Mejor, perdida
Algo da?a la figura de Luis Cernuda el estreno mundial de esta obra, silenciada -por algo- durante tantos a?os, para quien no conozca todo el enorme valor de su poes¨ªa, y el de sus ensayos en prosa. Mejor el olvido. Y la destrucci¨®n, y el fuego. Mejor perdida esta obra que resucitada, excepto por la mera curiosidad literaria y el inter¨¦s de los investigadores. Se da como su fecha estimada la de 1937: Alberti recuerda que asisti¨® en ese a?o a su lectura. Creo, m¨¢s bien, lo que dice P¨¦rez Coterillo de que debi¨® ser redactada antes.Esta localizaci¨®n del tiempo parece interesante para explicarse por qu¨¦ esa cosa tan antigua fue a aparecer en plena guerra civil, que no dejaba indiferente al poeta comunista, a cuya p¨¦rdida dedic¨® Las nubes. No se entiende por qu¨¦ Cernuda iba a dedicarse a repetir la historia del viejo y la ni?a, que viene de los primeros entremeses del teatro espa?ol, y que hab¨ªa hecho Lorca 10 a?os antes en La zapatera prodigiosa.Hay unos datos de expresionismo (se acent¨²an con el buen decorado de Juan Pedro de Gaspar), otros de popularismo en la leyenda. Hay, desgraciadamente, intentos de teatralidad.
La familia interrumpida
De Luis Cernuda, 1937. Int¨¦rpretes: Miguel Palenzuela, Andoni Garc¨ªa, Melida Molina, Helena Due?as, D¨¦bora Izaguirre, Marimba, Eduardo Aguirre. Escenograf¨ªa: Juan Pedro de Gaspar. Figurinista: Jes¨²s Ruiz. Direcci¨®n: Gustavo Tambascio. Festival de Madrid. Teatro Lara. Madrid, 1 de octubre.
Teatralidad
Los buenos escritores de la ¨¦poca estaban contaminados por la leyenda de la teatralidad, como ahora de la dramaturgia: es decir, la de que el teatro tiene una preceptiva muy corta, pero imprescindible, y que un autor no tiene por qu¨¦ ser un escritor, y viceversa.En esa ¨¦poca, ni Lorca ni Valle se sometieron a la falsa presi¨®n del c¨ªrculo m¨¢gico de los autores de moda, de los empresarios cerrados de mollera. Pienso que Cernuda, con esta pobre invenci¨®n, este truco de la mujer y la hija del relojero seducidas por un mismo macho jovencito y exageradamente sexual, y la criada que tiene una segunda vida de aventurera misteriosa y termina siendo la seductora de la joven esposa, quiso entrar en lo que se consideraba el misterio teatral, que s¨®lo se revela a unos cuantos elegidos y, por desgracia, escasamente inteligentes (hablo de su sombr¨ªo tiempo); y que el lenguaje ten¨ªa que allanarse. Sobre todo eso est¨¢ la creaci¨®n del relojero: un dictador de su casa, un dominante: su persona es la encarnaci¨®n de la cr¨ªtica al poder, que quiere que todos sean iguales, y la ilusi¨®n de su vida es la de que todos los relojes marcasen siempre la misma hora.
Gustavo Tambascio trata de alzar la poquedad de la obra. Crear el escenario en el interior de un inmenso reloj de torre, dar vida al - reloj represent¨¢ndolo en un percusionista que toca muy bien la marimba y en su oportunidad teatral (aunque a veces impida escuchar el di¨¢logo), no tratar de modernizar la obra, sino de situarla en su tiempo de una manera un poco fant¨¢stica, son los pocos alicientes de la representaci¨®n. Los actores no lo resultan: est¨¢n dirigidos con un exceso de lentitud, sin duda deliberada, para representar el juego relojero de Cernuda.
Tuvieron, sin embargo, estos actores muchos aplausos y hay, sin duda, un trabajo delicado y minucioso en ellos que merece su premio.
Babelia
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