Un peri¨®dico
Explica Carlos Mellizo, profesor en la Universidad de Wyoming y editor del diario de John Stuart Mill, que entre los temas m¨¢s permanentes y significativos de esas anotaciones figuran la cr¨ªtica a las religiones tradicionales y la sustituci¨®n de las mismas por un culte de I'humanit¨¦ al estilo de Comte, capaz de satisfacer las m¨¢s altas aspiraciones de los de nuestra especie. A?ade adem¨¢s Carlos Mellizo como caracter¨ªsticas de esos textos de Mill el sentido ¨¦tico de obligaci¨®n para con los dem¨¢s y para consigo mismo y la fe inalterable en el progreso. Sobre estos supuestos, el 28 de enero de 1854, John Stuart escribi¨® que "podr¨ªa empezarse un peri¨®dico que estuviera enteramente dedicado a criticar las tonter¨ªas que dicen las personas notables"; que "siempre que una persona de celebridad o importancia pronunciara un discurso que apelase a los bajos sentimientos o animase a cometer errores peligrosos [dicho peri¨®dico] deber¨ªa mostrarlos con detalle"; y que, "cuando una persona as¨ª escribiese un libro o panfleto, [el peri¨®dico] deber¨ªa hacer una cr¨ªtica de ¨¦l".Para Stuart Mill, "un peri¨®dico de este tipo, bien llevado, basado en principios y sin malicia, pronto podr¨ªa ejercer una gran influencia en personas cuyos nombres est¨¢n ante el p¨²blico, y les har¨ªa temer entregarse a servir y alimentar todos los prejuicios vulgares a cuyo servicio est¨¢n ahora, tentados por el instinto de buscar seguridad". S¨®lo seis d¨ªas m¨¢s tarde, el 3 de febrero, nuestro autor se?alaba que "conforme nos vamos haciendo m¨¢s viejos aprendemos que los particulares m¨¢s insignificantes en la vida cotidiana de una persona, cuando son revelados innecesariamente, es muy posible que den fundamento para un c¨²mulo de medisance [calumnia] tan grande como una monta?a, en la cual la cima est¨¢ tan alejada de la base como en la misma Torre de Babel".
Aceptemos que, como sucede en mec¨¢nica cu¨¢ntica dada la interacci¨®n entre el fen¨®meno y el observador, ning¨²n hecho permanece igual a s¨ª mismo despu¨¦s de haber sido difundido como noticia. Y la selecci¨®n de aquellos hechos que, dentro de la interminable serie lanzada en erupci¨®n por el volc¨¢n de la actualidad, tienen la noticiabilidad suficiente para ser vehiculados a trav¨¦s de los medios informativos es una facultad reservada al criterio muchas veces err¨®neo de los periodistas. Alg¨²n hecho reciente acaecido la semana pasada ha permitido comprobar c¨®mo se puede reclamar de modo permanente la transparencia ajena mientras que para el propio comportamiento se prefiere la m¨¢s confortable opacidad. Ha quedado claro que las reglas del espect¨¢culo competitivo parecen haberse impuesto por encima de las m¨¢s elementales exigencias del rigor informativo y, al mismo tiempo, se ha visto c¨®mo la actitud refractaria ante la realidad inesquivable ha prevalecido por exigencias del gui¨®n. ?Qu¨¦ disgusto pareci¨® invadir a quienes se proclamaron amigos cuando el episodio qued¨® resuelto fuera de toda tragedia!Aqu¨ª, en Santiago de Chile, donde todo son v¨ªsperas de la Cumbre de la Comunidad de Naciones Iberoamericanas, se confirma lo dicho con algunos ejemplos. Todo un a?o de preparativos para este encuentro de jefes de Estado y de Gobierno puede quedar reducido en su impacto noticioso a la recepci¨®n de muy variado signo que se prepara a Fidel Castro despu¨¦s de 25 a?os de ausencia. Los norteamericanos saben todo de Am¨¦rica Latina, pero lo procesan muy mal y han logrado con la ley Helms-Burton ponerse en contra a la m¨¢s amplia coalici¨®n imaginable, desde la OEA a la Europa Comunitaria con el Vaticano en vanguardia. Como en las cacer¨ªas, ya se han sorteado los puestos y el presidente Aznar tiene el suyo precisamente al lado de Castro. Esa coincidencia durante tres d¨ªas ha levantado apuestas sobre las posibilidades de un nuevo giro internacional que dejar¨ªa a Mas Canosa descompuesto en Madrid mientras Aznar se adelanta al papa Juan Pablo II precedi¨¦ndole en La Habana.
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