Las ONG aseguran que ya han muerto de hambre y sed 40.000 refugiados
ALFONSO ARMADA ENVIADO ESPECIAL, Las primeras evaluaciones de la cat¨¢strofe empezaron a cruzar el muro de silencio de las fronteras que, como la de Cyangugu (Ruanda) y Bukavu (capital de la provincia zaire?a de Kivu Sur), permanecen cerradas a la ayuda humanitaria. M¨¦dicos sin Fronteras-Espa?a (MSF) asegura que "por lo menos 40.000" personas ya han muerto a causa del hambre, la sed y las enfermedades.
Entre los muertos habr¨ªa que contar a los tres, misioneros espa?oles asesinados la noche del jueves. El portavoz de los rebeldes tutsis zaire?os que controlan la regi¨®n de Bukavu atribuy¨® ayer a "milicias hutus" la muerte de los tres maristas. La fot¨®grafa norteamericana Corinne Dufka, manifest¨® ayer en el paso fronterizo de Cyangugu que Lauren Kabila (cabecilla pol¨ªtico de los rebeldes tutsis del este de Zaire) hab¨ªa "condenado el asesinato de los misioneros" y atribuido la muerte a los interhamwe, las milicias hutus ruandesas que tuvieron una participaci¨®n especialmente sanguinaria en el genocidio de 1994. A pesar de que el l¨ªder de los rebeldes que controlan las m¨¢s importantes ciudades del este de Zaire asegur¨® en un primer momento que los fallecidos eran latinoamericanos, se tiene la certeza de que los muertos son espa?oles. Aunque no se sabe d¨®nde se encuentran los cad¨¢veres, parece ser que el crimen se cometi¨® en el campo de refugiados pr¨®ximo a Nyamirangwe, al oeste de Bukavu. Entre los muertos figuran Servando Mayor Garc¨ªa, de 44 a?os, y Miguel ?ngel Isla Lucio, de 53. No hay noticias de otros dos hermanos maristas, Fernando de la Fuente y Julio Rodr¨ªguez Jorge, aunque se tiene la casi absoluta seguridad de que uno de ellos fue asesinado. Dentro de Bukavu, los rebeldes tutsis ejercen un control total y no permiten siquiera la circulaci¨®n de veh¨ªculos privados. La muerte de los tres maristas sigue pre?ada de sombras. Otras fuentes atribuye ron ayer el asesinato de los misioneros, que desempe?aban labores educativas y asistenciales en Nyamirangwe, a los propios rebeldes tutsis, dada la manifiesta animad versi¨®n de la mayor¨ªa de los misioneros cat¨®licos hacia los tutsis.
En la frontera de Cyangugu, un grupo de 40 mujeres y ni?os, refugiados ruandeses, extenuados despu¨¦s de una semana de caminar y sufrir los asaltos de soldados y campesinos zaire?os desde los campos de Inera y Kashusha, al norte de Bukavu, esperaban el permiso de las autoridades aduaneras para encaminarse a las comunas de las que huyeron en agosto de 1994.
Desesperaci¨®n de los radicales Las mujeres menos agotadas reconoc¨ªan que durante los m¨¢s de dos a?os que dur¨® su exilio en Zaire hab¨ªan sido enga?adas: "Nos dijeron que la guerra no hab¨ªa terminado en Ruanda y que hab¨ªa matanzas todos los d¨ªas". Pero los "picadores de carne" -tal como calific¨® ayer una de ellas a los interhamwe y a los miembros del derrotado Ej¨¦rcito hutu a un trabajador humanitario- "est¨¢n cada vez m¨¢s desesperados". "Saben que est¨¢n perdiendo la partida y el escudo humano con que se han estado protegiendo durante todo este tiempo para evitar ser juzgados por sus cr¨ªmenes".
Al otro extremo del lago Kivu, en el campo de Mugunga, cerca de Goma, continuaron ayer los enfrentamientos entre rebeldes tutsis y milicias hutus, mientras a la capital de Kivu norte lograron llegar ayer varias decenas de refugiados del campo de Katale con relatos espeluznantes: hasta 60 de sus compa?eros- de viaje murieron de hambre y sed en el camino.
Jos¨¦ Antonio Bastos, coordinador de MSF-Espa?a en Cyangugu, intentaba ayer por todos los medios obtener el permiso de los funcionarios de inmigraci¨®n ruandeses para entrar en Bukavu. "Si en un hospital dejas durante una semana sin comida y sin agua a los enfermos, morir¨¢n todos". As¨ª de gr¨¢ficamente expres¨® su convicci¨®n de que los muertos se cuentan ya por decenas de miles en el interior de Zaire. Porque centenares de miles llevan m¨¢s de una semana sin nada que comer ni beber.
Mientras las autoridades estadounidenses facilitaron a la ONU las fotograf¨ªas que tomaron sus sat¨¦lites en la regi¨®n de los Grandes Lagos, en las que se ven perfectamente d¨®nde se encuentran dispersados m¨¢s de un mill¨®n de refugiados, la agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR, observa con preocupaci¨®n c¨®mo las milicias hutus "est¨¢n empujando progresivamente a los refugiados hacia el interior de Zaire, en un desesperado intento de protegerse", lo que har¨¢ m¨¢s dif¨ªcil la eventual distribuci¨®n de la ayuda. Y para decenas de miles de personas, llegar¨¢ tarde.
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