La mitad de las muertes de ancianos por accidentes de tr¨¢fico se debe atropellos
Los ancianos tienen un doble problema al enfrentarse al tr¨¢fico: como conductores se sienten pilotos avezados, como peatones son un desastre. Integran el grupo de mayor riesgo de mortalidad. Ice las 836 personas mayores de 65 a?os fallecidas el a?o pasado en accidentes, casi la mitad murieron atropelladas. Este grupo de riesgo aumenta a?o a a?o. Seg¨²n el curso demogr¨¢fico de Espa?a, en la pr¨®xima d¨¦cada (a?o 2005) el n¨²mero de conductores veteranos se habr¨¢ multiplicado por cinco.
Los ancianos perciben los riesgos de tr¨¢fico seg¨²n el papel que les toca representar. Como peatones se sienten inseguros: no distinguen bien el color de los sem¨¢foros, dudan de que los veh¨ªculos aminoren la velocidad en un paso de cebra, encuentran demasiados obst¨¢culos para caminar por las aceras, el exceso de ruido y las aglomeraciones les perturba y detestan los bordillos altos y las irregularidades del suelo.Esa inseguridad tiene consecuencias fatales: de los 836 ancianos que perdieron la vida en accidentes en 1995 (un 14,5% del total de fallecidos en siniestros de tr¨¢fico), casi la mitad (381) murieron atropellados.
Pero adem¨¢s su n¨²mero dentro del grupo de m¨¢s riesgo de accidentalidad crece progresivamente. Entre 1989 y 1993 -cinco a?os- el incremento de conductores mayores de 65 a?os creci¨® un 78%, y se espera que los m¨¢s de 700.000 ancianos que hoy tienen carn¨¦ de conducir se quintupliquen para el a?o 2.005. Al ganar en expectativas y calidad de vida, tienen m¨¢s independencia y por tanto andan m¨¢s y conducen m¨¢s.
La Direcci¨®n General de Tr¨¢fico ha elaborado un estudio para definir estrategias que frenen este incremento de siniestralidad, una vez descubiertos los puntos d¨¦biles. Mediante 700 entrevistas realizadas a mayores de 65 a?os de la Pen¨ªnsula, el estudio ha detectado que un 88% de los consultados sale una o dos veces a la calle cada d¨ªa y en el 90% de los casos lo hacen sin ning¨²n tipo de compa?¨ªa.
Cuando el desplazamiento es a pie, el 77% camina por actividades de ocio o de compras. Sus limitaciones m¨¢s frecuentes son sus propias deficiencias motoras (un 58%), la dificultad para distinguir el color de los sem¨¢foros (un 42%) o apreciar la velocidad de los coches. Un 25% no retiene en su memoria el nombre de las calles y tiene disminuido su sentido de la orientaci¨®n. Tambi¨¦n olvidan mirar a ambos lados como medida de precauci¨®n cuando van a cruzar la calzada. Con todo, salen a la calle con tantas ganas como los ni?os y un excelente estado de ¨¢nimo, aunque ¨¦ste decaiga a medida que la edad se acerca a los 80 a?os.
Los ancianos detestan los coches que invaden las aceras (un 86%), el ruido (68%), y aprecian las v¨ªas bien alumbradas (92%), el buen estado del asfalto (77%) y las aceras anchas.
Cuando los encuestados son conductores en activo muestran una gran autoestima. Suelen ser veteranos al volante y esa madurez les hace considerarse excelentes pilotos, mientras tachan a los j¨®venes conductores de maleducados y arriegasdos (un 88%), opini¨®n que se refuerza con la edad. Conducen despacio por rutas muy conocidas y seguras, preferentemente a plena luz del d¨ªa.
La consultora T & G Consulting, encargada del estudio, estima que hay factores personales y ambientales corregibles para incrementar la seguridad vial de los mayores. Se les puede entrenar para mejorar sus aptitudes al enfrentarse al tr¨¢fico, y los elementos externos se pueden modificar. "Las personas mayores", concluye el estudio, "no s¨®lo desean seguir viviendo en su propio medio, sirio vivir de forma independiente y manteniendo su capacidad para desplazarse".
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