Jane Birkin llena 13 noches el Olympia en su regreso
La actriz de la canci¨®n esc¨¢ndalo 'Je t'aime... Moi non plus' vuelve a ser la musa del pop franc¨¦s
A diferencia de otros pa¨ªses (entre los que se incluye Espa?a), en Francia se cultiva un profundo respeto por sus viejas glorias de la canci¨®n. Los franceses, especialmente condescendientes en la prolongaci¨®n de la vida art¨ªstica de sus mitos, siguen manteniendo en el candelero a figuras del rock como Johnny Hallyday, Eddy Mitchell o Renaud, quienes suelen alcanzar las posiciones m¨¢s altas en la venta de discos y acostumbran a llenar pabellones.Siguen, en cierto modo, conservando el esp¨ªritu nost¨¢lgico de los sesenta con figuras como la relanzada Brigitte Bardot -su biograf¨ªa copa actualmente las listas del mercado editorial- y Jane Birkin, quien en su reaparici¨®n en Par¨ªs, ha llenado durante 13 noches el teatro fetiche de los sesenta, el Olympia. Anoche fue su ¨²ltima actuaci¨®n en el templo de la gran etapa de los cantautores, en el mismo lugar donde la canci¨®n francesa tuvo su consagraci¨®n. El mismo teatro en que la alemana Nico hizo sonar su voz quebradiza por ¨²ltima vez se ha rendido a la presencia t¨ªmida, mimosa, cursi y adorable de Jane B., nombre con el que cari?osamente es conocida en Francia.
Musa. Si existe un nombre que defina su entidad a lo largo del tiempo, no hay duda de que es ¨¦ste. Hechiz¨® a Michelangelo Antonioni, con quien rod¨® la emblem¨¢tica pel¨ªcula Blow up, y al compositor cinematogr¨¢fico John Barry, de quien fue esposa.
Durante a?os fue pareja de Serge Gainsbourg, desaseado y promiscuo genio entre los genios nacidos en el pa¨ªs vecino, con quien grab¨® la canci¨®n Je t'aime... Moi non plus, secuestrada por el Vaticano en 1968, y convertida desde entonces en el mayor esc¨¢ndalo- de las ondas, cuya emisi¨®n era un riesgo en algunos. pa¨ªses donde se ejerc¨ªa la censura moral. Pese a su nacionalidad brit¨¢nica y a que, casi a punto de cumplir medio siglo de vida, sigue recibiendo clases de franc¨¦s, Birkin es una de las musas de la cultura pop francesa.
Por eso el p¨²blico le perdona todo: que desafine escandalosamente, que. no sepa moverse en escena, que las canciones no sean suyas. Vestida con vaqueros, camiseta y zapatillas y con el pelo lacio recogido en un mo?o, ella sonr¨ªe como si no hubiera roto un plato mientras el p¨²blico, adolescente y cuarent¨®n a partes iguales, la ovaciona antes y despu¨¦s de cada tema.
Las canciones m¨¢s aplaudidas son aquellas escritas por Gainsbourg: Baby Alone In Babylon, Ford Mustang, La Javanaise o Ex Fan Des Sixties, donde llora a los Beatles y a los Doors, Hendrix, Joplin o Elvis.
El p¨²blico se emociona con la intens¨ªsima Avec Le Temps, de Leo Ferr¨¦, y ella misma parece estremecerse con todos sus recuerdos. Su m¨²sica pertenece a otro tiempo; ella misma pertenece a otra ¨¦poca. Pero por eso mismo, en Francia, a Jane Birkin la adoran.
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