O aceptas las reglas o te vas
El diario, de Mar¨ªa Pardo anima a otras gimnastas espa?olas a confesar sus experiencia
La denuncia de Mar¨ªa Pardo sobre los duros m¨¦todos de entrenamiento a que son sometidas las gimnastas ha provocado una gran pol¨¦mica. Detr¨¢s de su relato, detr¨¢s del diario de una adolescente -curiosamente, son muchas las gimnastas que se confiesan con un diario-, hay algo m¨¢s que la desesperaci¨®n de una atleta. Las duras dietas alimenticias, las interminables horas de entrenamiento, las lesiones y la vida lejos de sus casas han marcado para siempre la personalidad de muchas gimnastas. El debate ha girado sobre si para ganar una medalla hay que pasar por todas esas torturas., si es aconsejable emplear esto s m¨¦todos con menores de edad y qu¨¦ papel desempe?an los padres en este sistema.
Mar¨ªa Pardo ha sido la primera en desvelar su tortura particular. Sus entrenadoras, Emilia Boneva y Mar¨ªa Fern¨¢ndez Ostolaza, la, han respondido contundentemente: "Mar¨ªa miente".La reprochan haber hecho esta confesi¨®n movida por la envidia al no haber ganado la medalla de oro, que la gimasia r¨ªtmica a?e en los Jueos de Atlanta.
A Mar¨ªa no le a sorprendido a reacci¨®n de sus entrenadoras: 'Es l¨®gico que sigan eso. Son sus m¨¦todos y tienen que defenerse. Ni la respuesta del Consejo Superior de deportes '(CSD) ["El deporte de ¨¦lite, es as¨ª. Ella no aguant¨® y se fue"]. Ni el reite rado silencio de la federaci¨®n. Mar¨ªa recibi¨® dos d¨ªas despu¨¦s de mostrar su diario una, carta, de la Federaci¨®n de Gimnasia con parte del dinero que la deben por. las medallas que gan¨® en el Mundial y en el Euroveo.
Lo que m¨¢s le ha dolido a Mar¨ªa Pardo la actitud de las que fueron, sus compa?eras durante los tres a?os que estuvo en la concenraci¨®n nacional. ?C¨®mo pueden decir que miento, que no es como o lo cuento? Ellas y yo sabemos que es verdad. Pero claro, tienen que callarse si quieren seguir en el equipo".
Mar¨ªa ¨¦staba en clase, en el instituto de Torrelavega (Cantabria), cuando su foto en la primera p¨¢gina de este diario anunciaba el relato de una deportista de ¨¦lite. "Mis .compa?eros de clase me han dicho: 'Pero ?qu¨¦ has hecho Mar¨ªa, que sales en los peri¨®dicos?',Su tel¨¦fono no ha dejado de sonar en los ¨²ltimos quince d¨ªas. La reclaman para entrevistas desde todo el mundo. Tambi¨¦n la han ofrecido publicar su diario. Ha dicho que no.
Muchas llamadas se quedado sin respuesta. Pero todas que les han hecho otras gimnastas, retiradas como ella, fueron atendidas. "Me siento mejor conmigo misma. Es como si hubiera ganada mi medalla. He contado lo que quer¨ªa contar, y auque yo he contado mi esperiencia y que otras compa?eras se atrevan a hablar. La gimnasia no es una tortura, s¨ª m¨¦todos".
Entre las gimnastas que han salido a respaldar las denuncias por Mar¨ªa Pardo est¨¢n a Elorduy (Valladolid), Mar¨ªa Almela (Elche) y Claudia P¨¦rez (Tenerife) que, como abandonaron la concentraci¨®n del equipo nacional por no estar de acuerdo con el m¨¦todo. "Lo que dice Mar¨ªa es verdad, nosotras tambi¨¦n lo sufrimos", concluyen.
"Me descubri¨® unas galletas y me di¨® un bofet¨®n"
Lleg¨® en febrero de 1994 y se qued¨® siete meses. Cuando la llamaron al equipo nacional med¨ªa 1,61.., y pesaba 50 kilos. Adelgaz¨® hasta quedarse en 38. Vive en Valladolid y estudia cuarto de ESO, aunque deb¨ªa estar en COU."A un diario no se le miente. Todas las gimnastas ten¨ªamos nuestros diarios. S¨®lo ellos saben lo que hemos pasado -all¨ª. Mar¨ªa Pardo ha demostrado un gran valor al ense?ar el suyo. Hay que estar en el equipo para saber lo que es vivir all¨ª. Lo peor no es el hambre. o las sesiones de entrenamiento, lo peor son las humillaciones a las que te someten. Se llega a crear tal obsesi¨®n por la, comida que s¨®lo piensas en eso. Una noche estaba en mi habitaci¨®n y sin darme cuenta dej¨¦ unas galletas que ten¨ªa escondidas encima de la mesa. Apareci¨® por sorpresa Emilia, me mir¨® y me dio un bofet¨®n".
Patricia se call¨®. Ni ella, ni su de habitaci¨®n se atrevieron a -fabricar una disculpa Las reglas en la concentraci¨®n nacional son estrictas en este sentido.
"Es curioso. Antes, cuando estaba en el equipo, s¨®lo pensaba en comer dulce y ahora que puedo tomar todo lo que quiero ya no lo pruebo. Antes estaba obsesionada con comer a todas horas. Basta que te prohiban algo para que no pienses en otra cosa", dice Patricia, que recuper¨® cinco kilos en s¨®lo unos d¨ªas nada m¨¢s dejar la concentraci¨®n.
A Patrici¨¢ lo que m¨¢s le duele ahora es recordar la convivencia con la seleccionadora. "Es peor que te traten mal a que no te den de comer. No te tienen respeto. Cada dos por tres te llaman subnormal o te dicen: 'v¨¦te' a la mierda'.Eres una m¨¢quina, a la que utilizan hasta, que les sirves. Se olvidan de que eres una persona. La seleccionadora tiene unos planes, si encajas bien si no, comienzan los problemas". Por eso. Patricia no se extra?a que las gimnastas que ahora pertenecen al equipo nacional hayan salido a desmentir a Mar¨ªa Pardo. "Son las reglas, si quieres estar all¨ª tienes que, obedecer y callar".
"Yo estuve un mes en el CAR de Barcelona. Luego llegu¨¦ al chal¨¦. Hab¨ªa empezado a hacer gimnasia a los cuatro a?os. Cuando te seleccionan para el, equipo nacional sabes que todo a partir de ese momento ser¨¢ m¨¢s duro. Pero nunca te, llegas a imaginar por lo que tendr¨¢s que pasar. Que te quiten el pan y, las guarradas es, normal, pero lo que no es normal es que despu¨¦s de nueve horas de entrenamiento te vayas a la cama sin cenar. Emilia quiere hacer de las gimnastas espa?olas gimnastas rusas y eso es imposible".
El pretexto fue, el peso, pero Patricia sab¨ªa que ella no estaba hecha para. eso. La gimnasia era otra cosa. "Ten¨ªa el billete para ir al europeo, pero una semana antes engord¨¦ 500 gramos y me dej¨® en Madrid. Delante de todo el grupo, Emilia me dijo que no ten¨ªa verg¨¹enza y me llam¨® d¨¦ todo. Entonces decid¨ª irme a mi casa, no estaba dispuesta a sufrir m¨¢s humillaciones. Yo hasta entonces, me divert¨ªa, haciendo gimnasia".
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