?lvarez, el de la 'enciclopedia'
El libro antiguo m¨¢s solicitado en la feria de Recoletos es un texto escolar de los cincuenta
"?Tiene alg¨²n ejemplar de la Enciclopedia ?lvarez?". Esta inocente pregunta provoca todo tipo de reacciones entre los libreros de la Feria del Libro Antiguo instalada en el paseo de Recoletos. Unos sonr¨ªen levemente al escucharla, a otros les aparece en el rostro un rictus amargo, la mayor¨ªa resopla antes de exhalar un hondo suspiro relacionado con la paciencia. Al final, todos contestan que no."Es como mentarnos a la bicha", comenta Santiago Porr¨²a, un librero bilba¨ªno que aprovecha para desahogarse y asegura, socarr¨®n, que est¨¢ dispuesto a echar el cierre a su caseta si se presenta una avalancha de madrile?os pidiendo el codiciado texto escolar de los a?os cincuenta.
Son muchas las personas que se acercan a diario al c¨¦ntrico bulevar de la capital en busca de esta enciclopedia "intuitiva, sint¨¦tica y pr¨¢ctica" con la que estudiaron decenas de generaciones durante buena parte del franquismo. Los escasos ejemplares que se hab¨ªan puesto a la venta este a?o, a un precio que rondaba las 4.000 pesetas, se agotaron el primer d¨ªa de la feria, que se abri¨® al p¨²blico el pasado 27 de septiembre.
El autor del best seller escolar se llama Antonio ?lvarez P¨¦rez, un maestro zamorano que lo escribi¨® en 1950, cuando ten¨ªa 29 a?os. Sus colegas le tacharon de quijote, pero ¨¦l no cej¨® en su empe?o hasta encontrar un editor que le hiciera caso. Y lo cierto es que su instinto no le fall¨®.
Con la editorial Mi?¨®n logr¨® sacar 400 ediciones en 15 a?os, se hizo con el 85% del mercado de libros escolares y vendi¨® alrededor de millones de ejemplares que le convirtieron en un hombre rico. En 1958 abandon¨® definitivamente el magisterio para dedicarse por completo a glosar todo su saber en las famosas enciclopedias: tres en total, m¨¢s el libro gu¨ªa para el Maestro. ?lvarez, quien reside actualmente en Valladolid tiene 75 a?os, tuvo en sus manos, casi en exclusiva y durante tres lustros, la educaci¨®n moral, religiosa e ideol¨®gica de millones de espa?oles que ahora tienen entre 35 y 50 a?os.
"Entonces nos exig¨ªan a los maestros un cuaderno de preparaci¨®n de lecciones en el que hab¨ªa que escribir diariamente los temas que explic¨¢bamos a los ni?os. Se me ocurri¨® que si todo ese trabajo lo editaba en forma de libro a lo mejor funcionaba. As¨ª naci¨® la primera enciclopedia para alumnos de primer grado", cuenta ?lvarez, un hombre de aspecto grave, de serio semblante, que se hizo maestro al terminar la guerra civil, tras hacer un cursillo intensivo de s¨®lo seis meses.
"El ¨¦xito fue fabuloso. Pero tuve que trabajar mucho. Yo lo hac¨ªa todo: los dibujos, los textos y las caligraf¨ªas, y por eso ped¨ª excedencia. Inmediatamente, tuvimos que recurrir a las grandes imprentas de Madrid, Barcelona, Valencia y Bilbao, que dispon¨ªan de m¨¢quinas modernas y a¨²n as¨ª no logr¨¢bamos abastecer el mercado. S¨®lo del libro de parvulitos vend¨ªamos 700.000 ejemplares al a?o".
El contenido de la enciclopedia es un reflejo fiel de la Espa?a franquista, cat¨®lica y pobre. La ¨²nica censura a la que estaba sometida era a la de la Iglesia. En el interior de portada aparece incluso el nombre del censor eclesi¨¢stico, con el que el autor nunca tuvo problemas.
