El rev¨¦s de Tietmeyer
Hans Tietmeyer, 65 a?os, es tan sutil jugando al ping-pong como en la presidencia del Bundesbank. En declaraciones al diario franc¨¦s Le Monde de ayer, ha se?alado que al examinar los criterios de Maastricht hay "m¨¢rgenes de interpretaci¨®n que tienen que ser analizados muy atentamente".Esa afirmaci¨®n ha hecho germinar la falsa ilusi¨®n de que el maestro de ceremonias de la moneda ¨²nica propone una lectura indulgente de los criterios de convergencia. Y, sin embargo, no es as¨ª. "En la primavera de 1988 se podr¨¢ tomar un poco de distancia y ver cual es la situaci¨®n general. Por tanto, no se trata de examinar tal o cual cifra en particular, sino preguntarse lo que hay detr¨¢s de esa cifra y podremos decir entonces si es veros¨ªmil seguir la orientaci¨®n de manera duradera", agreg¨® Yietmeyer
La citada entrevista contiene todos los elementos para que cada pa¨ªs, y Espa?a entre ellos, sepa cu¨¢l es el escenario si, como dice Tietmeyer, "nada sorprendente ocurre de aqu¨ª a primeros de 1999", fecha de la partida de nacimiento del euro, y tambi¨¦n para que se conozcan las obligaciones posteriores.
"Por un lado", dice, "el tratado se?ala las cifras -deficit p¨²blico, deuda p¨²blica, inflaci¨®n, margen de fluctuaci¨®n y tipos de inter¨¦s a largo plazo-, pero por otro lado, ofrece m¨¢rgenes de interpretaci¨®n, que, con el mismo t¨ªtulo que las cifras, deben ser le¨ªdos y respetados de manera estricta, seg¨²n piensan el Gobierno alem¨¢n y el Bundesbank".
Espa?a, pues, tendr¨¢, como el resto de pa¨ªses, que mostrar que las tendencias de su econom¨ªa a largo plazo cumplen los requisitos para acceder a la moneda ¨²nica. Y en caso de que pueda alcanzar la calificaci¨®n, una vez dentro de la uni¨®n monetaria, habr¨¢ de comprometerse con la "cultura de la estabilidad", con la que Alemania se propone comprometer al resto de los pa¨ªses que inicien la aventura de la moneda ¨²nica. Lo que en el Ecofin de Dubl¨ªn se present¨® como el "pacto de estabilidad" posterior.
He aqu¨ª el programa de Tietmeyer para los pr¨®ximos a?os: controlar el d¨¦ficit p¨²blico, rebajar los impuestos hasta hacerlos soportables a largo plazo, reformar los sistemas de protecci¨®n social, desmantelar las rigideces de los mercados laborales. Si hace poco tiempo, el presidente del Bundesbank dijo que el euro no ser¨¢ la soluci¨®n de los problemas de desempleo, en sus nuevas declaraciones precis¨®: "Si no logramos resolver de modo duradero nuestros problemas estructurales en el contexto de las pol¨ªticas nacionales, el euro no crear¨¢ empleos. Al contrario, el euro va a reforzar la competencia entre los pa¨ªses y mercados, va a suprimir los tipos de cambio que pod¨ªan servir hasta ahora como airbag. En claro: la competitividad no ser¨¢ alcanzada si no hacemos un esfuerzo de flexibilidad en el mercado de trabajo".
De indulgencia, pues, nada. Cuando le da del rev¨¦s, la bola de ping-pong es una bala.
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