Alianza suiza contra Jalabert
Dufaux y Rominger ayudan a Z¨¹lle tras la marcha del franc¨¦s en la subida a Ampriu
Por fin, si no gran ciclismo, al menos incertidumbre. Llevaba la Vuelta 3.094 kil¨®metros punteados hacia la rutina con el dominio del ONCE, que en dos d¨ªas redondos -Albacete y Lagos- hab¨ªa acabado con cualquier oposici¨®n -Rominger, Escart¨ªn e Indur¨¢in- y con el convencimiento de que todo estaba decidido, cuando, de repente, en s¨®lo se¨ªs kil¨®metros -los ¨²ltimos de la ascensi¨®n a Ampriu-, la duda se abri¨® paso entre tanta certidumbre. La seguridad escond¨ªa peque?as miserias. A punto estuvo de llegar la sorpresa vestida de mala noticia. El l¨ªder inamovible, Z¨¹lle, pens¨® el mal momento que todos los l¨ªderes pasan en todas las vueltas. La duda no nace tanto de la capacidad de aguante de Z¨¹lle, sino del papel que piensa jugar el segundo, su compa?ero de equipo Jalabert, en lo que queda. Son los problemas de tener dos l¨ªderes ambiciosos en el mismo equipo.Un observador suizo titular¨ªa: "La Confederaci¨®n Elv¨¦tica salva el liderato de Z¨¹lle del ataque de Jalabert"; uno espa?ol, Eusebio Unzue, director del Banesto, titul¨®: "Lo que no hemos sido nosotros capaces de hacer
[poner en dificultad a Z¨¹lle], lo han hecho ellos mismos
[su equipo, el ONCE]". Un protagonista implicado, Manolo S¨¢iz, director del ONCE, zanj¨®: "Z¨¹lle no ha pasado peligro en ning¨²n momento". ?Qui¨¦n entiende el sentido ¨²ltimo de lo que pas¨® en esos seis kil¨®metros? Descritos, sin m¨¢s, son sencillos: Escart¨ªn ataca y Jalabert le frena; Rinc¨®n (compa?ero de equipo de Z¨¹lle y Jalabert) se aprovecha y contraataca fuerte; Z¨¹lle empieza a quedarse; Dufaux (actual tercero) sigue, con Jalabert a su rueda, dejando a Z¨¹lle; Rominger llega por detr¨¢s, enlaza con Z¨¹lle y le lleva al grupo de Dufaux y Jalabert, despu¨¦s contin¨²a tirando de todo el grupo en pos de Rinc¨®n; a 200 metros, Jalabert sprinta y saca cinco segundos a Z¨¹lle, m¨¢s ocho de bonificaci¨®n. ?Qui¨¦n lo entiende? ?Por qu¨¦ atac¨® Rinc¨®n si su l¨ªder ten¨ªa el d¨ªa malo? ?Por qu¨¦ Rominger ayud¨® a un rival? ?Por qu¨¦ Jalabert sprint¨® para ser segundo?
La carrera ya lleg¨® cargada a los pies de Ampriu. Z¨²lle ya hab¨ªa pedido a Manolo S¨¢iz: un aerosol bucal, ya que sufr¨ªa una crisis de asma. Luego se acerc¨® a Jalabert y le dijo: "Dile a Rinc¨®n que no marque un ritmo tan fuerte, que nos va a dejar". El colombiano sigui¨® machacando. A se¨ªs kil¨®metros, salto de la rana (le Escart¨ªn. Jalabert aprovecha para hacer trizas al grupo de 13 que iba hasta entonces con la lengua fuera. Delante, s¨®lo el podio actual de la Vuelta: Z¨¹lle, Jalabert, Dufaux. Rinc¨®n se queda moment¨¢neamente descolgado, pero reacciona desde atr¨¢s y pasa como una exhalaci¨®n al tr¨ªo. Con la aceleraci¨®n consiguiente, Z¨¹lle empieza a decolgarse. El maillot amarillo, solo, a punto de perder la Vuelta. Pero el rival de Z¨¹lle, a s¨®lo 1.23 en la general, era Jalabert. Dufaux: "Levant¨¦ el pie en cuanto vi que Z¨¹lle se quedaba; no quer¨ªa hacerle perder la Vuelta a manos del franc¨¦s, que le hab¨ªa atacado". Z¨¹lle se queda solo, pero por detr¨¢s aparece el viejo Rominger, subiendo a su ritmo di¨¦sel. "Hab¨ªa que echarle una mano a Z¨¹lle, ?no? Mejor ayudarle a ¨¦l que a Jalabert, ?no?", dice el otro suizo. "Y despu¨¦s de tanto trabajo, va Jalabert y me sprinta, jo". Porque Rominger hab¨ªa hecho llegar a Z¨¹lle al d¨²o Jalabert-Dufaux, y luego les hab¨ªa marcado el ritmo hasta que oliendo la meta salt¨® el franc¨¦s a por la bonificaci¨®n.
La duda da vida a la Vuelta, pero ?qui¨¦n entiende algo? Jalabert: "He demostrado que hay recambio en el equipo si Z¨¹lle desfallece". Z¨¹lle: "Estoy convencido de que despu¨¦s de esta crisis tengo m¨¢s f¨¢cil ganar la Vuelta". S¨¢iz: "Quien quiera atacamos revienta antes". El ONCE sali¨® ganador: una etapa m¨¢s para el c¨®mputo. Esto es el ciclismo moderno.
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