Aparte de las nociones b¨¢sicas de cada materia, el libro va sobrado de lo que se denominaba formaci¨®n del esp¨ªritu nacional, religi¨®n, moral e historia sagrada. Tampoco faltan cap¨ªtulos dedicados a la formaci¨®n familiar y social, a la higiene y a la econom¨ªa dom¨¦stica, adem¨¢s del cancionero falangista. En definitiva, la enciclopedia era tan completa que no dejaba grandes oportunidades para la opini¨®n de los padres.
Claro que hab¨ªa maestros que no estaban de acuerdo con este m¨¦todo. "Surgieron detractores que empezaron a luchar contra la enciclopedia porque no comulgaban con su contenido. Alegaban que no se les pod¨ªa dar todo hecho". Pero los cr¨ªticos no ten¨ªan nada que hacer. De los 400 inspectores de ense?anza el autor afirma que manten¨ªa buenas relaciones con el 75% de ellos.
Quienes estudiaron con ella recuerdan especialmente los dibujos en los que aparec¨ªa el cl¨¢sico ojo de Dios con el haz de luz que todo lo ilumina, o el del ¨¢ngel a punto de clavar la daga a Isaac, el hijo de Abraham, o el del asesinato de Viriato: "lm¨¢genes", comenta un librero, "que permanecer¨¢n siempre asociadas a su infancia".
Quiz¨¢ recuerden menos; los mensajes subliminales que impregnan todo el libro y que estaban dirigidos a afianzar en los ni?os la obediencia absoluta a los valores ideol¨®gicos y morales que imperaban en la ¨¦poca. En una p¨¢gina elegida al azar, aparece el siguiente comentario: "Discut¨ªan dos hombres sobre la manera de arreglar la sociedad. ?Pretensi¨®n de vagos!".
"Los maestros ten¨ªamos una doble responsabilidad; por un lado ense?ar los conocimientos elementales y por otro lado la formaci¨®n ¨¦tica. Por eso mis libros est¨¢n llenos de reflexiones morales, que ahora ya no se imparten y as¨ª nos va", sostiene ?lvarez, a quien le molestan sobre todo las cr¨ªticas acerca de las excesivas alusiones a Francisco Franco, siempre ensalzadoras, que contiene su enciclopedia. "Mis textos eran pol¨ªticos, porque as¨ª me lo exig¨ªan. Ten¨ªa que decir que Franco era muy bueno y que hab¨ªa hecho mucho. No se pod¨ªa hablar de otra manera", esgrime el antiguo maestro.
?sta es la raz¨®n por la que, hasta el momento, ?lvarez se ha negado a reeditar su enciclopedia. "Muchos me han llamado para pedirme autorizaci¨®n y he dicho que no porque en ella se habla de Franco y no quiero meterme en l¨ªos. No vayan a decir luego que yo soy el responsable". Sin embargo, en vista del incremento de la demanda, parece haber cambiado de opini¨®n: "Si alguien se empe?a, s¨ª dejar¨ªa que la reeditaran. Al fin y al cabo, no es ning¨²n delito".
Las enciclopedias ?lvarez dejaron de usarse oficialmente en 1965, cuando se empezaron a exigir libros espec¨ªficos para cada asignatura. Pero un buen n¨²mero de maestros, sobre todo en los pueblos peque?os, siguieron utiliz¨¢ndolas hasta la muerte de Franco.
?lvarez no abandon¨® este negocio y se dedic¨® a elaborar textos por materias, con el mismo ¨¦xito, seg¨²n ¨¦l, hasta que lleg¨® la competencia. "Muchos editores comenzaron a ofrecer descuentos a los colegios. Una pr¨¢ctica legal pero con la que yo no estoy de acuerdo". De este modo perd¨ªa incluso el monopolio comercial en los colegios religosos. "Hicieron caso del famoso refr¨¢n que dice que 'entre Dios y el dinero, el negocio es lo primero'". As¨ª empez¨® su declive.
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