?Silencio, se asesina!
Asesinar. Hacer correr la sangre. Cortar la cabeza de un hombre, de varios. Decapitar mujeres y ni?os como ocurri¨® el lunes 4 de noviembre en la regi¨®n de Duauda en Argelia, donde fueron decapitados diez mujeres y tres ni?os. Esta barbarie no es propia de ninguna sociedad, y menos a¨²n de ninguna religi¨®n. La prensa argelina atribuye esta manifestaci¨®n de horror a coman dos islamistas y los ciudadanos, lejos del lugar de la tragedia, se preguntan: "?C¨®mo puede tolerarla el islam?". Se ha dicho y repetido que el islam no tiene nada que ver con esta locura. Peto hay que constatar que se contin¨²a actuando en su nombre. ?Al servicio de qu¨¦ causa se pueden perpetrar tales actos? ?Qu¨¦ l¨®gica invocar? ?C¨®mo conciliar los valores humanistas y pacifistas contenidos en el islam con unas acciones que nada ni nadie podr¨¢n justificar jam¨¢s? Los talibanes afganos lapidan en Kandahar a una pareja ad¨²ltera hasta su muerte ante miles de espectadores entre los que se encuentran muchos ni?os. Se orquesta el linchamiento mientras algunos, hombres se alegran de esa "justicia" medieval. Pero no se dice que los afganos no tienen necesidad de justificaciones de tipo religioso para hacer lo que hacen hoy en el seno de la poblaci¨®n femenina. Mucho antes de la guerra contra los sovi¨¦ticos te n¨ªan costumbres duras y se comportaban con las mujeres con la misma intolerancia, con la misma violencia. Hoy revisten su brutalidad con un discurso islamista. El movimiento de los tali-banes, profundamente antidemocr¨¢tico y totalitario, se r¨ªe de la modemidad y de la ONU. El ahorcamiento, colgado de una farola, del ex presidente Najibull¨¢, que estaba bajo protecci¨®n de, la ONU, ilustra muy bien sus pr¨¢cticas. El exigir a las mujeres que trabajan que se queden en sus casas y se- velen de la cabeza a los pies, quemar los televisores, prohibir ir al colegio a las ni?as, est¨¢ ligado a una violencia que ha existido siempre en la vida de sus fan¨¢ticos militantes. Pero tambi¨¦n es escandalosa la ausencia de an¨¢lisis por parte de EE UU y Occidente, que ayudaban a los afganos m¨¢s por esp¨ªritu antisovi¨¦tico que por voluntad de apoyo desinteresada. Hoy vemos a lo que ha llevado esta pol¨ªtica: los talibanes controlan dos tercios del territorio afgano y ensalzan con arrogancia su ideologla mis¨®gina y cruel.
?Qu¨¦ hacer para proteger al islam y al Cor¨¢n de la lluvia de piedras que cay¨® sobr¨¦ la desdichada pareja afgana? ?Se puede reducir el islam a los hombres que lo practican, o existe aparte de ellos? Hubo un momento en que, cuando los hermanos musulmanes eran din¨¢micos, se dec¨ªa en Egipto que "el islam no son los musulmanes". Pero ?es necesario recordar que Marx dec¨ªa que "la historia la hacen los hombres"? ?Acaso no es el islam lo que de ¨¦l hacen los hombres?
Ha llegado la hora de que los musulmanes sinceros, convencidos del mensaje de Al¨¢ y de su profeta Mahoma, los musulmanes ilustrados, tolerantes, modernos e incluso democr¨¢ticos se levanten contra esa matanza que algunos elementos guerreros est¨¢n llevando a cabo en nombre de la cultura y la civilizacion isl¨¢mica. Esos hombres existen. Son discretos. Pero, ?cu¨¢nto tiempo dejar¨¢n el campo libre a una barbarie cuyos efectos repercuten en las poblaciones musulmanas y ¨¢rabes del mundo entero?. La imagen del mundo ¨¢rabe musulm¨¢n. no puede ser hoy peor. Basta con viajar y observar para constatar hasta qu¨¦ punto ser ¨¢rabe y musulm¨¢n -s un handicap, una dificultad, una quemadura. Por todas partes se les exige a los ¨¢rabes el visado y que muestren la patita blanca. Se confunde el extremismo (que afecta a uno! cuantos) con el conjunto de los pueblos que pertenecen a la era isl¨¢mica. Todos los d¨ªas hay gente asesinada en Argelia (31 personas el mi¨¦rcoles 6 de noviembre cerca de Blida; el 10 de noviembre, un coche bomba explot¨® en Argel causando una decena de v¨ªctimas), todos los d¨ªas hay matanzas o. se dictan nuevas leyes totalitarias en Afganist¨¢n. La prensa ha dejado de dedicarles mucho espacio. Se ha convertido en rutina. Hay que decir que una tragedia tapa a otra. El que ya no se hable en los medios de comunicaci¨®n de Somalia no quiere decir que en este pa¨ªs, asolado por el hambre y la desesperaci¨®n, todo vaya bien. Los refugiados ruandeses en el este de Zaire y la amplitud de las matanzas y epidemias desalientan la informaci¨®n y la solidaridad. De nuevo se constata la impotencia y la inutilidad de la ONU. ?Por que el tribunal penal internacional no se ocupa de estos cr¨ªmenes contra la humanidad? ?Por qu¨¦ lo hacen s¨®lo con los de la ex Yugoslavia? Un crimen es un crimen. La destrucci¨®n de la humanidad argelina se ha acelerado en los ¨²ltimos tiempos porque todo el mundo sabe que esos cr¨ªmenes tienen muchas posibilidades de permanecer impunes. Por el momento, ya pr¨¢cticamente no los cubren los medios de comunicaci¨®n. Hay silencio. Se decapita. Se mata. Se lapida. Se lincha. Y la tierra contin¨²a girando... con sus ni?os hambrientos, sus genocidios repetidos y su cinismo natural...
Tahar Ben Jelloun es escritor marroqu¨ª.
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