Berger: "Goya ser¨ªa un fot¨®grafo comprometido"
El autor brit¨¢nico asiste en Zaragoza al estreno, mundial de su obra sobre el pintor
El escritor John Berger es una fuerza tranquila. Mira con sus ojos azules como mirar¨ªa un toro muy humano: capaz de usar del marxismo y la poes¨ªa, de la ternura y el sexo, de la inteligencia y la memoria para que el estado de las cosas no sea una condena. Ayer asisti¨® al estreno mundial en Zaragoza de la obra de teatro que escribi¨® con Nella Bielski, El ¨²ltimo retrato de Goya, representada por la compa?¨ªa Teatro de la Estaci¨®n. Para Berger, "si Goya viviera hoy ser¨ªa un fot¨®grafo comprometido", y al decirlo piensa en los que se juegan la piel y algo m¨¢s en lugares como Sarajevo, Kabul o Monrovia.
Despu¨¦s de escribir con Bielski, una escritora rusa, una pieza sobre el gulag (Cuesti¨®n de geograf¨ªa), Berger eligi¨® a Goya como la materia teatral que ayer cobr¨® vida en Zaragoza, porque "el teatro no es s¨®lo algo que se escribe". Hace nueve a?os Berger recorri¨® Fuendetodos, la tierra natal del pintor, aunque entonces no pudo visitar su casa, cerrada, Zaragoza y Madrid. El regreso ha sido enriquecedor: no s¨®lo la casa de Goya estaba abierta a los enamorados de un pintor apasionado y compasivo, sino que tanto Berger como Bielski han pasado las dos ¨²ltimas madrugadas haciendo los ¨²ltimos ajustes y reescrituras con los actores dirigidos por Rafael Campos. ?Por qu¨¦ Goya? "La respuesta es quiz¨¢ banal. Goya siempre ha sido un pintor al que he admirado desde que ten¨ªa 14 a?os, que me hablaba a m¨ª como hablaba a miles de personas. Y cuando me hice pintor estudi¨¦ su pintura a fondo. Pero la segunda raz¨®n es que no quer¨ªa hacer una biograf¨ªa en el teatro: Goya tiene much¨ªsimo que ver con nuestro tiempo. Recuerdo que hace veinte a?os escrib¨ª que si Goya viviera hoy d¨ªa ser¨ªa quiz¨¢ un fot¨®grafo o un' cineasta comprometido. Goya es incre¨ªblemente contempor¨¢neo, terriblemente contempor¨¢neo, desafortunadamente", dice Berger, y al decirlo se refiere a un sufrimiento y a un dolor que no s¨®lo no han terminado, sino que parecen extenderse sin cesar. "La idea de la obra era saber en qu¨¦ medida Goya ten¨ªa que ver con nuestro mundo".Uno de los cuadros m¨¢s modernos y m¨¢s sobrecogedores de Goya, Perro semihundido, ilustra la edici¨®n de Alfaguara de El ¨²ltimo retrato de Goya. Es uno de los cuadros que m¨¢s han perturbado a Berger, original y l¨²cido cr¨ªtico de arte, con libros que ayudan no s¨®lo a ver, sino a vivir, como El sentido de la vista. Para Berger, un cuadro como el del perro es inconcebible antes de Goya. "Despu¨¦s, por supuesto. El perro llega desde la oscuridad justo para encontrarte a ti sin haberlo o¨ªdo antes. Te das la vuelta y est¨¢ ah¨ª. Estuvo muy presente en nosotros". Y hace un alto para pensar y decir: "El problema cuando quieres contar algo no es tanto encontrar la historia, sino la voz que debe narrar la historia", una voz tan estremecedora como el ciego griego que relata la historia de Hacia la boda, una no vela en la que Berger no s¨®lo habla del sida, sino de c¨®mo vencer la corriente del sida venciendo la corriente de un r¨ªo. "Desde Hacia la boda quer¨ªa escribir acerca de la gente que vive en las calles, y no encontraba la voz, y hace unos meses, de repente, me di cuenta de que esta historia ten¨ªa que ser con tada por un perro. Este perro est¨¢ muy conectado con el perro de Goya, tal vez es un hermano del perro de Goya".
El poder
El autor de Puerca tierra -una novela capital sobre nuestro tiempo y la quiebra de la memoria del campesinado-, que no idealiza en absoluto a los campesinos, que sabe que pueden ser astutos y crueles, admira de ellos no s¨®lo su orgullo, sino su manera de integrar la muerte en el ciclo de su vida y de su memoria, y los contrapone al hombre actual, y sobre todo a los que ocupan el poder, "a los que toman decisiones en el mercado global, para los que no hay pasado y la muerte no importa". Berger descubri¨® pronto, cuando empezaba a pintar iluminado por tipos como Goya o Caravaggio, que no quer¨ªa "tener nada que ver con los que ejercen el poder". Berger abandon¨® hace d¨¦cadas el Reino Unido porque no lo sent¨ªa su hogar, y desde hace a?os vive como un campesino en un pueblecito de la alta Saboya. Sus manos son un testimonio de su cambio de vida, manos de artista y manos de labriego. No abandon¨® Londres, como Joyce Dubl¨ªn, porque la patria le ahogara. Tiene su forma de relatar el lugar que ocupa en el mundo: "Mi abuelo vino de Trieste; m¨ª primera esposa era rusa, nacida en China; tuvimos dos hijos: Katia, casada con un griego, vive en Atenas, y Jakob, casado con una mujer nacida en Barcelona. Tras mi separaci¨®n, me un¨ª a una estadounidense, con la que he tenido un hijo, que tiene veinte a?os, nacido en Francia y que es completamente franc¨¦s ". Berger tiene un pelo blanco ensortijado sobre el que se ven las chispas que brotan de su cabeza cuando se toma su tiempo, en ardiente silencio, para formar sus pensamientos. Nacido en Londres hace setenta a?os, su juventud est¨¢ precisamente en el vigor y la radicalidad de su inteligencia y en, como lo defini¨® Eduardo Haro Tecglen, que es "un hombre fuerte y bondadoso al mismo tiempo".Berger ama a pensadoras claves del siglo XX como Simone Weil o Hannali Arendt, y en ese sendero de luz clava una de las tareas del novelista, del escritor: ponerse en el lugar del otro. "Cada vez que se comete un acto deliberado de violencia social o ¨¦tnica comienza algo en la cabeza del que lo hace, del que lo comete, y eso arranca con la simple f¨®rmula de que ¨¦l o ella no es como yo, ellos no son como nosotros. Esa es la formulaci¨®n de diablo. Los escritores no pueden hacer mucho. La escritura no es una acci¨®n directa en el mundo pol¨ªtico, pero pueden prevenir al lector para resistirse a esa f¨®rmula diab¨®lica".
Babelia
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