El futuro de la izquierda
1. Es dif¨ªcil el empe?o de escudri?ar en el futuro de la izquierda. El siglo y milenio terminan en la incertidumbre. El socialismo, como estadio de la humanidad, que deb¨ªa superar al capitalismo, ha fracasado en su experiencia pr¨¢ctica.Este ¨²ltimo, a pesar de su hegemon¨ªa a nivel planetario, no es el fin de la historia, pues exacerba las contradicciones y no resuelve los problemas. El socialismo como movimiento pol¨ªtico (partidos y sindicatos) que se reclaman del mismo no pasa por su mejor momento. Los partidos comunistas pr¨¢cticamente han desaparecido en el Oeste; se han reciclado en el Este, y la socialdemocracia, aunque en retroceso -v¨¦ase Jap¨®n-, se alterna con la derecha en el gobierno de lo existente, logrando a veces significativos avances. Pero en ning¨²n pa¨ªs central gobierna la izquierda. Y no obstante, la necesidad de ir superando las tremendas contradicciones del mundo actual es tarea urgente.
2. La situaci¨®n se podr¨ªa definir como de ruptura de todos los equilibrios anteriores sin que se sepa bien cu¨¢les van a ser los nuevos. A nivel global, la bipolaridad ha saltado, estableci¨¦ndose m¨²ltiples focos de tensi¨®n y la hegemon¨ªa de una sola potencia, con varias emergentes. Ideas s¨®lidamente establecidas han entrado en crisis -tambi¨¦n las ultraliberales- mientras se expanden fundamentalismos y nacionalismos. El crecimiento demogr¨¢fico y el desarrollismo insolidario de los pa¨ªses ricos han puesto en jaque al medio ambiente y ha acrecentado la desigualdad entre pa¨ªses pobres y ricos. Los nuevos procesos productivos e informativos desplazan la mano de obra, crece el desempleo, y la centralidad del trabajo se diluye sin ser sustituida claramente por otra. La globalizaci¨®n de la econom¨ªa y la informaci¨®n pone en solfa al Estado-naci¨®n, marco de la pol¨ªtica desde la Revoluci¨®n Francesa. Este Estado cada vez controla menos la econom¨ªa; tiene dificultades para mantener el bienestar; esta presionado por abajo y por arriba, y sufre crisis de autoridad. Lo anterior tambi¨¦n ha da?ado los equilibrios sociales. El consenso social en las democracias occidentales y, por ende, la democracia misma est¨¢ basado en el Estado de bienestar. La crisis o los ataques a ¨¦ste contribuyen a resquebrajar el consenso y a degradar el sistema pol¨ªtico. El desprestigio de la pol¨ªtica no es s¨®lo un problema de corrupci¨®n. Tambi¨¦n influye el debilitamiento de la cohesi¨®n social. Es cierto que las dictaduras han ca¨ªdo en la Europa del Sur, del Este y de Am¨¦rica Latina. Pero si la democracia es la capacidad de los ciudadanos de decidir en las cuestiones que les afectan, asistimos a un cierto vaciamiento de aqu¨¦lla por la extensi¨®n de poderes no sometidos a ning¨²n control democr¨¢tico: multinacionales, financieros, comunicacionales, etc¨¦tera, que adquieren cada vez mayor influencia pol¨ªtica. La debilidad de los partidos y la democracia representativa acent¨²an las posibilidades de estos nuevos protagonistas.
3. La izquierda, por tanto, tiene que hacer una nueva lectura de las contradicciones de este mundo y ofrecer soluciones reales a los problemas de los humanos en su medio ambiente. El eje de esta reflexi¨®n debe centrarse, en mi opini¨®n, en la cuesti¨®n de la democracia. El fracaso del comunismo tiene su ra¨ªz en la "traici¨®n" a la democracia. Los l¨ªmites de la socialdemocracia est¨¢n, en no haber podido profundizar en ella. El desigual reparto de la riqueza -origen de tantos males-, la discriminaci¨®n racial, la posici¨®n inferior de la. mujer, la destrucci¨®n impune del medio ambiente o la concentraci¨®n de la informaci¨®n sin respeto al pluralismo son otros tantos atentados a la democracia. Es en este terreno en el que la izquierda debe confrontarse con la derecha. El futuro de la izquierda est¨¢, pues, en su capacidad de profundizar. y realizar la democracia, que es el aut¨¦ntico objetivo de la pol¨ªtica. Y eso supone un gran debate en el seno de la izquierda, pero tambi¨¦n ofrecer ideas innovadoras y reales que permitan recobrar el impulso hoy debilitado.
