Nueva izquierda
Del 1 al 3 de noviembre tendr¨¢ lugar en Madrid el congreso constituyente del Partido Democr¨¢tico de la Nueva Izquierda (PDNI), una formaci¨®n integrada en Izquierda Unida (IU) que tiene tras de s¨ª un largo pasado. Sus or¨ªgenes remotos podr¨ªan situarse en el sector renovador del PCE que, a principios de los ochenta, result¨® derrotado por Santiago Carrillo, vi¨¦ndose abocado desde entonces a una dif¨ªcil b¨²squeda de un espacio pol¨ªtico en la que fueron quedando al margen -o integr¨¢ndose en el PSOE- muchos de sus componentes. Primero fue el ARI, m¨¢s tarde el ensayo de reconversi¨®n del PCE hacia una nueva formaci¨®n en el marco de la llamada "pol¨ªtica de convergencia", por fin los "independientes" de Izquierda Unida, de quienes derivar¨ªa la tendencia de "nueva izquierda". En los momentos centrales de este recorrido destaca Nicol¨¢s Sartorius, pol¨ªtico de planteamientos l¨²cidos y ejecuci¨®n siempre incierta, que no ha participado abiertamente en el tramo final de la trayectoria, pero que, sin duda, ejerce algo as¨ª como un magisterio difuso sobre el grupo dirigente que anima al nuevo PDNI. El referente externo es m¨¢s claro y se refleja en el propio r¨®tulo de la formaci¨®n: el PDS italiano. El liderazgo que saldr¨¢ elegido del congreso puede ya anticiparse. En primer plano tendremos a Diego L¨®pez Garrido, pol¨ªtico respaldado por un excelente bagaje intelectual; a Cristina Almeida, con su desgarro populista, y a Juan Berga, un hombre m¨¢s tradicional. El papel de Nicol¨¢s Sartorius depender¨¢ de su propia decisi¨®n.Quiz¨¢s lo previsible de este primer acto pol¨ªtico descubra una importante limitaci¨®n de partida para el PDNI. Como ya ocurriera al poner en marcha el movimiento de independientes de Izquierda Unida, conviene tomar en consideraci¨®n que la mayor parte de militantes potenciales de la izquierda no est¨¢ hoy adscrita a grupo alguno. Un proceso constituyente abierto era la ocasi¨®n para transformar desde el primer momento esas relaciones de fuerza dentro de IU que, sin duda, preocupan al nuevo partido. En cambio, por lo que aporta la experiencia del medi¨® universitario, unas cenas de simpatizantes, unos llamamientos controlados y unos dirigentes previamente definidos no son los mejores medios para provocar entusiasmo.
Tal deficiencia es tanto m¨¢s de lamentar cuanto que los planteamientos program¨¢ticos del PDNI s¨ª apuntan a una nueva orientaci¨®n de la izquierda, perfectamente diferenciada del dualismo primario que viene presidiendo las formulaciones del PCE-IU. La perspectiva de que una acci¨®n pol¨ªtica que arranque de una revisi¨®n cr¨ªtica de las posiciones anteriores de la izquierda espa?ola defina unas metas precisas en cuanto a la defensa y adaptaci¨®n del Estado de bienestar y explique la necesidad de una convergencia con otras formaciones queda suficientemente articulada en los documentos precongresuales. Entre la gesti¨®n de lo existente llevada a cabo por el PSOE y el clase contra clase de Julio Anguita se abre un amplio espacio que el PDNI viene a llenar, por lo menos en el terreno de las ideas. El proyecto encuentra adem¨¢s un s¨®lido respaldo en la pr¨¢ctica parlamentaria que pueden exhibir sus dirigentes.
En todo caso, para cubrir ese vac¨ªo parecer¨ªa oportuno trazar una divisoria m¨¢s clara respecto de un PSOE al que el PDNI nunca va a poder tratar en t¨¦rminos de igualdad. Tambi¨¦n es dudosa la adjudicaci¨®n al partido de Felipe Gonz¨¢lez de la etiqueta de "socialdem¨®cratas", as¨ª como el aislamiento de fen¨®menos como la corrupci¨®n o el innominado terrorismo de Estado respecto de una forma de hacer pol¨ªtica. Cuando nos enteramos de trapacer¨ªas tales como que la sesi¨®n sobre los secretos del Cesid no existi¨® (s¨®lo falta declarar inexistentes los cr¨ªmenes), no cabe hacer concesi¨®n alguna hacia los responsables, si tenemos en algo la democracia y el Estado de derecho. La izquierda ha de ser unitaria, pero no hasta el punto de destruir los fundamentos de su presencia pol¨ªtica.
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