Contestaci¨®n
Ante las noticias difundidas por EL PA?S el pasado 30 de septiembre en la columna Opini¨®n del lector, le ruego inserte la contestaci¨®n siguiente a la supuesta queja que formula don Alberto Ortiz Valbuena:1. Ante la sorpresa que le pueda suscitar al se?or Ortiz Valbuena la denuncia que formul¨®, primero, al parecer, ante los responsables del establecimiento donde observ¨® la irregularidad denunciada, el se?or Ortiz Valbuena, como cualquier otro ciudadano, tiene la obligaci¨®n de poner en conocimiento de la autoridad administrativa en general y, en este caso, de las sanitarias, en concreto, incluso las presuntas irregularidades que se puedan detectar en la comercializaci¨®n de alimentos o bebidas. De manera que la actuaci¨®n del se?or Ortiz Valbuena hay que aplaudirla porque, gracias a la queja que formul¨® primero ante el responsable del establecimiento, ello impidi¨® que se siguiera comercializando un producto que, por carecer de etiquetado, seg¨²n la propia versi¨®n del se?or Ortiz Valbuena, podr¨ªa ser susceptible, de alterar la salud de los ciudadanos.
2. Las molestias causadas al se?or Ortiz Valbuena cuando se dirige al Ayuntamiento cumplimentando una hoja de reclamaciones, no son excepcionales, ya que es una de las firmas que utiliza la Administraci¨®n para que, a trav¨¦s de los ciudadanos, se pueda contar con la colaboraci¨®n de ¨¦stos en las circunstancias descritas.
3. El se?or Ortiz Valbuena no ley¨® bien el impreso de hoja de reclamaci¨®n ya que, en el margen izquierdo, figura en cuatro idiomas (espa?ol, franc¨¦s, ingl¨¦s y alem¨¢n) la direcci¨®n a la que deben dirigirse estos impresos denominados "hoja de reclamaciones". A pesar de todo, el impreso encontr¨® su destinatario.
4. No puede sorprenderse el se?or Ortiz Valbuena por recibir el 29 de enero de 1996 la respuesta a su denuncia (la denuncia en forma de hoja de reclamaciones tuvo entrada en estos servicios el 2 de enero, y el d¨ªa 3 se comprobaron los hechos), ya que ¨¦l mismo propici¨® que los responsables de aquel establecimiento retirasen el producto sospechoso y lo sustituyeran por otro de la misma naturaleza, si bien cumpliendo todas las normas sobre etiquetado, presentaci¨®n y publicidad exigidas por las disposiciones vigentes. De ah¨ª que la notificaci¨®n que recibe confirma estos hechos.
5. Estos servicios municipales, como cualquier otro, est¨¢n abiertos a todos los ciudadanos pero, ciertamente, el se?or Ortiz Valbuena se excedi¨® cuando, al recibo de esta notificaci¨®n, se person¨® en las dependencias municipales correspondientes. Pudo haber evitado este enojoso trance poni¨¦ndose en contacto a trav¨¦s del 010 o de los tel¨¦fonos de centralita el Ayuntamiento de Madrid. En cualquier caso, los funcionarios que atendieron al se?or Ortiz Valbuena lo hicieron con suma correcci¨®n y precisi¨®n, explic¨¢ndole exactamente las mismas razones que se exponen en este escrito. Disiento cuando se refiere que fue informado por la que suscribe, ya que, seg¨²n he podido constatar, quienes informaron al se?or Ortiz Valbuena fueron aquellos funcionarios pertenecientes a este departamento.
Finalmente, al se?or Ortiz Valbuena y a todos los lectores de EL PA?S, quisiera informarles de c¨®mo act¨²a el Ayuntamiento de Madrid respecto de los Servicios de Inspecci¨®n Alimentaria, pues no s¨®lo las hojas de reclamaciones son el ¨²nico veh¨ªculo para detectar posibles irregularidades, sino por medio de 16 campanas y de m¨¢s de 20.000 visitas de inspecci¨®n, as¨ª como de la recogida de 7.200 muestras de alimentos que se produjeron durante el a?o 1995. Creo son una muestra suficientemente importante para que se tranquilice don Alberto Ortiz Valbuena y, de paso, deje de intranquilizar a los lectores de EL PA?S.- Jefa del Departamento de Higiene Alimentaria.
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