Inconvenientes

Qu¨¦ - agradable aquello de contemplar Palacio desde mi autom¨®vil. ?Gloriosos tiempos! Pero nada, tras tres a?os de obras, de los cinco carriles quedaron cuatro -incre¨ªble, ?no?- y, adem¨¢s de impedir recrearme la vista con tan hermoso paisaje, mi estabilida ps¨ªquica s e resquebraj¨® a¨²n m¨¢s despu¨¦s de 30 minutos diarios soportando humos y cl¨¢xones bajo tierra. ?C¨®mo es posible? "?Esa magna excavaci¨®n! Agilizar¨¢ el tr¨¢fico rodado. Asombro de Europa seremos!", pens¨® el primer edil. Mas, se equivoc¨® al no pensar... en los sem¨¢foros de Bail¨¦n-Mayor y Bail¨¦n-Plaza de Espa?a que colapsaron el t¨²nel (al menos posee el m¨¢s avanzado extractor de humos, estropeado) de los siete mil millones.No obstante, gracias al se?or alcalde y a su equipo popular, a la m¨¢s ligera que nunca, oposici¨®n socialista y al m¨¢s listo de todos, al se?or Oriol, art¨ªfice del proyecto. Y gracias, repito, porque ya no voy en coche; lo aneg¨® (bajo la calle de Bail¨¦n, claro) la tromba de agua del pasado mes de septiembre. No importa; he decidido caminar. El tr¨¢fico, solucionado, y otra vez me recreo la vista. No hay mal que por bien no venga.-