GAL 2015
JOS? MAR¨ªA BENEGAS HADDADSeg¨²n el autor, elevar todos los sumarios de los GAL al Tribunal Supremo es la ¨²nica soluci¨®n que puede garantizar un proceso limpio y no dilatado en el tiempo.
Me permito, al inicio de esta reflexi¨®n, citar un pensamiento de Rafael S¨¢nchez Ferlosio: "Las cosas tienen, en distintos d¨ªas, distintos modos de acontecer y lo que ocurri¨® bajo la lluvia s¨®lo bajo la lluvia puede ser contado" (Industrias y andanzas de Alfanhui). Los juicios sobre el pasado tienen un gran inconveniente: olvidan la lluvia de aquel entonces.Dejando de lado la frase lapidaria de Bertold Brecht: "Muchos jueces son absolutamente incorruptibles; nadie puede inducirles a hacer justicia", creo que la parte de la historia reciente de Espa?a que se est¨¢ investigando relacionada conla lucha contra el terrorismo requiere, al menos, aunque se olvide lo que llov¨ªa, de un juicio ¨ªmparc¨ªal, limpio, justo y r¨¢pido.
El n¨²mero dos d¨¦ la lista del PSOE por Madrid en las elecciones del 93, y ex secretario de Estado del Gobierno socialista, no debe "instruir los sumarios que afectan a una etapa del Gobierno socialista. Si esto no se entiende, no estaremos nunca ante una instrucci¨®n limpia ni ante un juicio justo. Sus afirmaciones, recogidas en el reciente libro de V¨¢zquez Montalban, denotan ¨¢nimo herido, expectativas defraudadas, revanchismo encubierto y establecimiento ins¨®lito de plazos para una investigaci¨®n Judicial. La frase "hay GAL hasta el a?o 20l5", si fuera cierta, supone o denota la intencionalidad de mantener abierto este, asunto, o su instrucci¨®n, durante 20 a?os, o quiz¨¢ supone un diagn¨®stico certero de lo que puede acontecer si esto sigue igual.
No quiero entrar en este art¨ªculo en un an¨¢lisis pormenorizado de las anomal¨ªas de la instrucci¨®n, muchas de las cuales no resistir¨ªan un recurso ante el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo. El derecho a tener un juez independiente es un derecho del reo y de las partes. La independencia del juez es una garant¨ªa procesal para el acusado, procesado, inculpado o imputado, o lo que uno acabe siendo en unos procedimientos en los que constituye un milagro saber con certeza cu¨¢l es la situaci¨®n procesal de las personas implicadas en los mismos. Dec¨ªa el tan citado -por los autores de los desaguisados judiciales actuales- Montesquieu: "Es preciso incluso que, en llas acusaciones graves, el reo, conjuntamente con la ley, pueda elegir sus jueces o, al menos, que pueda recusar tantos que los que quedan puedan considerarse como de su elecci¨®n".
Qu¨¦ decir del nuevo artilugio procesal -broma procesal, dir¨ªa yo- que, constituye en inculpar para garantizar los derechos de la defensa.
Se pretende enjuiciar, al cabo de los a?os, si la lucha contra el terrorismo en este pa¨ªs ha sido correcta, incorrecta o il¨ªcita penalmente. H¨¢gase. Nadie trata de ocultar nada. Pero h¨¢gase en tiempo r¨¢pido y con las m¨¢ximas garant¨ªas para los implicados, de tal modo que no se pueda decir al final de este proceso -aunque dudo que ya pueda evitarse- que, si lo que se juzgaba era un asunto "sucio", tambi¨¦n lo fue el procedimiento.
?C¨®mo se pueden aunar los dos objetivos anteriores. "En primer lugar, partiendo de que el llamado proceso de los GAL es una cuesti¨®n de Estado, ya que se pretende que a ¨¦ste afecte, aunque sea en su conf¨ªguraci¨®n pasada. Dada su trascendencia; y la necesidad de las m¨¢ximas garant¨ªas, la ¨²nica soluci¨®n es que el Tribunal Supremo recabe la competencia de todos los sumarios relacionados con los llamados GAL. No debe olvidarse, adem¨¢s, que en este tipo de procesos y en un pa¨ªs en el que se vulnera todos los d¨ªas el secreto del sumario, la penosidad penalidad se comienza a sufrir desde el momento en que alguien es llamado a declarar ante el Juez, con raz¨®n o sin ella, recibiendo, adem¨¢s el regalo de verse incluido en el listado de prioridades de una organizaci¨®n terrorista.
