Mario Vargas Llosa dibuja en Francfort una visi¨®n apocal¨ªptica de lo audiovisual
El escritor, que recibi¨® ayer el Premio de la Paz, vislumbra "un mundo sin ciudadanos"
El escritor Mario Vargas Llosa ofreci¨® en su discurso Dinosaurios en tiempos dif¨ªciles, ayer en Francfort, con motivo de la entrega del Premio de la Paz de los Editores y Libreros Alemanes, una visi¨®n apocaliptica de la cultura audiovisual que puede "deslizarnos hacia un mundo sin ciudadanos, de espectadores, un mundo que, aunque tenga las formas democr¨¢ticas, habr¨¢ llegado a ser aquella sociedad let¨¢rgica de hombres y mujeres resignados que aspiran a implantar las dictaduras". En el discurso en honor del premiado, Jorge Sempr¨²n destac¨® la coherencia de Vargas Llosa y afirm¨® que si alguien ha traicionado los ideales libertarios de la revoluci¨®n cubana, "aquel traidor no fue Mario Vargas Llosa, sino el propio Fidel Castro".
En el marco solemne y de rigurosidad luterana de la Paulskirche de Francfort, el lugar donde en 1849 la Asamblea Nacional aprob¨® la primera Constituci¨®n alemana, antes de que el pa¨ªs lograse la primera unidad, se entreg¨® a Vargas Llosa el premio cultural m¨¢s prestigioso de Alemania, que en el pasado recibieron tambi¨¦n el Poeta nicarag¨¹ense Ernesto Cardenal, el escritor mexicano Octavio Paz y el espa?ol Jorge Sempr¨²n, quien se encarg¨® del paneg¨ªrico.Todo tuvo un tono solemne, casi religioso, y se hizo un silencio sepulcral cuando el galardonado entr¨® en el local, a las once en punto de la ma?ana, acompa?ado por el presidente federal alem¨¢n, Roman Herzog, y el flamante embajador de Espa?a, Jos¨¦ Pedro Sebasti¨¢n de Erice, junto con otras personas. Tras los discursos de cortes¨ªa y el de Sempr¨²n, sigui¨® la entrega del premio, que Vargas Llosa recibi¨® con un discurso apocal¨ªptico, en t¨¦rminos de Umberto Eco, sobre la cultura audiovisual.
El galardonado, que ley¨® el texto en espa?ol, se autocaracteriz¨®, entre breves risas de los presentes, como "un dinosaurio con pantalones y corbata, rodeado de computadoras". Afirm¨® Vargas. Llosa que, a pesar de la gran cantidad de libros que se publican hoy d¨ªa, nadie a su alrededor -"o casi nadie, para no discriminar a los pobres dinosaurios"- "cree ya que la literatura sirva de gran cosa, salvo para no aburrirse- en el autob¨²s. o en el metro, y para que, adaptadas al cine a a la televisi¨®n, las ficciones literarias -si son de marcianos, horror, vampirismo o cr¨ªmenes sadomasoquistas, mejor- se vuelvan televisivas o cinematogr¨¢ficas"
Contra el integrismo
Critic¨® Vargas Llosa la literatura denominada light, "noci¨®n que es un error traducir por ligera, pues, en verdad, quiere decir irresponsable y, a menudo idiota". A continuaci¨®n se refiri¨® a los autores que por no seguir esta l¨ªnea se convierten en un peligro para los poderes constituidos y se refiri¨® a la "pandilla de g¨¢nsteres" que gobierna Nigeria, los perseguidores de Taslima Nasrami en Bangladesh, los que emitieron. la fatwa contra Salman Rushdie y los integristas isl¨¢micos que deg¨¹ellan a decenas de periodistas y escritores en Argelia.Lanz¨® Vargas Llosa un llamamiento "a los dramaturgos, novelistas y poetas de los pa¨ªses cultos y libres que se desencantan de su oficio" por la frivolizaci¨®n a la que les parece estar sucumbiendo o porque se creen ya derrotados por la cultura audiovisual. A ellos les recomienda Vargas Llosa dirigir la mirada "a esa vast¨ªsima zona del mundo que a¨²n no es culta ni libre, para levantarse la moral. All¨ª la literatura no debe de estar muerta, ni ser del todo in¨²til, ni la poes¨ªa y la novela y el teatro, inocuos, cuando los d¨¦spotas, tiranuelos y fan¨¢ticos les tienen tanto miedo y les rinden el homenaje de censurarlos, y de amordazar y aniquilar a sus autores".
No sostiene Vargas Llosa que el compromiso c¨ªvico y moral del intelectual garantice el acierto: "Me he equivocado demasiadas veces y he visto a muchos escritores que admir¨¦ y tuve por directores de conciencia equivocarse tambi¨¦n y, a veces, poner su talento y genio al servicio de la mentira ideol¨®gica y el crimen de Estado, para hacerme ilusiones". S¨ª cree con firmeza Vargas Llosa que "sin renunciar a entretener, la literatura debe hundirse hasta el cuello en la vida de la calle, en la experiencia com¨²n, en la historia haci¨¦ndose, como lo hizo en sus mejores momentos (...) sin arrogancia, sin pretender la omnisciencia, asumiendo el riesgo del error".
En la competencia para entretener, Ias ficciones de la literatura no pueden competir con las que suministran las pantallas, grandes o chicas. Las ilusiones fraguadas con la palabra exigen una activa participaci¨®n del lector, un esfuerzo de imaginaci¨®n y, a veces, trat¨¢ndose de literatura moderna, complicadas operaciones de memoria, asociaci¨®n y creaci¨®n, algo de lo que las im¨¢genes del cine y la televisi¨®n dispensan a los espectadores". Para Vargas Llosa, Ias ficciones de las pantallas son intensas por su inmediatez y ef¨ªmeras por sus resultados. Nos apresan y nos excarcelan casi de inmediato. De las literarias, somos prisioneros toda la vida".
Decir la verdad
Reconoce Vargas Llosa que las im¨¢genes de las pantallas "divierten m¨¢s, entretienen mejor, pero son siempre parcas, a menudo insuficientes y muchas veces ineptas para decir, en el complejo ¨¢mbito de la experiencia individual e hist¨®rica, la verdad y toda la verdad", Afirm¨® que Ia informaci¨®n audiovisual, fugaz, transe¨²nte, llamativa, superficial, nos hace ver la historia como ficci¨®n, distanci¨¢ndonos de ella mediante el ocultamiento de las causas, engranajes, contextos y desarrollos de esos sucesos que nos presenta de manera tan vivida".Llega a la conclusi¨®n Vargas llosa de que hay que llenar un vac¨ªo que dejan los medios audiovisuales, y "ese trabajo debe hacerse si queremos que el m¨¢s preciado bien de que gozamos -las minorias que gozamos de ¨¦l-, la cultura de la libertad, la democracia pol¨ªtica, no se, deteriore y sucumba por dimisi¨®n de sus beneficiarios".
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