El general Masud golpea a los talibanes a tan s¨®lo 30 kil¨®metros de Kabul
ENVIADO ESPECIALLas fuerzas de Ahmed Sha Masud, jefe militar del derrocado Gobierno de Burbanudin Rabani, combaten ya a 30 kil¨®metros al norte de Kabul. Los talibanes pierden terreno. La estrat¨¦gica base a¨¦rea de gram, a 60 kil¨®metros al norte de la capital, ha vuelto a ser ataca, ¨¦sta vez con artiller¨ªa. Los rivales de la milicia talib¨¢n, el general Masud, el uzbeko Rashid Dostum y el jefe de los sh¨ªies, Karim Jalili, han unido sus fuerzas.
Masud, conocido como el Le¨®n del Panshir, est¨¢ siguiendo la misma t¨¢ctica que emple¨® con ¨¦xito en la guerra contra el invasor sovietico. Primero, se retir¨® de Kabul apresuradamente para hacer creer al enemigo que hab¨ªa ganade. Despu¨¦s, escondido en su madriguera del Panshir, esper¨® a que vencedor se relajase para desencadenar entonces una campa?a sorpresa de ataques m¨²ltiples dificiles de prever. Los talibanes, como antes los rusos, se desgastar¨¢n en mil peque?os fuegos.La uni¨®n de Masud con Dostum y Jalili, a los que se ha sumado Yafar Naderi, jefe de una peque?a secta ismael¨ª, puede propiciar una guerra de frentes m¨²ltiples, algo para lo que no est¨¢n preparados los talibanes que, tres semanas despu¨¦s de tomar Kabul, ni siquiera han conseguido apuntalar una administraci¨®n s¨®lida.
Dos helic¨®pteros talibanes participaron ayer en la respuesta contra Masud, quien al parecer, cuenta con apoyo de los habitantes tayikos de la monta?a. Los talibanes est¨¢n amontonando hombres y material de guerra al sur de Saraj Joeja, para lanzar un contraataque. Estas batallas son las que van a decidir la suerte final de Kabul.
Mientras, la vida sigue, por supuesto. Aqu¨ª nunca se le ha dejado a la tragedia el honor de interrumpir la vida cotidiana. La gente sigue buscando la manera de sobrevivir. Tan es as¨ª que ayer se reanudaron los vuelos entre Kabul y la India.
El terror que hab¨ªa cundido entre los j¨®venes kabul¨ªes ante el rumor de que los talibanes estaban reclut¨¢ndolos a la fuerza para llevarlos como carne de ca?¨®n al frente se ha relajado desde que se ha sabido que en realidad fueron cuatro ladrones apresados, en un mercado los que tuvieron la suerte o la desgracia de que les conmutaran la pena de cortarles la mano con un billete de ida a la guerra.
De momento, sigue vigente el toque de queda a las nueve de la noche en Kabul. In¨²til medida, porque a partir de las seis la oscuridad es ya terrible.
Un estado m¨¢s de tensi¨®n se ha adue?ado de Kabul a ra¨ªz de los peque?os ataques fulminantes de los hombres de Masud. Ayer se registraron combates ligeros pero continuos en los alrededores delaeropuerto militar de Bagram, a 60 kil¨®metros al norte de la capital; y en dos pueblos al sur de Charikar a apenas 30 kil¨®metros de Kabul.
Por la tarde, la ONU manten¨ªa una reuni¨®n de urgencia para decidir si evacuaban al personal extranjero y la Cruz Roja anunciaba la suspensi¨®n temporal de los vuelos. "No podemos importar m¨¢s periodistas. Afortunados los que ya est¨¢n aqu¨ª. No sabemos c¨®mo volverlos a exportar", dec¨ªa un representante.
La contraofensiva de Masud se volv¨ªa estrat¨¦gicamente m¨¢s determinante desde el momento en que se anunciaban ataques espor¨¢dicos sobre Sorobi, una localidad en la vital carretera que comunica Kabul con Pakist¨¢n, y que es una de las rutas naturales de abastecimiento de los talibanes desde la casa de su vecino y padrino paquistan¨ª. La realidad, sin embargo, desmiente en cierto punto la efectividad final de esas acciones, que no han conseguido desbancar de sus posiciones a los talibanes.
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