Veinte a?os de 'vendettas'
La cuesti¨®n corsa es, desde hace 20 a?os, un problema que cada Gobierno franc¨¦s hereda y que traspasa, ligeramente empeorado, al Ejecutivo que le sucede. El movimiento nacionalista de C¨®rcega no s¨®lo es fragmentario y muy minoritario en las urnas, sino que ha derivado hacia una constante lucha de clanes y una sucesi¨®n de vendettas personales. Los distintos grupos se acusan entre s¨ª de extorsi¨®n y pr¨¢cticas mafiosas.
El viejo Frente de Liberaci¨®n Nacional de C¨®rcega (FLNC) sufri¨® una primera escisi¨®n en 1989, al crearse Resistenza. Al a?o siguiente, una nueva escisi¨®n dividi¨® el FLNC entre el llamado Canal Habitual y el Canal Hist¨®rico. Los habituales aprobaron en septiembre del a?o pasado un "documento de trabajo" que propon¨ªa la eliminaci¨®n fisica de todos los hist¨®ricos, pero en realidad son ¨¦stos los m¨¢s radicales. El FLNC hist¨®rico y su vitrina legal, el movimiento A Cuncolta Naziunalista, parecen haber impuesto la fuerza de su armamento sobre una isla en la que abundan las armas y la confusi¨®n. La reivindicaci¨®n de los hist¨®ricos no es la independencia a cualquier precio: exigen la independencia, pero s¨®lo en buenas condiciones econ¨®micas.
Los terroristas gozan de una relativa impunidad, salvo cuando se matan entre s¨ª, mientras jueces y polic¨ªas se dicen "abandonados" por la autoridad republicana. El Gobierno de Jupp¨¦ intent¨® aplicar la estrategia del palo y la zanahoria, trasladando los sumarios sobre terrorismo corso a Par¨ªs para evitar la presi¨®n local y, a la vez, ofreciendo negociaciones y concediendo un estatuto de zona franca a la isla. Hasta ahora, no ha habido resultados. C¨®rcega sigue siendo una isla pobre.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.