La izquierda debe medirse a nivel global, creando instancias eficaces de acci¨®n que superen el anquilosamiento de los "internacionales". Dif¨ªcilmente abordar¨¢ en t¨¦rminos de progreso la cuesti¨®n de la competitividad si no sit¨²a como objetivo la democratizaci¨®n de las relaciones productivas. Esa es la alternativa a la "disminuci¨®n" del Estado de bienestar que plantea la derecha. Los temas de medio ambiente no son algo diferente a los derechos de los humanos. El futuro del socialismo democr¨¢tico est¨¢ fundido con esta cuesti¨®n. La l¨®gica ecol¨®gica choca con el capitalismo a determinados niveles. La construcci¨®n de un poder pol¨ªtico democr¨¢tico a nivel europeo es tarea que no admite retrasos. La iniciativa no puede estar siempre en manos de la derecha. Las fuerzas progresistas deben lanzar una campa?a de explicaci¨®n a la ciudadan¨ªa sobre la cuesti¨®n de la uni¨®n pol¨ªtica de Europa. Es insensato que se est¨¦ ventilando el futuro de Europa por las alturas -reforma de la Uni¨®n- y los ciudadanos desinformados y al margen del proceso. La izquierda, en fin, debe encabezar la reforma de la pol¨ªtica, empezando por los propios partidos. Transformando ¨¦stos en partidos de los ciudadanos, transparentes en su funcionamiento y financiaci¨®n. No comparto las tesis catastrofistas sobre nuestro sistema pol¨ªtico, pero puede ser mejorado, devolviendo a la pol¨ªtica, el Parlamento, los partidos, el protagonismo y colocando a cada uno en el lugar para el que han sido creados.
4. Mientras, en Espa?a, gobierna la derecha. Y si bien es cierto que en los meses que llevan en el Gobierno han cometido importantes errores, quiz¨¢ el m¨¢s serio radique en que no saben a d¨®nde van, o esa impresi¨®n producen; no est¨¢ escrito en ninguna parte que no puedan durar algunos a?os si la izquierda no ofrece un proyecto atractivo. Lentitud en la renovaci¨®n y los cambios, o precipitaciones, han conducido, en ocasiones, a periodos largos de decadencia y alejamiento del poder. Los ejemplos del laborismo ingl¨¦s y la socialdemocracia, alemana son dignos de estudio y reflexi¨®n. En nuestro caso, el futuro de la izquierda depende sobre todo de c¨®mo evolucione el PSOE y tambi¨¦n IU. Despu¨¦s de tantos a?os en el poder y de todo lo que ha sucedido -para bien y para mal-, tan arriesgado ser¨ªa considerar que aqu¨ª no ha pasado nada y se pueden ganar las elecciones como en el 82, etc¨¦tera, o que aqu¨ª han ocurrido cosas irreparables y hay que poner todo patas arriba. En cualquier caso, el futuro depende en buena parte de la capacidad del PSOE en criticar sus fen¨®menos negativos y corregirlos, renovar ideas, programas, m¨¦todos y personas, con el fin de contribuir a que todas las fuerzas pol¨ªticas y sociales progresistas de nuestro pa¨ªs puedan confluir en una plataforma program¨¢tica y electoral, abierta
al centro de renovaci¨®n democr¨¢tica y de avance social, en Espa?a y en Europa. Ahora bien, para que este encuentro sea posible, el PSOE tiene que cambiar, pero IU debiera corregir aspectos significativos de su pol¨ªtica. Con sus actuales planteamientos sobre la Uni¨®n Europea, la OTAN -que ya no es la de antes-, la forma del Estado o la gesti¨®n de la econom¨ªa y el Estado de bienestar es complicado coincidir en una labor de Gobierno, siempre diferente a una coincidencia puntual en la oposici¨®n.
De ah¨ª que el nacimiento del Partido Democr¨¢tico de la Nueva Izquierda (PDNI) signifique una esperanza en el camino hacia la unidad de las fuerzas de izquierda, pues puede contribuir a desbloquear la situaci¨®n actual, introduciendo nuevos elementos en el debate, abriendo el espacio al juego de diferentes posibilidades futuras, siempre y cuando sepa mantener su completa autonom¨ªa pol¨ªtica. En todo caso, algo se mueve en la izquierda espa?ola, y muchas m¨¢s cosas tendr¨ªan que moverse en. el futuro si queremos retomar el impulso que conduzca de nuevo al Gobierno y, sobre todo, si se quiere construir una gran fuerza democr¨¢tica y progresista capaz de arrebatar la hegemon¨ªa a la derecha e ir transformando la realidad, pues supongo que de eso se trata, al fin y a la postre.Nicol¨¢s Sartorius es abogado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.