La excepci¨®n francesa
Nada mejor que el t¨ªtulo ("?Por fin!") y el contenido del art¨ªculo publicado hace unos d¨ªas por el polit¨®logo franc¨¦s Sami Na?r en EL PA?S y Le Monde para calibrar el impacto que en amplios sectores de la opini¨®n p¨²blica ¨¢rabomusulmana ha tenido el reciente viaje a Oriente Medio del presidente Chirac. Como es conocido, el rid¨ªculo y agobiante esfuerzo de las autoridades israel¨ªes por impedir el contacto entre un Chirac paseante por las calles de Jerusal¨¦n y los habitantes palestinos llev¨® a aqu¨¦l -probablemente de forma calculada- a mandar a paseo a los polic¨ªas israel¨ªes que, literalmente, le acogotaban.El gesto franc¨¦s no es m¨¢s que el esfuerzo expresivo de una pol¨ªtica exterior propia que desea hacerse un lugar en el mundo. Iniciada por Mitterrand, resulta manifiesto que Chirac pretende impulsar al m¨¢ximo la cota de independencia. Sabemos que -sobre todo desde el final de la guerra fr¨ªa, cuando era f¨¢cil lograr un margen de autonom¨ªa cortejando a una o a otra de las dos superpotencias- en las relaciones internacionales la norma la imponen los Estados Unidos. La excepci¨®n -al parecer la ¨²nica excepci¨®n hasta el momento- la encarna Par¨ªs.
Propiamente hablando, no existe sociedad o comunidad internacional alguna, dado que los intereses nacionales priman de forma escandalosa sobre cualquier consideraci¨®n comunitaria de relieve. Lo mismo sucede a nivel nacional, interno, donde los intereses de la mayor¨ªa se ver¨¢n m¨¢s o menos atendidos o menospreciados en funci¨®n de qui¨¦n gobierne el Estado en un momento dado.
De ah¨ª que el elogio de la pol¨ªtica exterior francesa sea relativo. No cabe en lo que se refiere a su actuaci¨®n en ?frica, ese ?frica ex-colonial que muchos denominan todav¨ªa "francesa". Ese ?frica donde los horrores no cesan. Ah¨ª la norma la ha impuesto Par¨ªs. Norma generalmente, aunque no siempre, encaminada a sostener en el gobierno a dictadores propicios para los intereses de la ex-metr¨®poli.Pero como es tambi¨¦n posible defender la relatividad de lo relativo, hay que decir que en Oriente Pr¨®ximo Par¨ªs practica una pol¨ªtica que tiende a defender al d¨¦bil frente a la acometida del poderso. Que lo haga por motivos altruistas, estrat¨¦gicos o econ¨®mico-comerciales poco importa si del ejercicio franc¨¦s de un notable grado de independencia en sus relaciones exteriores se derivan beneficios para los pueblos palestino o iraqu¨ª, pongamos por caso. Pueblos que pueden ver facilitado su camino hacia una m¨¢s pronta soluci¨®n de su trauma hist¨®rico-nacional en el caso del primero, o hacia el final del hambre y la descomposici¨®n social que padece Irak a causa del normativo embargo impulsado por los Estados Unidos.
El caso es que la acci¨®n exterior gala en esta parte del mundo logra hoy el favor y la admiraci¨®n de ¨¢rabes y musulmanes, en buena medida perdidas a causa de su intervenci¨®n en la guerra del Golfo. El distanciamiento de Par¨ªs de los bombardeos norteamericanos hace dos meses y su insistencia en la soberan¨ªa e integridad territorial de Irak explican algunas reacciones por parte ¨¢rabe. Por ejemplo, la manifestada el 4 de septiembre por Amir Rashid, ministro iraqu¨ª de Petr¨®leo: "Los pa¨ªses amigos que nos han apoyado, como Francia y Rusia, ciertamente gozar¨¢n de prioridad".
Es obvio que una pol¨ªtica exterior independiente puede hacerse s¨®lo si el PIB y los recursos materiales a ella dedicados lo permiten. Importantes dosis de imaginaci¨®n, rigor y organizaci¨®n son igualmente indispensables. No todos los Estados disponen de todo ello, pero algunos podr¨ªan lograr un interesante margen de autonom¨ªa aplicando algo m¨¢s de reflexi¨®n y seriedad a la pol¨ªtica exterior. Finalmente, cabe la duda de si la excepci¨®n que comentamos persigue la mayor gloria (leg¨ªtima) de Francia o puede adem¨¢s servir para potenciar la pol¨ªtica exterior de la UE. Pero, ?existe tal pol¨ªtica?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.