goldoni
Traducci¨®n: Nuria Fun¨® y Sergi Belbel. Int¨¦rpretes: Laura Con,-,jero, Jordi Boixaderas, Santo Ib¨¢?ez, Marc Cartes, Pepa L¨®pez, Isabel Rocatti, Pere Ventura y Pau Dur¨¢. Escenografia: Joaqu¨ªn Roy. Vestuario: Merc¨¦ Paloma. Iluminaci¨®n: Jos¨¦ Luis ?lvarez. M¨²sica: ¨®scar Roig. Direcci¨®n: Sergi Belbel. Teatro de la Comedia. Madrid, 19 de septiembre.
Sergi Belbel como director y como traductor -con Nuria Furi¨®- ha hecho una versi¨®n muy libre de lenguaje y de vestuario: muy fresca, muy actual (en lo posible), muy divertida. Podr¨ªa ocurrir que entre tantas libertades como justamente se ha tomado hubiera elegido la de aligerarla en algo m¨¢s de media hora, y resultar¨ªa a¨²n mas grata.
Son obras escritas en tiempos de otra preceptiva y de otra ret¨®rica, para un p¨²blico menos acostumbrado a las elipsis; un p¨²blico, adem¨¢s, revoltoso, m¨®vil y charlat¨¢n. Para ¨¦l eran necesarias las reiteraciones. Para nosotros, no. Hemos aprendido mucho. Y hemos aprendido tambi¨¦n demasiado de esta obra que se repite continuamente.
La diversi¨®n de esta Posadera est¨¢ en la interpretaci¨®n abiertamente c¨®mica, sobre todo del personaje desde?oso y fr¨ªo, el caballero, por un buen actor que se va exagerando a medida que el texto avanza. Y por la actriz que va a su caza: hasta que llega el final melanc¨®lico. ?Por qu¨¦ lo puso el maestro? Quiz¨¢ por conformismo ante los inconformistas, por mostrar que las cosas han de ser como est¨¢n determinada; quiz¨¢ por demostrar que no hay bromas con el amor, como luego se dir¨ªa tantas veces.
Queda dicho todo: la adaptaci¨®n es buena aunque larga, los primeros actores son excelentes, los dem¨¢s rinden muy buen trabajo y tienen muy buena direcci¨®n, y el p¨²blico la acepta muy bien.
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