Potencia intermitente, potencia indispensable
Potencia "indispensable" es como Clinton calific¨® a EE UU en el primer debate electoral con su contrincante republicano, Robert Dole. Que EE UU sea la ¨²nica superpotencia que queda en el mundo de la posguerra fr¨ªa, ya nadie lo pone en duda. Pero aunque ¨²ltimo mandam¨¢s, EE UU manda menos que antes, incluso que antes de la guerra fr¨ªa. Y cuando manda lo hace a r¨¢fagas o, como tambi¨¦n se dice, de forma intermitente. Lo que crea desconcierto entre sus socios, aliados y enemigos.La campa?a electoral refleja, que no hay repliegue de EE UU sobre s¨ª mismo. Sorprende incluso que la pol¨ªtica exterior ocupe un lugar relativamente destacado en esta campa?a y en los debates. Lo que muestra que, pese a que algunas tendencias aislacionistas siguen presentes en la sociedad y en la pol¨ªtica norteamericana, Estados Unidos est¨¢ de vuelta. La ilusi¨®n de un presidente Clinton, que en sus primeros a?os en la Casa Blanca hac¨ªa pasar a un segundo plano la pol¨ªtica exterior, ha dejado paso a una presidencia activa, especialmente a partir de 1995, en que tom¨® cartas en la guerra de Bosnia.
Este nuevo activismo se produce en ocasiones de forma desordenada, y sobre todo con una pretensi¨®n de que EE UU act¨²e, si no le Siguen, por s¨ª solo. La labor de broker honesto entre partes enfrentadas que algunos le hab¨ªan atribuido al ver su papel en el lanzamiento del proceso de paz en el Ulster, en Oriente Medio, o pretendidamente ahora en Chipre, se ha visto superada por un creciente grado de unilateralismo, impropio de un l¨ªder que base su liderazgo en la auctoritas antes que en la fuerza militar o econ¨®mica.
Este unilateralismo se ha notado desde la oposici¨®n a la reelecci¨®n de Butros Gali como secretario general de la ONU, a las leyes extraterritoriales para penalizar a Cuba, Libia o Ir¨¢n, a pesar de que contravengan las nuevas reglas del comercio internacional. Ahora bien, este unilateralismo no es un capricho de la actual Administraci¨®n de Clinton, sino que refleja ciertas tendencias profundas en la opini¨®n p¨²blica norteamericana, que mira con profunda suspicacia al multilateralismo, a la ONU, y desde luego a que fuerzas armadas estadounidenses est¨¦n bajo otro mando que el suyo propio.
La adicci¨®n al liderazgo no se traduce siempre en autoridad, ni en la necesaria generaci¨®n de un consenso en su derredor, que, mal que le pese, necesita este liderazgo. Incluso el unilateralismo, pues tiene sus l¨ªmites. Lo ocurrido en Irak ilustra el caso a la perfecci¨®n: EE UU se lanza unilateralmente a una acci¨®n -o reacci¨®n- militar contra el r¨¦gimen de Sadam Husein. Pero, una vez lanzado, Washington se da cuenta de que est¨¢ solo -o casi, con el brit¨¢nico detr¨¢s- y se para. Descubre as¨ª que, para resolver problemas, EE UU no puede hacerlo solo. Especialmente en un mundo crecientemente complejo, donde muchos problemas son nuevos, de dif¨ªcil soluci¨®n o de una soluci¨®n que produce efectos indeseados, o desde luego imprevistos. Veremos c¨®mo termina la mediaci¨®n para volver a encarrilar un proceso de paz en Oriente Pr¨®ximo. Clinton, hasta ahora, no ha podido con Netanyahu. Se?al de que el que m¨¢s manda no siempre puede.
Pero no se trata de acercarse a la actividad exterior de EE UU s¨®lo desde el ¨¢ngulo de los resultados, en la larga lista de compra que maneja siempre Clinton, desde Hait¨ª al Ulster, pasando por Sarajevo o Somalia. Sino por lo que, con alguna raz¨®n, se le ha criticado, desde las filas republicanas pero tambi¨¦n desde las europeas: la falta de una visi¨®n de conjunto. EE UU parece a veces moverse como, en expresi¨®n de un personaje de Almod¨®var, vaca sin cencerro. Lo cual es especialmente grave cuando los dem¨¢s, a su vez, buscan el cencerro americano. Y esta carencia le hace parecer actuar por impulsos, por intermitencias. Dole promete ser m¨¢s selectivo. En realidad no aporta nada nuevo. Posiblemente, si Bill Clinton gana un segundo y ¨²ltimo mandato veremos a Estados Unidos mucho m¨¢s activo en los pr¨®ximos a?os. El segundo mandato -libre ya de la presi¨®n de la reelecci¨®n- puede resultar mucho m¨¢s interesante que el primero.
?Potencia indispensable? Pues efectivamente, as¨ª lo parece. Durante muchos a?os, al menos. Por ahora, es la mayor potencia militar y econ¨®mica. Dispone de recursos tecnol¨®gicos sin parang¨®n con ning¨²n otro pa¨ªs o grupo de pa¨ªses. Europa sigue necesitando a EE UU para poner orden en su seno y en su vecindad. La europeizaci¨®n a la que avanza la OTAN, pese a ser aut¨¦ntica, refleja tambi¨¦n estos l¨ªmites europeos: la Alianza Atl¨¢ntica se puede convertir en la aut¨¦ntica estructura militar de una Uni¨®n Europea no dispuesta a gastar m¨¢s en su defensa. Y esta estructura militar estar¨¢ supervisada por EE UU. Pese a ello se estar¨¢ dando un paso importante. M¨¢s lo ser¨¢ el de la moneda ¨²nica europea, proyecto que se denigraba desde EE UU hasta el verano pasado y que Am¨¦rica parece ahora aceptar, o al menos resignarse a ¨¦l.
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