Stuart Gordon inventa la ciencia-ficcion con camioneros en el filme 'Space truckers'
Gran expectaci¨®n ante la presencia de Quentin Tarantino entre el p¨²blico
As¨ª es el fant¨¢stico: si los dragones filosofan, ?por qu¨¦ los camioneros no van a viajar entre las estrellas? Con el estreno, a concurso, de Space truckers, Stuart Gordon, el director de aquella apoteosis del despiece que fue Reanimator, present¨® ayer un nuevo subg¨¦nero de la ciencia-ficci¨®n que cabe bautizar como road movie interplanetaria o space opera transportista. El filme, con mucho humor, hizo re¨ªr y aplaudir al p¨²blico, entre el que se encontraba, espectador de excepci¨®n, el esperado Quentin Tarantino. "Quise dar un giro al cine del espacio", dijo ayer Gordon.
La presencia de Quentin Tarantino en el Auditorio Gran Sitges casi provoc¨® un tumulto. El p¨²blico que abarrotaba la sala s¨®lo parec¨ªa tener ojos para el director de Pulp Fiction, que, sentado en medio de una fila con pantal¨®n corto y una camiseta negra arremangada en el m¨¢s puro estilo hortera, pon¨ªa cara de circunstancias. Fuentes cercanas al cineasta se?alaron que Tarantino hab¨ªa contribuido con gran esfuerzo a la liquidaci¨®n de dos botellas de vino, lo que explicar¨ªa su aplomo en la sala de proyecciones mientras decenas de aficionados le sacaban fotos, reclamaban su atenci¨®n -"?eh ' Quentin"!- o simplemente le, miraban arrebatados desde el pasillo. Al director del festival, Alex Gorina, le temblaba la pajarita de gozo.El director de Space truckers, Stuart Gordon, y su principal int¨¦rprete, Charles Dance, subieron al estrado para presentar la pel¨ªcula. "Me gustan las pel¨ªculas del espacio", dijo Gordon; "las he visto todas y ya hace 20 a?os de La guerra de las galaxias, y me pareci¨® que era el momento de volver al asunto". "Aunque esto es diferente", precis¨®, "no hay jedis y Dennis Hopper hace de buen chico".
Space trackers se abre en Trit¨®n, una luna de Saturno, con un deliberado homenaje a la trilog¨ªa de Lucas y con una salvaje batalla que deja el suelo perdido de v¨ªsceras y circuitos. Tras ese preludio tan de g¨¦nero, empieza lo que podr¨ªamos denominar la subversi¨®n del asunto. Un objeto que vuela por el espacio a c¨¢mara lenta resulta ser una lata de cerveza. Y ah¨ª llega Hopper, curtido transportista interplanetario, a los mandos de su desvencijada Paquidermo 2000 con un cargamento de cerdos marcianos gen¨¦ticamente perfeccionados rumbo a unos muelles espaciales tan oxidados como los de Rimrunner, de C. Cherry. Es el inicio de una aventura desmadrada al cabo de la cual Hopper, otro camionero y una camarera salvan la Tierra de una tremenda amenaza.
La ciencia-ficci¨®n pocas veces ha mostrado un futuro tan cutre, hecho polvo y remendado. Baste con decir que Hopper lleva en su cami¨®n-nave espacial una nevera de corcho para las cervezas. Por primera vez en la ciencia-ficci¨®n, miras el parabrisas de los cohetes a ver si han pasado la ITV.
Al finalizar la proyecci¨®n, Tarantino abandon¨® la sala por una puerta diferente a la del resto del p¨²blico, sin querer hacer declaraciones-, y Gordon subray¨® su felicidad de haberle tenido como espectador. "Le conoc¨ª aqu¨ª hace cuatro a?os y nos hemos hecho buenos amigos", dijo.
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