Elevar todo el asunto al Tribunal Supremo es, la ¨²nica soluci¨®n que puede garantizar un proceso limpio y que no se dilate en el tiempo. Para cumplir este segundo objetivo habr¨ªa que aplicar ¨¦l principio "'acusatorio" y abandonar dr¨¢sticamente el "inquisitorial" que impera en la actualidad. La pr¨¢ctica de mantener indefinidamente sumarios abiertos a la espera de que "encajen" meras suposiciones o que d¨¦ sus frutos la b¨²squeda desesperada de indicios (testigos protegidos, declaraciones inter amicos o inter privatos, testigos de acreditada mendacidad para los que incluso se llega a pedir sueldo a cargo del erario p¨²blico, e incluso de referencia, testimonios ¨¦stos inaceptables para los cl¨¢sicos: testes de auditionen non ad mititur) convierte en cierta la fecha del 2015.
Res¨²lta dram¨¢tico contemplar c¨®mo a las personas que han estado en primera l¨ªnea en la lucha contra el terrorismo se les pisotean sus derechos individuales, su presunci¨®n de inocencia, su derecho a la defensa; se-les somete a la precondena sin juicio, que supone la prisi¨®n preventiva, y se pretenden acuerdos municipales o declaraciones de persona non grata para un imputado que hacen revivir nuestra m¨¢s negra tradici¨®n inquisitorial. La teor¨ªa del "uso alternativo del derecho" o el "iluminismo" de algunos jueces constituidos -seg¨²n ellos- en "conciencia cr¨ªtica de la socieda" no puede conducir a la vulneraci¨®n de los derechos indiv¨ªduales ni a investigaciones inquisitoriales. El uso, "alternativo del derecho" introduce en la funci¨®n judicial un claro componente pol¨ªtico porque . ya no se trata s¨®lo de aplicar la ley, sino de actuar de acuerdo con un "concepto de sociedad" que no se puede conformar -aunque se. aluda a la ¨¦tica- al margen de criterios o convicciones pol¨ªticas. Esta cuesti¨®n reabre el debate sobre los necesarios controles de los poderes del Estado, incluido el Judicial. No bastan los controles jurisdiccionales, puesto que, cuando se hace pol¨ªtica desde la magistratura, ¨¦stos deber¨ªan ser m¨¢s amplios. En todo. caso, no se puede intentar dirigir un pa¨ªs sin, haber pasado por las urnas.
La frase -si es cierta- "hay GAL,hasta el a?o 2015" es tremenda. Al ritmo de enjuiciamiento actual -m¨¢s de un a?o en el Tribunal Supremo el asunto aparentemente menos complicado de los m¨²ltiples sumarios abier tos-, covierten en real la fecha 2015. ?Puede Espa?a permitirse mantener estos "procesos" abiertos, coleteando, ocupando espacios relevantes en los medios de comunicaci¨®n, aburriendo eternamente a los espa?oles hastaesa fecha? ?La revisi¨®n del pasado puede durar tanto tiempo? Los que piensan que de este modo mantienen en alto "Ia espada de Damocles" sobre el Partido Socialista durante este per¨ªodo, ?se decidir¨¢n alg¨²n d¨ªa a ganar las confrontaciones pol¨ªticas sin embarrar el campo o influir en los ¨¢rbitros? ?Se merece Espa?a un pa¨ªs Vasco desgarrado por la violencia mientras los que han luchado por la paz van de juzgado en juzgado? ?Por qu¨¦ los primeros 40 muertos eran responsabilidad de "grupos incontrolados" y los 26 s¨ªguientes del Gobierno socialista?
En suma, si fu¨¦ramos capaces de olvidare el cainismo pol¨ªtico y de definir con claridad que los enemigos de la democracia espa?ola se sit¨²an en las en las organizaciones que utilizan o apoyan la violencia terrorista, se dar¨ªa paso a un clamor popular y pol¨ªtico para que una de las m¨¢s altas instancias del Poder Judicial -el Tribunal Supremo- asumiera con coraje la responsabilidad de recabar todos los sumarios relacionados con "los GAL" para resolver este pasaje de nuestra historia, en tiempo r¨¢pido y con las m¨¢ximas garant¨ªas jur¨ªdicas para los implicados, estableciendo las responsabilidades que se demostrasen ciertas.
De este modo, el Poder Judicial, tras tantos desaguisados a los que nos tiene acostumbrados -bien es verdad que son producto de obra individual no generalizable a la mayor¨ªa de los honestos profesionales de la Justicia- prestar¨ªa un gran servicio al pa¨ªs. as¨ª, f¨¢cil ser¨¢ comprender que en plazo breve podr¨ªamos hablar del futuro del pa¨ªs, de los problemas reales de los espa?oles, entre ellos el terrorismo de ETA, que, no deber¨ªamos olvidarlo, todav¨ªa persiste.
Por este camino podr¨ªamos encauzar un problema que la sociedad exige que se esclarezca, pero, al mismo tiempo, rechaza el refugio en el pasado como excusa para ocultar los problemas del presente. Sabidur¨ªa sin punto final. Paso adelante con dignidad de este pa¨ªs, que sabe que en aquel entonces mir¨® para otro lado porque llov¨ªa mucho sobre la incipiente democracia
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