Pacto de Toledo: Primer acto
El Pacto de Toledo tiene como objetivo "garantizar en el futuro un sistema p¨²blico de pensiones justo, equilibrado y solidario, de acuerdo con los principios contenidos en el art¨ªculo 41 de la Constituci¨®n espa?ola". El programa electoral del PP dec¨ªa: "Las pensiones representan el principal y casi ¨²nico medio de renta de la gran mayor¨ªa de las personas mayores. Sin recursos econ¨®micos suficientes, dif¨ªcilmente pueden los mayores ejercer la autonom¨ªa y decidir plenamente sobre su modo de vida. Muchos de nuestros mayores son todav¨ªa v¨ªctimas de una carencia de recursos b¨¢sicos". Como consecuencia, los populares estimaban que "el mejor modo de garantizar un adecuado nivel de prestaciones sociales a los mayores estriba en abordar las reformas enunciadas en el Pacto de Toledo".Esta semana el Gobierno y los sindicatos han iniciado estas reformas por consenso. Esta es la primera vez que el Ejecutivo, desde que lo es, ha cumplido n¨ªtidamente lo que prometi¨®. La fotograf¨ªa de la firma tiene, al menos, tres lecturas:
-La directa y m¨¢s importante para los ciudadanos: durante cinco a?os al menos se calman las incertidumbres de nuestros mayores, a los que se asegura el cobro de lo que la sociedad les debe, con una revalorizaci¨®n autom¨¢tica seg¨²n la inflaci¨®n.
-La pol¨ªtica: Los populares tranquilizan a una masa de potenciales votantes, de casi siete millones de personas, que se han inclinado en m¨¢s cantidad por los socialistas que por los conservadores. Es la primera victoria poselectoral.
-La social: La presencia de los sindicatos en el primer plano de la sociedad civil, tras doce a?os de sequ¨ªa (que coinciden parad¨®jicamente con la presencia de Gobiernos socialdem¨®cratas, los m¨¢s partidarios en teor¨ªa de las pol¨ªticas de concertaci¨®n), apuntala su influencia y su interlocuci¨®n en momentos en que padecen una grave crisis de personalidad y, como consecuencia, de afiliaci¨®n.
En el debe de la operaci¨®n hay que apuntar, adem¨¢s de lo evidente -la ausencia de la c¨²pula patronal en el pacto-, la inc¨®gnita de lo que ocurrir¨¢ con los futuros pensionistas a partir del a?o 2001. Este interrogante se deriva de los problemas financieros que pueden surgir en la Seguridad Social, si las reformas asumidas fuesen demasiado cosm¨¦ticas, al haber apartado de las mismas aspectos tales como la vinculaci¨®n de las pensiones de invalidez a los a?os de cotizaci¨®n y los incentivos para retardar la edad de jubilaci¨®n.
Seguramente estos asuntos no importan en primera instancia a los firmantes del acuerdo, muy sobrepasados por la coyuntura, pero son problemas muy significativos para el resto de la poblaci¨®n, sobre todo si lo positivo de hoy agrava las dificultades de los pensionistas de ma?ana. Sobre los mismos deber¨ªan pronunciarse en profundidad tambi¨¦n el resto de las formaciones pol¨ªticas, empezando por los socialistas, ya que el aplauso p¨²blico a lo rubricado la semana pasada en La Moncloa se mezcla con las cr¨ªticas sottovoce al aparcamiento de las reformas estructurales del Pacto de Toledo. Este es un consenso sobre el sistema p¨²blico de reparto, pero tambi¨¦n un compromiso para que el incremento del gasto en pensiones se armonice con el crecimiento a largo plazo de la econom¨ªa nacional. -
La reforma del sistema de pensiones comenz¨® en 1985 con una huelga general que hoy se puede adjetivar de pol¨ªticamente desafortunada. Pero no termina 11 a?os despu¨¦s; el Pacto de Toledo -y tambi¨¦n el programa electoral del PP- contiene otras reformas que se han dejado para el principio del siglo XXI y que no conviene olvidar en un segundo plano.
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