Altos cargos, suma y sigue
SE SOSPECHABA que la reducci¨®n del n¨²mero de altos cargos de que hablaba el PP antes de las elecciones estaba siendo menos profunda de lo anunciado. Ahora se sabe, merced a los datos ofrecidos por el proyecto de Presupuestos Generales del Estado, que esa reducci¨®n ha sido insignificante y que el ahorro logrado queda a a?os luz de las cifras con que algunos oradores encendieron a su audiencia en los m¨ªtines. Los gastos de personal s¨®lo aumentar¨¢n en 1997 en el 0,7%, que con una inflaci¨®n prevista del 2,6% supone una reducci¨®n del 1,9% en t¨¦rminos reales; pero ello se debe a la congelaci¨®n salarial de todos los empleados de las administraciones p¨²blicas y no a la anunciada eliminaci¨®n de "6.000 altos cargos" innecesarios" a los que se refiri¨® en una ocasi¨®n el hoy vicepresidente Rodrigo Rato.Todav¨ªa en la campa?a electoral se dijo que sobraban siete de cada diez altos cargos de la Administraci¨®n socialista, y algunos entusiastas llegaron a cifrar en 70.000 millones de pesetas el ahorro que supondr¨ªa su eliminaci¨®n. Ya entonces se advirti¨® que el PP estaba confundiendo deliberadamente altos cargos -de ministro a director general, de los que hab¨ªa unos 450- con personal de libre designaci¨®n -que incluye, junto a los subdirectores, a asesores y otros contratados de confianza-, que s¨ª eran m¨¢s de 6.000. Seg¨²n los Presupuestos, el n¨²mero de directores generales se reduce en un 20% (de 316 a 250), y el de subdirectores, en un 10% (eran 1.490). Ello supondr¨¢ un ahorro de unos 400 millones, cifra no despreciable, pero muy alejada de las que esgrimi¨® el PP desde la oposici¨®n. Y a¨²n esa cantidad debe ser recortada porque aumenta ligeramente (en 58 millones) la partida destinada a asesores y otro personal eventual.
De otro lado, buena parte de los cargos de libre designaci¨®n que trabajaron en la Administraci¨®n socialista hab¨ªan sido reclutados entre funcionarios de alto nivel. Ello significa que, aunque sean destituidos, habr¨¢n de ser mantenidos en los mismos niveles funcionariales que ocupaban, por lo que del ahorro te¨®rico derivado de la eliminaci¨®n de algunas plazas habr¨¢ que restar el sueldo que esas personas seguir¨¢n cobrando como funcionarios.
El car¨¢cter demag¨®gico de algunas cr¨ªticas del PP respecto al despilfarro socialista se puso ya de manifiesto en algunas comunidades aut¨®nomas gobernadas por ese partido, incluyendo Castilla y Le¨®n cuando la presidi¨® Aznar. Ahora se confirma al comprobar que lo que era fara¨®nico aparato de La Moncloa ocupaba a menos personal que el montado en ese recinto por Aznar, sus dos vicepresidentes y el secretario de Estado de Comunicaci¨®n: de 421 a 586 personas, incluyendo 164 asesores y otro personal de confianza, frente a los 104 que hab¨ªa hasta ahora.
Sigue pendiente, as¨ª pues, la promesa de una "Administraci¨®n m¨¢s austera y eficaz", y est¨¢ por ver en qu¨¦ se concreta el compromiso de una mayor profesionalizaci¨®n de la funci¨®n p¨²blica. De momento, ha habido algunos ejemplos de nepotismo llamativo y circulan listas de cientos de funcionarios o contratados que, habiendo ocupado puestos eminentemente t¨¦cnicos en la Administraci¨®n socialista, han sido destituidos (o m¨¢s bien, sustituidos por otros considerados m¨¢s afines). No es que los socialistas no hicieran lo mismo en su momento; pero cab¨ªa esperar que el PP, que tanto hab¨ªa denunciado el sectarismo de sus predecesores, no les imitara tambi¨¦n en eso.
El principio de inamovilidad de los funcionarios se justifica precisamente como garant¨ªa de continuidad y neutralidad pol¨ªtica de la Administraci¨®n p¨²blica, al margen de los cambios de signo del Gobierno. La eficacia prometida est¨¢ en buena medida relacionada con esa continuidad y neutralidad. Y la austeridad implica acabar con ciertos privilegios. Por ejemplo, con esa especie de sobresueldo que supone para algunos altos cargos ser consejeros de las empresas p¨²blicas. As¨ª lo hab¨ªa pedido expresamente el PP cuando estaba en la oposici¨®n, pero se ha olvidado de ello en cuanto ha llegado al Gobierno.
Acabar con el despilfarro de la contrataci¨®n a dedo por razones pol¨ªticas es una bandera con mucho vuelo para desplegar en m¨ªtines y debates televisivos. Pero tambi¨¦n en esto el PP ha tirado la escalera despu¨¦s de haber subido por ella.
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