Contigo en el r¨ªo de la vida
La mano experta de Teresa Nieto (a pesar de su modestia al no separar su trabajo rector del resto) se siente desde la primera luz en Arrieritos somos.... su nueva obra que ahora repone en segunda versi¨®n.Este reencuentro con su trabajo creador se esperaba, pues siempre da calidad, buen hacer y emociones. La core¨®grafa sigue su particular sistema de exploraci¨®n en el maridaje del flamenco esc¨¦nico con la danza contempor¨¢nea. Si de alguien se puede hablar con propiedad como fusi¨®n en el baile espa?ol actual, esa es Nieto, adem¨¢s de, naturalmente, Joaqu¨ªn Cort¨¦s y Antonio Canales, que apuntan en algunos fragmentos de sus obras recientes por esa v¨ªa que al parecer, asoma y ya cristaliza como futuro que se impone. Aunque, haciendo justicia, hay que se?alar que esta artista parte del lenguaje moderno y poco a poco ha ido entrando en el aparato motor del flamenco, y lo demuestra en c¨®mo usa a los bailarines de ese g¨¦nero, c¨®mo los transforma en materia d¨²ctil y generosa.
La Duna Danza
Arrieritos somos ...: Coreograf¨ªa y baile: Florencio Camp, Tacha Gonz¨¢lez, Teresa Nieto, Elena Santoja, Patricia Torrero y Miguel Ca?as; m¨²sica: Pepe Marchena, Lambarena y otros; guitarra: Ram¨®n Jim¨¦nez; percusi¨®n: Peluche; cante: Juan Carlos Trivi?o; vestuario: Sandro Tamburi; luces: Enrique Rodr¨ªguez. Teatro Pradillo, Madrid. Hasta el 27 de octubre.
Palma y taconeo
El peso del trabajo de esta core¨®grafa abre el primer baile de presentaci¨®n en el terreno coral -los seis artistas en l¨ªnea-, con una asociaci¨®n r¨ªtmica entre el gesto, cierta libertad corporal, las palmas y el taconeo en su vertiente expresiva. El resultado es preparar positivamente al p¨²blico para la exposici¨®n de todo el trabajo. Arrieritos... no es una obra alegre (Teresa no lo es: sus piezas siempre destilan una cierta melancol¨ªa que las barniza en lo po¨¦tico) sino un fresco de relaciones humanas complejas donde se juega fuerte en la tensi¨®n espacial, trazada a veces sobre el estatismo, la pausa, los bloques geom¨¦tricos, el uso del suelo. Los bailarines dan todo de s¨ª: la propia Teresa su concentraci¨®n, Tacha su raza y sobre todo Miguel Ca?as, que se responsabiliza de un papel creado primeramente por y para Canales, y lo borda, saca un aliento de fuerte sensualidad y ajustado o¨ªdo hasta estremecer al espectador.Arropados por un vestuario refinado, luces adecuadas, guitarra y voz en directo de alta calidad con una percusi¨®n original y bien entrelazada a los pasos de baile, el espect¨¢culo merece ser visto y aplaudido, como lo fue anteayer por el no demasiado numeroso p¨²blico que ocup¨® las gradas del Pradillo, pero que supo reconocer y recoger ese aviso que lanzaban los bailarines desde la escena en sombras: "Si este es el r¨ªo de la vida, la superficie es un espejo: m¨ªrate, me ver¨¢s, te ver¨¢s y nos encontraremos ...: arrieritos somos".
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